[Berlín 2017] Un Berlín frío y una programación tibia

La primera jornada de la Berlinale nos pone sobre aviso: como viene siendo habitual, la Sección Oficial deja mucho que desear
[Berlín 2017] Un Berlín frío y una programación tibia
[Berlín 2017] Un Berlín frío y una programación tibia
[Berlín 2017] Un Berlín frío y una programación tibia

¿De qué se habla hoy en Berlín?

Del frío. De Django, una inauguración que muchos catalogan como floja. Y de T2 Trainspotting, la secuela de una de las películas de los noventa de mayor culto y que en breve podremos ver en el festival.

¿Qué películas has visto?

On Body and Soul, de Ildikó Enyedi.

Quizá algunos recuerden el papel de Diane Kruger en The Bridge, aquella serie sobre la frontera entre México y Estados Unidos. Kruger interpretaba a una detective brillante, que no sabía mostrar sus emociones. La protagonista de On Body and Soul se parece un poco a la agente de The Bridge: Mária trabaja en un matadero y realiza su trabajo con exhaustiva precisión, es rubia y pálida como Kruger, y no sabe cómo conectar con los demás. El único con el que se entiende es el jefe del matadero, un hombre que también se aparta de aquello tan odioso llamado “normalidad”: tiene un brazo paralizado. La película narra el proceso de acercamiento de estos dos personajes singulares que, para más inri, cada noche comparten el mismo sueño.

Si, en Timecode, el corto español nominado al Oscar, el baile sirve para que dos personajes solitarios comiencen a interactuar; aquí es el sueño el que ejerce de puente entre ambos. De hecho, lo mejor de On Body and Soul son precisamente los pasajes oníricos, en los que dos ciervos se encuentran en un bosque nevado. El resto es un ejercicio de realismo mágico, que incluso cita a Amélie (la mano de Mária, que quiere sentir la textura del puré de patata) y que cae en todos los lugares comunes a la hora de filmar la sangre y el matadero.

The Dinner, de Oren Moverman.

Dicen que este iba a ser el debut en la dirección de Cate Blanchett: la adaptación de la novela de Herman Koch, la historia de dos hermanos y de un crimen atroz que desean que permanezca oculto. Finalmente, el proyecto terminó en manos de Oren Moverman. Sin embargo, el director parece ser lo de menos en una película excesivamente plana, que se aferra demasiado al texto (el guión es del propio Overman) y que confía en que sus cuatro estrellas hagan el resto. Richard Gere interpreta a un congresista que se postula para gobernador, y Rebecca Hall, a su joven segunda esposa. Steve Coogan es el hermano del congresista, un hombre inestable, que acusa una enfermedad psíquica y que está casado con una mujer encarnada por la siempre perfecta Laura Linney. Los cuatro se reúnen en un restaurante de lujo, dispuestos a discutir un hecho terrible, cometido por dos de los hijos de la familia. Sin embargo, esto no es Manchester frente al mar y su asombrosa capacidad para ahondar en la herida más profunda del drama. De hecho, The Dinner se asemeja más a Un dios salvaje, la peor película de Roman Polanski: teatral y enervante, excesivamente dependiente del texto recitado por los actores. Encima, The Dinner ni siquiera tiene la mala uva de Polanski.

La imagen del día.

La de los restos de muro que quedan en Berlín, un símbolo que el actor mexicano Diego Luna evocó ayer en la rueda de prensa del jurado cuando le preguntaron por Trump.

¿Qué esperas de mañana?

El estreno de Verano 1993, la prometedora primera película de Carla Simón. La película se proyectará a las 13h en la Haus der Kulturen der Welt, un vistoso edificio en medio del magnífico parque Tiergarten.

Berlinómetro.

Como el clima de estos días, el Berlinómentro está bajo cero. Aún es demasiado pronto para cualquier pronóstico, y no hemos visto ningún título interesante.

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