Viggo Mortensen: "Sólo hago películas que me gustaría ver en el cine"

Cada vez más lejos de Hollywood, el actor estrena en España 'Lejos de los hombres'. Nosotros hemos hablado con él de la película, y de su abandono de los 'blockbusters'.
Viggo Mortensen: "Sólo hago películas que me gustaría ver en el cine"
Viggo Mortensen: "Sólo hago películas que me gustaría ver en el cine"
Viggo Mortensen: "Sólo hago películas que me gustaría ver en el cine"

Tiene fama de ser un buen tipo. Y, desde el punto de vista de un entrevistador, lo es: siempre amable y sin miedo a los temas complejos, Viggo Mortensen es hoy, sobre todo, un señor locuaz. Vamos, que se enrolla como una persiana y a veces es necesario interrumpirle para encauzar la conversación de vuelta al cuestionario. Hay que decir, eso sí, que Lejos de los hombres pone las cosas fáciles cuando se trata de divagar. La película de David Oelhoffen que se estrena mañana en España no es sólo un neowestern ambientado durante la guerra de independencia de Argelia, sino que está basada en un texto del filósofo Albert Camus y pone al hombre que fue Aragorn en un papel muy johnfordiano: el de un maestro de escuela obligado a elegir entre la seguridad de la Ley y el riesgo de la dignidad humana. Todo ello, además, con música arenosa de Nick Cave y Warren Ellis. Material sencillito, vamos.

“Si uno dice que el profesor Daru [su personaje] aspira a ‘mantener su dignidad’, suena bien, como una cosa… digna [ríe] y respetable”, explica. “Pero hay que preguntarse qué quiere decir eso. Y yo creo que, para Camus, mantener la dignidad equivale a ser honesto. Él, como escritor y como persona, fue así. Y creo que Daru tiene mucho que ver con Camus”. Pero, ¿qué entendemos por “ser honesto”? “No temer la posibilidad de llegar a ser enemigo de tus amigos y amigo de tus enemigos. Ser honesto es algo que se traduce en actos, pero también está en cómo uno se presenta, y en entender que uno se puede equivocar. Y en reconocer que uno se ha equivocado. En evolucionar, si quieres”.

Hablar de Albert Camus es hablar de política: tras haber militado en la Resistencia francesa durante la II Guerra Mundial, mantuvo posturas que le enfrentaron a antiguos compañeros como Jean-Paul Sartre, y que le ganaron en ciertos sectores una enemistad que aún colea. Mortensen también quiere hablar de eso: “Ciertos sectores de la izquierda no se lo perdonan: lo he notado en cierto periodismo francés, y en ciertos círculos intelectuales. Aun hoy, le reprochan frases como aquella de ‘La democracia no puede tener ese nombre si se beneficia del totalitarismo’. Entonces él estaba hablando de la URSS, de Stalin, siendo comunista como era. Si hubiera vivido más años [Camus murió en 1960] hubiera dicho lo mismo de Cuba, y ahora probablemente diría lo mismo de Venezuela. El camino hacia la dignidad tiene un precio”.

Sin embargo, el protagonista de Lejos de los hombress sufre un ostracismo similar… pero por parte de los franceses, que le ven como un traidor. “La intolerancia crece y crece. Cuando piensas en la facilidad que tenemos hoy para comunicarnos, es increíble que la sociedad se haya calcificado hasta ese punto”. Vale, pero ¿y en lo que toca a la película? Porque Daru y Mohamed (Reba Kateb), el joven musulmán junto al que huye a través de las montañas del Atlas, viven su odisea mucho antes de Facebook… “Si hablamos de las películas sobre Argelia, sobre su guerra de independencia, todas son películas básicamente ideológicas. A veces torpemente, a veces no. Lejos de los hombres es diferente porque trata de una amistad rara y hermosa. Algo que tiene su premio para los personajes, y también para el espectador: Daru y Mohamed han nacido en el mismo suelo, pero no se parecen en nada hasta que empiezan a entender que no son tan distintos”. “Es muy de Camus eso de traspasar las fronteras”, añade. Y Lejos de los hombres ha conseguido traspasar fronteras de una forma de la que Viggo Mortensen se siente muy orgulloso: “La película se ha visto ya en Argelia y en Marruecos, dos gobiernos que tienen sus diferencias, aunque sus ciudadanos no tanto. También la proyectaremos en Israel, y ya te imaginas las interpretaciones que puede tener allí…”.

Como dijimos antes, Mortensen se enrolla. Se enrolla hablando de su amigo, el poeta argentino Fabián Casas (“Su blog se titula Sobrevuelos cuervos, y en él los dos mantenemos conversaciones virtuales sobre un montón de cosas: política, cine, fútbol, visitas al dentista…”) y sobre las similitudes entre Lejos de los hombres y Jauja, la película que protagonizó a las órdenes de Lisandro Alonso: “Las dos se parecen en el tema del colonialismo, y en que hay gente que las llama westerns”. Así, si contamos Intrépidos forajidos (la secuela de Arma joven, rodada en 1990 por un Viggo muy joven y muy hollywoodiense) y la estupenda Appaloosa de Ed Harris, este sería el cuarto western en el que Mortensen ha participado. ¿Le interesa el género? “Sí… Me interesa cuando tiene que ver con el choque de civilizaciones, el conflicto entre la búsqueda de la libertad y la ley. Me gustan Anthony Mann, John Ford y sobre todo Río Rojo, de Howard Hawks: ver juntos a John Wayne y a Montgomery Clift es como ver un choque de ideologías”.

Ya que hablamos de ideologías, al actor parece preocuparle el porvenir de Captain Fantastic, el filme de Matt Ross cuya postproducción acaba de terminar. “Siempre deseo que una película buena se vea en el cine, en el momento de su estreno, y a veces la distribución no permite eso. Pasó con La carretera en EE UU y con Alatriste fuera de España: no se presentaron como deberían”. Pero ahí también hablamos de la pereza que siente el público estadounidense por las películas extranjeras, ¿no? “Pasa en todos lados: allí, en Argentina, en Dinamarca… Ya sé que hay españoles que no soportan el cine español, pero aquí estamos hablando de películas que pueden ir directas a dvd o a Netflix, porque es más seguro, más fácil y más barato. Por suerte, Captain Fantastic ha despertado ya interés en festivales importantes, pero en EE UU le hará falta un distribuidor con un par de huevos”.

Eso nos lleva a un tema que siempre sale a colación cuando se habla de Viggo Mortensen: ¿cómo es posible que el coprotagonista de El Señor de los anillos, uno de los blockbusters más arrasadores del siglo XXI, se haya pasado casi por completo al cine ‘de autor’, abandonando Hollywood? “Mira, a mí me ofrecen tantas películas que… [pausa] Si una película es diferente, si es buena, a mí me va a gustar. Para mí los primeros 70 son la edad dorada del cine de EE UU, porque había películas que hablaban de la realidad de allí. Películas de gran estudio, incluso. Captain Fantastic me recuerda a eso, y además es muy divertida”. Pero, en los últimos 15 años, ¿cuántos papeles ha rechazado en películas de gran presupuesto? “No lo sé. Cuando leo un guión no pienso en el presupuesto, a menos que se me acabe todo el dinero y me tenga que buscar algo como sea. Tampoco en la nacionalidad, en el género, en el director… Yo leo el guion y pienso: ‘Esto me gustaría verlo en el cine’. No me parece una cosa negativa que una película cueste mucho dinero, venga de donde venga, pero si cuesta mucho dinero es menos probable que sea original: hay que recuperar la inversión, y van a ir a lo ya probado. Se puede hacer buen cine en estudio, obras de arte: Peter Jackson lo ha hecho, y Christopher Nolan también. Pero cada vez es menos probable. En general, las películas chiquitas arriesgan más. Y de todos los guiones que uno lee, y de todas las películas que uno ve al cabo del año, la mayoría van a ser malísimas, mediocres, si no peor. Las obras que te hacen pensar en tu vida son inusuales, y esas son las que quiero hacer. Quiero contar cuentos que te hacen pensar, que te hacen dudar, que te hacen aprender algo nuevo…”.

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