Volver al Cinema Ritrovato (desde casa): Parte 2

Despedimos la 34ª edición del festival italiano dedicado al cine clásico con un segundo repaso de lo que hemos visto en su canal ‘online’.
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El 34ª Il Cinema Ritrovato bajó el telón de edición presencial en Bolonia el pasado 31 de agosto, aunque los espectadores de su canal online hemos tenido un día más para poder disfrutar de la programación proyectada en esa ventana virtual.

Por los cines, teatros y escenarios al aire libre de la ciudad han pasado la friolera de 30.000 espectadores de toda Europa, a pesar de la situación pandémica global. No se ha proporcionado el cómputo total de los espectadores online –el aforo era de unas 300 localidades, aproximadamente–, pero la apuesta ha permitido que el decano Ritrovato abra su propuesta a otros espectadores. Para los interesados, la 35ª edición de Il Cinema Ritrovato se celebrará del 26 de junio al 3 de julio de 2021, aunque se desconoce si continuará la programación online alternativa.

Así pues, en el segundo tramo de nuestra experiencia en su ventana virtual hemos recuperado más obras del ciclo de Henry Ford, como Punto límite (1964) de Sidney Lumet, contraplano de ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú que estrenó Kubrick también ese mismo año; así como piezas de la recientemente fallecida Sarah Maldoror, como Aimé Césaire – Le Masque des Mots (1987), y a quien el último DocumentaMadrid dedicó un retrospectiva completa; o el documental Sepa. Nuestro señor de los milagros (1987), de Walter Saxer, productor de Fitzcarraldo (1982), de Werner Herzog, y obra recuperada del archivo del director que se acerca a la colonia penal del Sepa, en mitad del Amazonas, donde los presos han quedado olvidados por parte de las altas instancias gubernamentales.

También To Kill a Child (1953), cortometraje de Gösta Werner –uno de los historiadores imprescindibles del cine silente y que reivindicó el lugar merecido de Mauritz Stiller– que narra el accidente de coche de una niña y el trauma de por vida que marca al conductor homicida. Una disección brutal sobre la existencia en menos de diez minutos que nació, por cierto, como un anuncio para una compañía de seguros. Con el visionado de esta impactante obra cualquier festival podríamos haber finalizado gustosamente el Ritrovato 2020, pero aún hay más.

Las dobleces de Emil Jannings

En 1929, el actor alemán Emil Jannings era una súper estrella global. Rostro habitual del cine expresionista germano, ha pasado además a la historia del cine por ser el primer receptor del Oscar al Mejor actor en la entrega inaugural de los Premios de la Academia. Lo hizo por dos títulos, La verdad de la carne (Victor Fleming, 1929) y La última orden (Josef von Sternberg, 1929), aunque la leyenda negra insista en que la Academia se lo otorgó porque la dorada estatuilla iba a ir a parar al perro Rin Tin Tin, rescatado para el espectáculo de las trincheras de la Primera Guerra Mundial y otra de las grandes estrellas del cine silente mainstream.

A pesar de recibir el Oscar, la carrera de Jannings en Hollywood no tenía mucho más recorrido. Con la llegada de los talkies, su potente acento alemán era un obstáculo y no tardó en regresar a su país. Allí, un año más tarde, dejaría dos grandes obras del primer cine sonoro: El ángel azul, de Josef Von Stenberg, y El predilecto de los dioses, de Hanns Schwarz, una historia hecha a medida para el actor, en la que participó en la producción, con gran éxito de taquilla a pesar de las críticas tibias de la prensa especializada.

Lo cierto es que El predilecto de los dioses es un trabajo muy peculiar; un musical sobre un cantante de ópera vanidoso llamado Albert Winkelmann, en un papel en el que parece fusionarse la personalidad arrolladora del actor, a quien las cosas se le tuercen en una gira por Sudamérica. Ya el arranque es una fantasía que da cuenta de la fama y excesos en los que se baña el protagonista, aunque tal vez peque, justamente, de excesiva en mostrar el carrusel de conquistas de este macho alfa del bel canto.

La segunda parte, como sucediera en Amanecer (1927), de F.W. Murnau, es el lento camino hacia la redención gracias al amor verdadero, aunque los desenlaces no coincidan exactamente para los egos de los protagonistas masculinos.

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Con todo, el talento de Jannings en El predilecto de los dioses aparece al máximo de su esplendor, con un músculo interpretativo que brilla aún más si lo comparamos con su papel del profesor Immanuel Rath en El ángel azul, un hombre arrastrado por la pasión febril que siente por la pérfida Lola Lola y por las piernas más míticas de la historia del séptimo arte.

En el canal online del Cinema Ritrovato se pudo disfrutar de Jannings por partida doble, ya que se proyectó la nueva versión restaurada en 4K de El hombre de las figuras de cera (1924), de Paul Leni, presentada mundialmente en la Berlinale de este 2020. Otra del buen puñado de obras maestras del expresionismo del cine de Weimar, la recuperación de El hombre de las figuras de cera es también una historia de supervivencia, que nos recuerda las muchas piezas silentes que hemos perdido a lo largo de los más de 120 años de historia del cine.

En el caso del clásico fantástico de Leni, a pocos meses de su estreno oficial, el negativo original ardió en París. Las impresiones alemanas tampoco sobrevivieron, y la fuente original que queda, y desde la cual se ha trabajado desde 1998, es una impresión en nitrato de 1920 conservada en el archivo del British Film Institute.

Aquí Jannings es el primero de los tres villanos, Caliph Harun al-Rashid, Iván el Terrible (Conrad Veidt) y Jack el Destripador (Werner Krauss), que aterrorizan en sueños a un joven poeta que encuentra trabajo dándole vida literaria a las figuras de cera de un espectáculo de feria. Una maravilla tenebrosa a la que vale la pena regresar este año, cuando se celebra además el centenario de El gabinete del Doctor Caligari (Robert Wiene, 1920) y el nacimiento del expresionismo teutón; movimiento que para el teórico Siegfried Kracauer prefiguraba las tinieblas del porvenir nazi y que, viendo el devenir de Jannings como alegre simpatizante del Tercer Reich, cobra una dimensión aún más inquietante.

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Policíacos imperfectos

Uno de los placeres que proporciona Il Cinema Ritrovato es poder disfrutar de las miniaturas silentes de los archivos europeos, que año a año se van recuperando con detalle con motivo del festival. Los títulos en la edición presencial ocupan unas cuantas sesiones, pero en el canal online se digitalizaron dos programas dedicados a filmes policíacos de finales de 1910 y principios de 1920 que eran un derroche de ingenio visual.

Además de su pertenencia al ámbito del policíaco, el denominado común de estos títulos es que están inacabados, ya que parte de su metraje se ha perdido con los años. Acercarse a ellos supone un ejercicio de fe en relación a la trama, porque los fragmentos programados eran de partes bastante avanzadas de la película. Aún y así, las acrobacias temerarias, los personajes desvividos, las interpretaciones desbocadas y las resoluciones visuales que proponen son más que llamativas.

En Il re dell’abisso (Riccardo Tolentino, 1919), una organización criminal ha secuestrado a una rica niña heredera. Alguien intenta liberar a un preso forzudo para que ayude a la familia, mientras las persecuciones por acantilados y terrazas se solapan en un ritmo endiablado.

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En Sansone e la ladra di atleti (Armando Mustacchi, 1919), otra banda de delincuentes pretende secuestrar al famoso ciclista Costante Girardengo. Este filme histórico que une policíaco y astros del deporte, cuenta además con dos divinas del silente transalpino, Linda Albertini en el papel de la bandida Sansonette, y Antonietta Calderari suspirando por el amor del histórico campeón del pedal.

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Por citar un tercer filme de la selección, Giuseppe Guarino dirige en Nina la poliziotta (1920) la historia de una joven que seduce a un hombre para tratar de dar con el asesino de su prometido. Pronto descubrirá que hay otra mujer implicada, una tabernera de los bajos fondos.

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La Bolonia eterna 

Queremos despedir esta crónica sobre la ventana online del Ritrovato 2020 recuperando un par de títulos sobre la ciudad de Bolonia de los Fuori Sala que la Cineteca di Bologna fue presentando durante los meses de confinamiento. Se trata de dos piezas de Renzo Renzi Dove, cineasta, ensayista, crítico y uno de los fundadores de la Cineteca boloñesa: Dove Dio cerca casa (1955) y Guida per camminare all'ombra (1954).

El cortometraje Dove Dio cerca casa fue un encargo del arquitecto italiano Giorgio Trebbi con motivo de la celebración del Primo Congreso di Architettura Sacra, en 1955, y el filme explora cuál es el lugar de los espacios sacros en la Bolonia suburbana de la posguerra. La cámara de Renzi viaja a la periferia, escudriña la nueva arquitectura de bloques y a sus vecinos, mientras se pregunta si hay espacio para lo espiritual en el posindustrial que acompaña al desarrollismo de la época.

Volver al Cinema Ritrovato (desde casa): Parte 2

Filmada un año antes, Guida per camminare all'ombra es un homenaje a los soportales que puntúan Bolonia a través de la mirada de un ‘flâneur’ curioso, en busca de la verdadera historia de su nacimiento y desarrollo. Así, descubrimos que esta solución arquitectónica poco tiene que ver con la cuestión de resguardarse de las inclemencias meteorológicas y que el total de 35 kilómetros de soportales que cruzan toda la ciudad se debe al hacinamiento de estudiantes en la época medieval, cuando Bolonia comenzó a despuntar como centro universitario.

Un problema y una solución que nacieron en el albor del mundo moderno que Renzi nos muestra a todo color, desde ángulos insospechados. Sin duda, la mejor despedida del Ritrovato 2020.

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