Will Ferrell quiere ser un presidente demenciado en 'Reagan'

Durante ocho años, fue el hombre más poderoso del mundo. Y, a lo largo de ese período, Ronald Reagan dio a veces indicios de ser un sujeto, digamos, algo irresponsable: el incidente de 1984 en el que bromeó sobre un inminente bombardeo atómico sobre la URSS (y que, de rebote, puso al Ejército Rojo en estado de máxima alerta) puede ser un ejemplo de ello. Así pues, tiene sentido que Will Ferrell se haya interesado por sacar adelante Reagan, un biopic del mandatario con un subido tono paródico.

Considerado como uno de los mejores guiones de la 'Black List' (esa lista de libretos estupendos que nadie en Hollywood puede, o quiere, producir), Reagan tiene una premisa de traca: durante su segundo mandato (1985-1989), el marido de Nancy Reagan empieza a presentar ya síntomas del mal de Alzheimer que acabará llevándolo a la tumba. La enfermedad, de hecho, le ha llevado a retroceder a los años en los que era un actor de segunda fila con aspiraciones a gobernador de California. Para evitar el desastre, una becaria de la Casa Blanca debe persuadir a Reagan de que está interpretando al presidente de EE UU en una película.

Dotado con incorrección política por un tubo (actualmente, se especula si su planteamiento ofenderá más a las bases del Partido Republicano o a los familiares de enfermos), el guion de Reagan ha despertado el suficiente interés como para ser leído en público con Josh Brolin y Lena Dunham en los papeles principales. Ahora Ferrell, quien ganó parte de su fama parodiando a George W. Bush en sketches para el Saturday Night Live, ha comprado los derechos del libreto y está a la busca de un director para la película y de un estudio para distribuirla. Si consigue su objetivo, la polémica está (casi) asegurada.