Amasando el terror 'teen' más obvio

QUÉ AMARGO ES EL ROL de ‘amiga de la tía buena’, ¿verdad, lectoras? Sobreabundante en institutos y colegios, el arquetipo de la chica ‘no-tan-guapa’ condenada (por sed de afecto, o de lo otro) a

esclava de un pibón es algo tan conspicuo como exclusivamente femenino. De ahí que la figura crucial de Jennifer’s Body no sea la del cuerpazo de marras (perteneciente a Megan Fox) sino la de

Amanda Seyfried, florecilla con gafas condenada por el guión de Diablo Cody (Juno) a ser confidente y percha de los golpes de una robanovios caníbal, transmutada por una simbólica, pero evidente,

violación satánica. Amasando el terror teen más obvio junto a Carrie y otros clásicos, y sazonando la mezcla de un chocarrero humor trendy (nosotros tampoco tragamos a los emos), Jennifer’s Body se

las apaña para divertirnos resultando tan kitsch como Caramelo asesino, que ya es decir. Lástima que la directora Karyn Kusama desperdicie imágenes potentes y estire el relato en exceso.

Yago García