Looper

Un divertido jugueteo con la autoría, con el tiempo y con Bruce Willis.
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Es inevitable. A uno se le empieza a ir la cabeza, a llenársele de pensamientos circulares y analogías peligrosas, mientras mira el paisaje a través de la ventanilla de un viaje en el tiempo con la fuerza desacomplejada de Looper. Toca tantos referentes, visita territorios tan transitados, que la aventura resultante, por imposible que parezca, logra resultar insólita. O, cuanto menos, sorprendente. De entrada, el maquinista Rian Johnson sabe dejar claro que ésta no es una producción de presupuesto medio al uso, que no es la película vulgar que aparenta: poco preocupado por el aspecto visual del futuro (apocalíptico, sí, pero también barato), pendiente de que no le robe protagonismo a la acción, Johnson va resolviendo con trucos de artesano cuco los detalles de ambientación mientras le preocupa (y es de agradecer) que no queden demasiados cabos sueltos. No siempre es posible recogerlos todos en un viaje cinematográfico al futuro con marcha atrás, pero si algo dejó claro Regreso al futuro es que el si non è vero, è ben trovato es la máxima a la que debe aspirar cualquier agente autorizado de viajes en el tiempo.

Resuelta con pillería la cuestión estructural, le sale una vena tarantiniana de conversaciones de diner y trastienda de puticlub que acabará saltando por los aires de la mejor manera posible antes de meterse en berenjenales para los que no parecía preparado un cineasta que ha escrito este guión más como un juego que como una reivindicación. Da la sensación de que Johnson se ha cansado de la autoría a la nouvellevaguística manera y ha renegado de los bríos estilísticos de Brick y de los flirteos con la extravagancia en The Brothers Bloom (ese homenaje involuntario a El gran halcón). Parece como si el cineasta juguetease con la identidad, actuase al grito de “¿No es esto lo que queríais?”, y lo amalgamase todo para obtener el triunfo en taquilla que a todo cineasta joven con dos filmes prometedores se le reclama. Por eso hasta un poquito de sensiblería a lo Shyamalan (de esos maizales sólo falta que salgan aliens) le luce primorosamente, aunque el resultado final sea tan entretenido como agotador. Contar con el actor joven, su intérprete fetiche, más en forma del momento, Joseph Gordon-Levitt, ayuda. Convertirle por arte de decretazo guionístico en el joven Bruce Willis roza la genialidad. Y eso que John McClane ya no vive aquí.

Taciturno, rendido a su suerte, con una sombra de pelo tras las orejas que avejenta su calva mortífera, el personaje de Willis no es el de La jungla de cristal ni cualquiera de sus autorreferenciales humorismos (tan celebrados por los nostálgicos) sino el de 12 monos. Sabia elección, matizada a la vez por el olor a Terminator y a asesinos venidos de otra era que despliega toda una trama que no inventa nada a conciencia, que remasteriza el thriller sin avergonzarse de su esencia mestiza y que vuelve a dejarte pensando si es posible que lo hayas entendido todo después de haber disfrutado del paisaje a tu bola. Ventajas de viajar en el tiempo.

VEREDICTO: El curioso encanto de un viaje lleno de trampas mil veces vistas.

Valoración:

FICHA TÉCNICA

Looper
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  • Sinopsis:

    En 2072 los asesinatos están terminantemente prohibidos y los objetivos se envían a través de una máquina del tiempo al pasado, donde unos sicarios llamados Loopers se encargan de acabar con ellos.

  • RESUMEN: Un divertido jugueteo con la autoría, con el tiempo y con Bruce Willis.

  • ESTRENO: 19/10/2012

  • Ciencia-ficción / EE UU / 2012 / Dir: Rian Johnson / Reparto: Joseph Gordon-Levitt, Bruce Willis, Emily Blunt, Paul Dano, Xu Qing, Noah Segan, Jeff Daniels, Piper Perabo / Guión: Rian Johnson

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