[ZINEBI 2019]: Wang Bing, choque cultural para escalar el documental y convertirlo en artesanía

El aclamado documentalista chino recibe el premio de honor del Zinebi y ofrece una masterclass durante el festival.
[ZINEBI 2019]: Wang Bing, choque cultural para escalar el documental y convertirlo en artesanía
[ZINEBI 2019]: Wang Bing, choque cultural para escalar el documental y convertirlo en artesanía
[ZINEBI 2019]: Wang Bing, choque cultural para escalar el documental y convertirlo en artesanía

Igual ustedes no conocen a Wang Bing (Xi’an, 1967). Pues créanme, a Wang Bing le parece lo normal. De lejos, como él se ve, es un hombre chino, ni alto ni muy bajo, vestido con ropa de outlet, de mirada baja y gesto perdido. De cerca, como lo vemos los demás, es uno de los mejores documentalistas contemporáneos, sus obras se proyectan en el mundo entero, sus documentales de horas y horas de duración se premian en festivales como Cannes, Locarno o Venecia, se distribuyen y se estudian como piezas únicas repletas de verdad y compromiso político.

Bing llega al Zinebi para recoger el Mikeldi de Honor, que agradeció en la gala inaugural con un perenne gesto de asombro y un par de escuetos “gracias”. Toda palabra que emite es en chino (no habla prácticamente ningún otro idioma), posteriormente traducida por una intérprete que le acompaña en todo momento. Cuando CINEMANÍA se sienta con ambos en la recepción del hotel Carlton en Bilbao, Bing sigue desprendiendo esa mezcla de sorpresa genuina y humilde porque alguien quiera saber de él.

Asegura que en sus documentales no hay lugar a la interpretación, que lo que vemos es lo que hay. Aún así, debido al contenido político y social de su filmografía, seguramente se enfrente a revisiones constantes de la misma. ¿Cuál es el mayor error que suele cometer la gente al interpretar su obra?

Es difícil decir. La gente puede pensar como quiera, yo no puedo controlar cómo interpretan cada tema.

Las respuestas son escuetas, tanto aquí como en la masterclass que ofrece un par de horas después en el Museo de Bellas Artes. En ella, tras la charla, se proyectan varios de los trabajos del Vertov contemporáneo, como Coal Money (2009), una obra que refleja la situación de la extracción, compra y venta del carbón en China, mediante una mezcla de gamberrismo reflejado en las interacciones de sus protagonistas (conductores de camiones, policías corruptos, negociadores infames) y auténtica desesperación al atestiguar la explotación extrema a la que se somete el paisaje y la economía.

¿Se siente atado emocionalmente a sus películas?

Depende de cada obra. Cada una es diferente, es muy distinta. En ocasiones los personajes de una película siguen siendo importantes para mi incluso después de rodar. En ocasiones les sigo por si pudiese seguir grabando sus vidas, pero son decisiones que nacen de la libertad de cada caso, no de un método de trabajo.

Wang Bing recuerda a esos escaladores que terminaban siendo los primeros en alcanzar una cima, o a aquellos exploradores que se encontraban en sus viajes con nuevos mundos. No porque buscasen la fama o el éxito, sino porque podían. En Man with no name (2010), Bing retrata la vida de un hombre que habita en una cueva, alejado de la sociedad, en relación única con la naturaleza. Tras pasar casi ocho años investigando su estilo de vida, decide documentarlo. Desde luego, se encuentra dentro del tipo de historia que atrae al realizador chino, pero, sobre todo, igual que una montaña, es un camino difícil de transitar, de largo recorrido, y con una recompensa mayor para el que lo obtenga. Por haber superado tan ardua tarea, y por haberlo hecho el primero.

¿Cuáles son las limitaciones de su forma de rodar, hay algo que a lo largo de los años le haya resultado imposible transmitir?

Mis documentales, normalmente, hacen a los personajes menos importantes. Me gustaría acercarme más todavía, transmitir esa importancia, pero habitualmente llego a un límite que no quiero pasar, algo que marcan las personas. A veces, el ambiente de rodaje no me permite acercarme a algunos personajes. Hay aspectos morales que me limitan.

Una última pregunta golpea en mi cabeza, como una mala idea. Qué opinará este hombre de Marvel. La tendencia de la prensa cinematográfica por preguntarle a cada autor por su opinión sobre el Capitán América tras la polémica con Scorsese parece una tendencia horrible. Pero llevarla al extremo del espectro, a una charla con el cronista definitivo, el adalid del radicalismo documental, casi resulta hasta pertinente. Así que la lanzo. Obteniendo la respuesta que merezco.

¿Qué opina del cine de superhéroes, del cine más comercial que se hace en Hollywood?

Yo también veo las películas de Hollywood. No digo que no me gusten, porque las veo. Yo hago lo que quiero hacer. La gente que hace otro tipo de películas es libre de hacerlas. No puedo opinar más.

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