¿Y si recuperamos los dibujos de 'X-Men'?

Antes de saltar al cine, Lobezno, Cíclope o Tormenta ya arrasaron las televisiones de los sábados gracias a su serie de dibujos.
¿Y si recuperamos los dibujos de 'X-Men'?
¿Y si recuperamos los dibujos de 'X-Men'?
¿Y si recuperamos los dibujos de 'X-Men'?

Pillará de sorpresa a todo aquel que no vivió el momento, pero a principios de los años 90, los chavales de medio mundo se volvieron locos con aquella serie de dibujos de X-Men que aquí pudimos ver primero en Antena 3 y después en Fox Kids. Eran los tiempos de Cómics Forum y Ediciones Zinco, de los Extra Verano cargados de nuevas aventuras, tiempos en los que una especie de novelas a lo Elige tu propia aventura protagonizadas por héroes Marvel o incluso los muñecos de Secret Wars ya nos habían parecido el techo de la sofisticación para los aficionados a los superhéroes. Gracias a aquella serie, a por fin uno podía encender la tele y encontrarse con un producto digno y adulto, alejado de la paleoanimación marvelita que, reciclada de finales de los 60, intentaban colarnos en VHS y Laserdisc.

Todo comenzó con el empeño casi personal de Margaret Ann Loesch, una ejecutiva de televisión que llegaba a Fox tras haber pasado por la división de animación de Marvel y que ya en 1989 había intentado sacar adelante un proyecto similar que hoy conocemos como X-Men: Pryde of the X-Men y que no pasó de ser un piloto que nadie quiso convertir en serie regular. La nueva apuesta de Loesch tuvo una creación de lo más accidentada (los primeros episodios llegaron a emitirse sin estar terminados), pero acabó por ser junto a Batman: La serie animada y la posterior Spider-Man, la columna vertebral de una edad dorada de los superhéroes en televisión.

A lo largo de cinco temporadas (que después continuarían en otra serie llamada X-Men: Evolution), los chicos del momento asistieron a unas historias que vistas hoy no tienen demasiado que envidiar a sus películas hermanas. La parte más curiosa de la comparación con el universo cinematográfico actual es que aunque la mayoría de aquellas aventuras animadas fueran creaciones originales de su equipo de guionistas, algunas historias tomaron prestadas tramas de los tebeos, habiéndose generado ahora algunos paralelismos con la versión en pantalla grande.

La serie comenzaba con Júblio, un personaje que ha ido teniendo breves apariciones a lo largo de las películas pero que no ha cobrado relevancia hasta este X-Men: Apocalipsis. La chica era perseguida por los centinelas (esos robots gigantes que el gran público conoció en X-Men: Días del Futuro Pasado) y tras ser rescatada por los mutantes en mitad de un centro comercial, se despertaba en la mansión del profesor Xavier, conociendo a Bestia, Cíclope, Tormenta, Fénix, Gámbito, Pícara, Lobezno y a un miembro creado para la ocasión llamado Morfo que moría (o eso parecía) en el segundo capítulo y que no era más que el refrito de un antiguo personaje de los 60, reinventado para poder matar a un miembro del grupo y que eso generara un trauma en el siempre hosco Lobezno. Esta formación de los X-Men estaba tomada de los primeros números de X-Men: Legacy, que es como se conoció a la colección regular de tebeos a partir del número 208 de su edición americana.

Días futuro

Unos cuantos capítulos después del encuentro de Júbilo con sus nuevos compañeros y cuando ya se nos había presentado a Magneto y a otros personajes indispensables de la franquicia, comenzaban a tomarse tramas de las historias originales. El personaje de Apocalipsis que ahora debuta en la franquicia cinematográfica tuvo una presencia recurrente a lo largo de toda la serie e incluso, su saga más conocida, La Era de Apocalipsis, fue reformulada en los dos primeros capítulos de la quinta temporada.

Pero no contentos con coquetear con las historietas de los tebeos originales, los personajes llegaron a saltar a la serie de Spider-Man, protagonizando dos cruces entre ambas series, uno de los cuales fue una versión para televisión de las célebres Secret Wars, un evento que pasó por ser el más importante de Marvel en la mitad de los 80 y su particular apuesta para conquistar la industria juguetera.

X-Men Adventures

La serie fue tan famosa entre los chavales de medio mundo que Marvel terminó cerrando el círculo y lanzando una nueva serie de cómics (X-Men Adventures) pero ahora, basados en las historias de la televisión, y un programa para ordenador, X-Men Cartoon Maker, que el usuario podía instalar en su flamante Windows 95 para hacer animaciones con los personajes.

Incluso en Japón, un mercado que por aquel entonces no estaba muy abierto (y la consideración es generosa) a las historias de Marvel, la serie llegaría a contar con una cabecera creada solo para ese país y con unos créditos diferentes en los que se aprovechaba para vender la versión manga de los tebeos y el juego X-Men: Children Of The Atom que arrasaba en aquel momento.

Visto hoy el éxito que aquella serie produjo durante toda la década de los 90 (y la influencia que, según confesión del director, tuvo en aquel Bryan Singer que apenas sabía lo que era una viñeta), no es descabellado pensar que si no hubiese tenido esa aceptación tan brutal, habría habido más reparos a la hora de lanzar la película del año 2000 y por tanto, esta oleada de películas de superhéroes Marvel quizá no sería igual.

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