Un día en la cafetería de Wes Anderson

¿Un espresso ristretto o doppio? ¿Quizás buscas la aventura de un corretto? Sea cual sea la modalidad de café que más te guste, seguro que eso no es lo que te lleva hasta el Bar Luce de Milán, situado dentro de la lujosa Fundación Prada que la casa de moda italiana inauguró la semana pasada en su ciudad de nacimiento. El enorme complejo arquitectónico, obra de Rem Koolhas, cuenta con galerías para exposiciones de arte, una sala de proyecciones e incluso un edificio con los muros recubiertos de oro. Además, está el Luce: una cafetería diseñada por Wes Anderson.

Así es, mientras piensa la idea esa de montar un parque de atracciones y decide cuál será su próxima película, el cineasta ha diseñado una cafetería en Milán que no tiene nada que envidiar al interior del Belafonte de Life Aquatic ni al lobby de El gran hotel Budapest. Manteniendo el cuidado de cada detalle como en los sets de sus películas, Anderson ha abandonado momentáneamente su francofilia para tomar inspiración de los cafés milaneses de los años 50 y 60, así como de dos de sus referentes de cabecera all'italiana: Milagro en Milán (Vittorio De Sica, 1951) y Rocco y sus hermanos (Luchino Visconti, 1960). Una jugada que no es la primera vez que hace para Prada.

"Aunque pienso que podría ser un buen escenario para una película, creo que es un lugar incluso mejor para escribir una. He intentado hacer un bar donde a mí me gustaría pasar mis propias tardes de no ficción", dice Anderson, no sin resaltar que, a pesar de su afición por las composiciones ordenadas y la simetría visual, en el caso del Luce ha optado por decisiones más relajadas. "Este espacio no tiene ningún ángulo ideal. Está pensado para la vida real, con varios puntos excelentes para comer, beber, charlar, leer, etc.". Hablando de comer... ¡esperamos que la pastelería esté a la altura de Mendl's!

Parte del ambiente especial se debe a la conservación de elementos del edificio original situado en la Via Orobia, en el barrio periférico de Largo Isarco al sureste de la ciudad donde Prada ha instalado su centro de operaciones, escaparate fastuoso y nada disimulado foco de atracción turística. De ahí procede el techo ondulado diseñado para recrear la icónica Galería Vittorio Emmanuele II de la ciudad. Otros elementos, como la máquina de pinball con la cara de Steve Zissou (Bill Murray) o la máquina jukebox son aportación personal e intrasnferible de Wes Anderson; sólo hace falta ver la selección de canciones: de Rita Pavone a Domenico Modugno.

Al igual que el resto de dependencias de la Fundación Prada, el Bar Luce se inauguró el pasado 9 de mayo y ya está abierto al público a pleno rendimiento. ¿Cuántos futuros guionistas habrán acudido con sus portátiles a buscar la inspiración en los hielos de un Campari? Eso no lo sabemos, pero sí que todo aquel que va deja constancia de la experiencia en Instagram (vía Buzzfeed). Claro que eso era fácil de imaginar.