J. Edgar

Eastwood cincela su particular monte Rushmore a través de Leo DiCaprio y su juego de la verdad. ¡Caretas fuera!
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No hagamos como Hoover: no nos engañemos. La primera impresión no es buena. Quizá la culpa sea de la sobredosis de látex y maquillaje, que bien vale para resucitar Star Trek, reivindicar a los Caraconos y hasta vender secuelas de Big Momma en dvd, pero no (todavía) para replantearse los cimientos de la política norteamericana en el cine. Tampoco ayuda una dirección artística con regusto añejo, más en la línea estética low cost de Invictus (película cuyo recuerdo va empobreciéndose) que de la suntuosa imaginería retro de El aviador. Conteniéndose para no caer en las historias de oropel hollywoodiense que le habrían dado mucho más juego (con una sombra de Marilyn, las trenzas de Judy Garland y la madre de Ginger Rogers no basta), J. Edgar mantiene ciertos paralelismos con el filme de Scorsese, más allá incluso del trabajo de DiCaprio (esforzado, cumplidor, no del todo a sus anchas) y de la aprensión al roce y a las manos sudadas del personaje. Quizá porque esto no es un biopic (biopolitic, deberíamos decir) al uso, sino una versión algo esquinada, como de francotirador, de un Clint Eastwood que cincela así de golpe, a través de la gama de mármoles grisáceos del director del FBI, su particular Monte Rushmore cinematográfico.

Según sus colaboradores, Eastwood cada vez dirige más rápido, a su bola. Y es cierto: película a película, da la sensación de que ya sólo confía en su instinto y en el piano de sus bandas sonoras. Esto podía haber sido una sucesión de escenas brillantes para una biografía al uso del tipo que dirigió el FBI (y, no hacen falta aclaraciones, el país) durante décadas, y no lo es. Al menos en parte. Selectivo (quizá en exceso) en los recuerdos y las épocas, la incomodidad de Hoover en sus relaciones personales se traslada a la realización de esas escenas, particularmente las de su homosexualidad. Pero lo que sería un mérito de adecuación entre fondo y forma, acaba siendo fastidioso. Para el cineasta, o al menos eso parece, y para el espectador. De hecho, toda la película resulta incómoda, como andar por ahí con una careta puesta. ¿Por qué un filme sobre un tipo abyecto que ni siquiera culpabiliza al monstruo? Ahí está el hallazgo: Eastwood somete al personaje a su propio castigo; el juego de la verdad. Y entre la confusión entre lo real y lo ideal de su visión de un país siempre en peligro, se alza este expediente secreto del propio Clint Eastwood sobre el hombre que inventaba enemigos para sobrevivir.?

CARLOS MARAÑÓN

Valoración:

FICHA TÉCNICA

J. Edgar
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  • Sinopsis:

    J. Edgar Hoover fue el temido director del FBI durante casi 50 años. Admirado y temido a partes iguales, en su vida privada escondía secretos que podrían haber destrozado su carrera.

  • RESUMEN: Eastwood cincela su particular monte Rushmore a través de Leo DiCaprio y su juego de la verdad. ¡Caretas fuera!

  • ESTRENO: 27/01/2012

  • Acción / EE UU / 2012 / Warner / Dir: Clint Eastwood / Reparto: Leonardo DiCaprio, Armie Hammer, Naomi Watts, Dermot Mulroney, Ed Westwick, Jeffrey Donovan, Josh Lucas, Lea Thompson, Judi Dench / Guión: Dustin Lance Black

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