¿Y si la diversidad fuese obligatoria en los Goya?

Los premios del cine británico exigirán requisitos laborales y sociales a las aspirantes a Mejor debut y Mejor película nacional. ¿Que pasaría si esos criterios se aplicaran aquí?
¿Y si la diversidad fuese obligatoria en los Goya?
¿Y si la diversidad fuese obligatoria en los Goya?
¿Y si la diversidad fuese obligatoria en los Goya?

Cuando una película aspira a un premio de cine ilustre y conocido, se suele dar por hecho que ha cumplido unos criterios de calidad por encima de la media. Buena dirección, buen guion, interpretaciones de peso y una gran calidad técnica son cosas que se dan casi por sentadas (el "casi" va, claro, por las inevitables sorpresas). Ahora bien: ¿y si a esos criterios se sumara el de la diversidad? ¿Te imaginas que una candidata a los Goya españoles, por ejemplo, tuviera que rendir cuentas en cuanto al origen étnico de sus actores y su equipo, los temas tratados en su guion o, especialmente, las condiciones laborales de su equipo técnico?

Pues en breve podremos comprobarlo. Pero no en España, eso sí, sino en Reino Unido. El comité organizador de los BAFTA ha decidido establecer unos estándares de representatividad para los filmes que aspiren a una de estas dos categorías: Mejor película británica Mejor debut de un director, productor o guionista británico. Desde ahora, los filmes que quieran ser nominados a estas categorías tendrán que cumplir con los estándares marcados por el British Film Institute BFI).

¿En qué consisten dichos estándares? Pues, según informa un breve y bien presentado documento, en cuatro apartados básicos. El primero se refiere a "la representación en pantalla, temas y narrativas", y se refiere al reparto y al guion, pero también a las localizaciones (ambientar la historia en lugares no mostrados habitualmente por el cine da puntos, por ejemplo). El segundo criterio apunta a la composición del equipo técnico y favorece, por ejemplo, la presencia de minorías o grupos étnicos marginados, así como la iniciativa de rodar en lugares del Reino Unido que no sean el centro de Londres (existen, lo juramos).

Asimismo, encontramos un tercer estándar centrado en las condiciones laborales del rodaje (lo cual obliga, por ejemplo, a que los becarios cobren y se proporcionen oportunidades de ascenso al personal más joven). Finalmente, el cuarto criterio apunta a la accesibilidad, y está más centrado en la distribución y la exhibición que en el rodaje propiamente dicho: recompensa, por ejemplo, el esfuerzo por hacer los pases del filme más cómodos para personas con discapacidad o por procurar que el filme pueda verse lejos de las ciudades grandes.

Según el comité de los BAFTA (vía The Hollywood Reporter), la aplicación de estos estándares no supondrá ninguna criba para el cine británico. Los organizadores señalan que la mayor parte de las películas que llegan a los premios están subvencionadas por Film4, la BBC o el propio BFI, tres entidades que se adhieren a estas exigencias, así que los preseleccionados de la próxima edición llegarán a ellas habiéndolas cumplido ya.

Pero retomemos nuestra primera pregunta: ¿nos imaginamos unos criterios parecidos aplicados al caso español? ¿Qué resultados tendrían? Pues, sin especular demasiado, podemos decir que los dos primeros requisitos (centrados en la diversidad racial y de género) resulta acuciante en un país tan multiétnico como Reino Unido... o como lo va siendo España. En cuanto al tercero, es donde podrían surgir problemas: como saben quienes las conocen, las condiciones laborales en los rodajes de nuestra industria distan muchas veces de ser ideales, y si ello redundara en la presencia habitual de inspectores de trabajo para comprobar el trato a los becarios, por ejemplo, el sindiós podría ser de aúpa.

Como decíamos, el último estándar (accesibilidad) tiene menos que ver con el rodaje que con la exhibición. Lo cual, mal mirado, podría poner en aprietos a más de uno en un país como este, donde la presencia de salas de cine (o, al menos, de locales que no sean multisalas de centro comercial) va convirtiéndose en una rareza fuera de las ciudades más populosas. Y, antes de hacer más cábalas, preferimos dejarlo. No sin antes recordar un dicho muy español que seguro que hemos oído todos más de una vez: "Hecha la ley, hecha la trampa". 

Mostrar comentarios

Códigos Descuento