Natalie Wood: entre bambalinas

"Recuerdo que era domingo, después de Thanksgiving. Yo tenía 11 años y había pasado la noche en casa de mi mejor amiga. Por la radio escuché que el cuerpo de mi madre había sido encontrado en la costa de la isla de Santa Catalina". El arranque de Natalie Wood: entre bambalinas, la voz en off de la hija de la estrella de Hollywood recordando la noticia de su muerte, no puede ser más desgarrador. Uno puede preguntarse por qué Natasha Gregson Wagner querría someterse a un trance semejante y hacerlo públicamente, cuando su voz apunta a una posible explicación: "Desde entonces, ha habido tanta especulación sobre cómo murió que eso ha eclipsado su carrera como actriz y quién era ella".

En los títulos de crédito, al identificar a Gregson Wagner como la productora del documental, es fácil atribuirle esa misión de subsanación histórica y pensar que este es el retrato de Natalie Wood del que su sospechosa muerte le privó. Y, en gran parte lo es. Y cuando se centra en reivindicar a la actriz y a la persona es cuando más excelente es. Especialmente, en esa recolección de imágenes de archivo que recorren la filmografía de Wood, desde su primer papel importante a la edad de ocho años en Mañana es vivir en el que, según recuerda Orson Welles: "él fue su primer galán". En esa línea, también resultan muy interesantes los testimonios de Robert Redford, que confiesa que le debe a la actriz su carrera, y el de la propia Wood, cuando explica que Rebelde sin causa supuso su independencia como actriz, cuya carrera habían decidido sus padres hasta ese momento.

Sin embargo, Natalie Wood: entre bambalinas falta a su palabra cuando abandona este retrato y se adentra en las oscuras aguas de la muerte de la actriz. A pesar de la reciente reapertura del caso, sigue siendo un misterio por qué el cuerpo de Wood apareció en la costa de Santa Catalina tras la excursión de navegación en la que le acompañaron su marido Robert Wagner y Christopher Walken. Al llegar al tema espinoso, Gregson Wagner convierte el tramo final del documental en una entrevista exculpatoria a su padrastro, un gesto en el fondo innecesario, ya que el actor nunca ha sido inculpado. Pero, sobre todo, intentando lavar su imagen olvida que la que realmente se proponía lavar es la de Natalie Wood.