Gloria Bell

Lelio lleva tiempo haciendo el mismo tipo de película, y cada vez le sale peor. Gloria Bell es directamente un remake de una película suya, Gloria (2013), y se parece muchísimo a ella. La protagonista es una mujer madura que afronta con zozobras el paso del tiempo, y para quien la búsqueda activa del amor no solo no ofrece respiro alguno sino que es un motivo de ansiedad.

Está claro que Lelio adora a sus personajes; pese a ello, eso sí, le cuesta ponerlos al frente de narraciones convincentes. El problema en este caso no es que el relato sea una mera colección de humores, comportamientos y momentos casi cómicos; el problema es que es una colección que resulta repetitiva, tanto porque es más o menos la misma que recordamos de la primera película como porque la mujer que la protagoniza parece carecer de motivaciones complejas. Como ya le sucedía a su modelo, es una película que carecería de sentido si no la vehiculara una gran intérprete. La diferencia es que, en la piel de la primera Gloria, Paulina García trazaba un personaje más afilado y complejo, menos inmediatamente amable y más dañado por la soledad. Al que encarna Julianne Moore no parece importarle gran cosa al margen de las canciones horteras que canta mientras conduce. Y el papel parece haber sido diseñado tan a su medida que, pese a permanecer en pantalla los 102 minutos de metraje, no ofrece ni una sola sorpresa.