Todo sobre el Coleccionista ('Guardianes de la galaxia')

Está claro: a Marvel le encanta hacernos pasar meses, o años, con los nervios de punta. Como ya señalábamos la semana pasada, la imagen de Samuel L. Jackson debutando como Nick Furia en Iron Man nos enseñó que no conviene levantarse de la butaca por lo menos hasta la mitad de los créditos. Un síndrome este que llegó al paroxismo en Los Vengadores (ya sabes, "Tratar de invadir la Tierra sería cortejar a la Muerte") y que ha vuelto a dar taquicardias a los marvel zombies más veteranos con uno de los epílogos a Thor: El mundo oscuro.

Sí, ya sabemos que el personaje de Benicio Del Toro atiende por El Coleccionista, pero sólo aquellos con una erudición capaz de abarcar décadas de viñetas y años luz de frikerío pueden entender lo trascendente de su aparición. Por lo pronto, dicho ente (que debutó en 1966 como oponente de Los Vengadores) aparecerá en Guardianes de la galaxia, y podemos apostar a que nos aporta muchas pistas tanto sobre Los Vengadores 2 como sobre los filmes de esa 'Fase 3' del estudio, aún embrionaria. Si quieres saber por qué Sif y Volstagg el Enorme se inclinaban ante él, por qué le entregaban el Aether para que lo custodiase, o por qué el actor portorriqueño luce semejante pelazo color platino, has llegado al lugar correcto.

La eternidad puede hacerse muy aburrida, y si eres un ser inmortal de místicos poderes es bueno tener un hobby: el Coleccionista es un gran ejemplo de ello. Producto, para variar, de la fértil imaginación de Stan Lee, este personaje (Taneleer Tivan en su DNI) es uno de los denominados Primigenios del Universo, seres de incalculable edadsobre los cuales nos explayaremos más adelante. Tras la muerte de su señora, que la espichó víctima del hastío existencial, el Coleccionista se inició en las cosas de la acumulación compulsiva buscando un medio de resucitar a la difunta. Después, sin éxito en su empresa pero habiéndole cogido el tranquillo a la cosa, perseveró en su afición con un propósito muy loable: dado que el Universo Marvel rebosa de supervillanos como Thanos, capaces de destruir planetas o galaxias enteras, nunca está de más que alguien preserve para la posteridad las creaciones de las especies inteligentes. Y también, ya que estamos, a sus especímenes propiamente dichos.

La respuesta fácil a la pregunta de arriba podría ser "cualquier cosa". De hecho, Taneleen Tivar ha reunido tantos cachivaches al correr de los milenios que necesita, no ya uno, sino diez planetas para almacenarlos. Eso sí, cuando los héroes más poderosos de la Tierra contactaron con él por primera vez, nuestro hombre había raptado a la Avispa (la esposa de Hank Pym, alias Ant-Man) para añadirla a su museo, algo a lo que Iron Man, el Capitán América y compañía objetaron, como es lógico. En resumen, estamos ante un individuo marcadamente excéntrico (el director de Guardianes de la galaxia, James Gunn, le ha descrito como "un Liberace del espacio exterior") pero al que no cabe subestimar. Nosotros auguramos que Benicio Del Toro se lo pasará pipa interpretándole, y nos quedamos con la duda acerca de si su papel en el próximo filme Marvel será el de un héroe, un villano o simplemente un majara peligroso.

Lo sentimos, fans de H. P. Lovecraft: aquí, la palabra que empieza por "p" no alude a criaturas con tentáculos, sino a quince seres superpoderosos, tan ancianos que casi nadie recuerda ya sus auténticos nombres. Sus larguísimas vidas y sus conocimientos cósmicos les han dotado de enormes poderes, pero también les han dejado más locos que regaderas. Además del Coleccionista, y por poner unos ejemplos, tenemos entre ellos al Gran Maestro (obsesionado con los juegos de inteligencia, y capaz de retar a la Muerte a una partida de ajedrez), al Jardinero, al Campeón del Universo (encantadora criatura que se ha batido el cobre con casi todos los héroes clásicos de Marvel) y a Ego el Planeta Viviente, entidad astronómica que tiene, digamos, una pequeña rivalidad con Thor. En conjunto, los Primigenios forman una superpotencia intergaláctica capaz de oponerse a Galactus, el devorador de mundos, y salir ganando. Y, lo más importante, son los custodios de las seis Gemas del Infinito.

Para ser sinceros, desde que el guionista Jim Starlin sentó las bases de su mitología allá por los 70, las Gemas del Infinito han cambiado más de manos que los sobres de la trama Gurtel. Aun así, asumamos que las películas se ceñirán (básicamente) a los orígenes de su historia, y empecemos por lo esencial: cada una de estas joyas, custodiadas por los Primigenios, corresponde a un aspecto del Universo Marvel. La gema púrpura controla el espacio, la verde el alma, la naranja el tiempo, la azul, la mente, la amarilla, la realidad y la roja el poder. Dicho así, puede sonar aburrido, pero os aseguramos que no es así: el propietario de una gema obtiene control absoluto sobre el area controlada por esta, y si alguien llegase a reunirlas todas acumularía un dominio sobre la materia y la energía superior al de los dioses. Ahora, la mala noticia: existe un medio para hacerse con ese dominio...

Aquí nos toca sacar otro artefacto concebido por Jim Starlin: el Guantelete del Infinito, al que ya hemos visto en la sala de trofeos de Asgard y que se ganó un lugar en las leyendas Marvel gracias a la miniserie homónima de 1991. Thanos es el inventor de este artilugio, y es obvio que alguien como él, conocido como "el titán loco" (o "el tío que salía en la escena post-créditos de Los Vengadores) no lo quiere para nada bueno. En caso de que consiga hacerse con el guantelete y emplearlo a su gusto, este supervillano de grisáceo rostro lo usará para exterminar a la mitad de los seres vivos del universo como un tributo a su amada, la Muerte. Lo cual nos hace preguntarnos si dicha señora no estaría más contenta con, digamos, un ramo de flores, unas entradas para el cine o una cena en un restaurante con encanto.

Estos cinco años de películas Marvel (contando desde el estreno de la primera Iron Man) nos han enseñado a esperar alteraciones de todo tipo en el tránsito de las viñetas a la pantalla. Y el rifirrafe de Thanos, las Gemas, el Guantelete y compañía no será una excepción. Por lo pronto, Kevin Feige (mandamás marveliano) ha advertido ya de que, en el universo de los filmes, cada una de las joyas corresponde a un determinado artilugio superpoderoso. Sin ir más lejos el Tesseracto (o Cubo Cósmico, para los veteranos) de Los Vengadores es la Gema del Espacio (la púrpura) y que el Aether de Thor: El mundo oscuro se identifica con otra (se admiten apuestas sobre cuál será). Todavía quedan cuatro de las joyas por aparecer, y no es descabellado suponer que algunos filmes aún en proyecto, como el del Doctor Extraño o el reboot de Los Cuatro fantásticos, las incluirán. Eso sí, más les vale darse prisa, porque no queda tanto para 2015.

Menudo ladrillo nos acabamos de marcar, ¿verdad? Pues pásmate, lector: se trata sólo de la punta del iceberg cósmico que Marvel ha ido sembrando desde los días de Lee y Jack Kirby. Durante sus dos primeras décadas de gloria, y en especial durante el boom psicodélico de los 70, la Casa de las Ideas se prodigó en conceptos de ciencia-ficción metafísica a la par que disparatada. Ya sabemos que Ronan el Acusador será uno de los villanos de Guardianes de la galaxia, con lo que confiamos en al menos una alusión a la raza Kree, pero todavía nos quedan muchos interrogantes. Por ejemplo: ¿aparecerá en algún momento Adam Warlock, archienemigo de Thanos y eterno buscador de las Gemas? ¿Y qué hay del Capitán Marvel, Marr-Vell para los amigos? ¿A cuántos de los Primigenios veremos en pantalla grande? ¿Trabaremos conocimiento con personajes como Dragón Lunar, Mantis o Korvac el Hombre Máquina, todos ellos habituales de estas historias? Y, sobre todo, ¿en qué andarán enfrascadas entidades místicas como Caos y Orden, Eternidad, el Alto Evolucionador o el Tribunal Viviente? Una vez más, las respuestas nos llegarán con cuentagotas, estreno tras estreno. Y, con suerte, nos dejarán boquiabiertos.

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