Dom Hemingwat

Jude Law hace un gran esfuerzo para casi nada
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Muy pronto intuye uno que se la van a dar con queso. “El retrato de mi polla debería colgar en el Louvre”, exclama Dom Hemingway en la primera escena de la película. Hace falta bastante más que tropecientosmil tacos, un vestuario vintage, unas patillas frondosas, un exageradísimo acento cockney y unas gafas de sol con cristales amarillos para colarnos doblada una historia de lo más vacía. Y que encima nos guste el timo. Una primera parte de excesos de todo tipo comandados por este protagonista que pretende ser molón, un charlatán bravucón y violento, con presunto carisma granuja de lo más impostado, caligrafía con torpeza una segunda parte de redención de un padre que se reencuentra con su hija y se le ablanda el corazón. El nervio adrenalínico a lo Guy Ritchie pretende esconder que hay bien poca cosa que contar.

Jude Law reencarnado en un Richard Harris o un Michael Caine de los 70 pasados de cocaína, es pura energía al servicio de la nada, o si acaso, de un guión y unas ínfulas visuales de alguien con una severa indigestión de La naranja mecánica u otros sucedáneos. Habría que empezar a discernir, además, lo que son diálogos tarantinianos –o sea, autosuficientes por si mismos para sustentar el peso y el contendido de un filme– y los que revelan un puro capricho estridente. toni vall

VEREDICTO: Vacía pirotecnia verborréica al servicio de muy poco.

Valoración:

FICHA TÉCNICA

  • Director:
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  • Sinopsis:

    Dom Hemingway es un experto en abrir cajas fuertes que sale de la cárcel tras 12 años y se dedicará a ir de puerta en puerta con su amigo y socio para recoger lo que considera es suyo por no chivarse de los jefes de las bandas criminales.

  • RESUMEN: Jude Law hace un gran esfuerzo para casi nada

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