Airbender: El último guerrero

Shyamalan no sabe si quemar los últimos cartuchos de autor o pagar las facturas con ese 3D que (él mismo lo confiesa) no le resulta cómodo.
Airbender: El último guerrero
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Airbender: El último guerrero

EXTRAÑO TERRITORIO el del cine: uno se muere de ganas por visitarlo una y otra vez, olvidando que está lleno de peligros. El mayor de los cuales consiste en no localizar aquello que une a autor y espectador, lo que ha de ponerles de acuerdo y generar, que diría Zulueta, un punto de fuga. Si tal catástrofe tiene lugar, ya puede el director echar mano de todos sus trucos, que ni por esas obtendremos, bien un intercambio de ideas (si se compra la entrada con un ejemplar de ¿Qué es el cine? en la mano) o, si uno va derecho al mostrador de las palomitas, aquello llamado “experiencia estética”. Vistos los titulares suscitados por Airbender, lo de M. Night Shyamalan y la crítica de EE UU es, más que un desencuentro, una falla californiana. Algo que no debería extrañar: al tipo es fácil cogerle tirria, por falsamente críptico y por estar, cinematográficamente al menos, encantado de haberse conocido.

El punto álgido de la debacle llega cuando, tras la milésima ponderación, uno constata que ésta no le ha resultado dolorosa en absoluto. O cuando se constata, peor aún, que estas retinas

se lo han pasado pipa recreándose en aquella faceta de la película que debería irritarlas más. Porque está claro que el amigo Night no sabe si ser un director de culto o de blockbusters, si quemar los últimos cartuchos de autor o pagar las facturas con ese 3D que (él mismo lo

confiesa) no le resulta cómodo. De modo igualmente contradictorio, la historia de Airbender, como la de su serie de animación matriz (Avatar: La leyenda de Aang) resulta una trampa made in USA para prepúberes con vocación de otaku. Pero el detalle y el estilo invertidos en recrearla la transmutan en una película de aventuras muy gozosa, y respetuosa además con ese valor arcaico llamado “puesta en escena”. Ahí quedan los planos sostenidos, las briosas escenas de masas y esas elipsis que condensan un argumento culebronero sin que la trama se enrede.

Dice Shyamalan que se embarcó en este filme para complacer a sus hijos, muy fans del original. Excusas aparte, reconozcamos que el papá de los nenes se toma sus gustos en serio: Airbender

padece del mismo trascendentalismo chorra de El sexto sentido, está llena de trampas como El incidente y su resolución deja en los labios el mismo ¿ein? estupefacto que el de Señales, pero su forma de lanzarse en brazos de la imaginación, su naturalidad al reemplazar el medievalismo ful de otras propuestas épicas por los sutras, el kung-fu y las reencarnaciones, le otorgan la más

peligrosa de las virtudes: el encanto. ¿Te acuerdas de Cristal Oscuro? ¿Y de Dentro del laberinto? Pues parecido: ahí, y sólo ahí, reside su arrebato.

YAGO GARCÍA

Valoración:

FICHA TÉCNICA

Airbender: El último guerrero
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    El joven Aang es el último guerrero de una larga tradición, la de los Avatar. Sólo él podrá impedir que el Fuego acabe esclavizando a los otros tres elementos: Tierra, Agua y Aire.

  • RESUMEN: Shyamalan no sabe si quemar los últimos cartuchos de autor o pagar las facturas con ese 3D que (él mismo lo confiesa) no le resulta cómodo.

  • ESTRENO: 06/08/2010

  • EE UU / 2010 / PARAMOUNT. DIRECTOR: M. NIGHT SHYAMALAN ACTORES: NOAH RINGER, DEV PATEL, JACKSON RATHBONE, NICOLA PELTZ GUIÓN: M. NIGHT SHYAMALAN

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