Tinta mezclada con sangre: 10 'biopics' de escritores malditos

En esta vida, uno puede autodestruirse de muchas maneras: bebiendo como un cosaco, drogándose como si no hubiese un mañana, frecuentando malas compañías tonteando con las armas de fuego o haciéndolo todo a la vez. Pero, si esas experiencias te dan para escribir obras maestras entonces es que eres un autor maldito... Repasamos estos biopics sobre autores que, además de ser literarios, son extremos, polémicos y violentos. Con vosotros, 10 películas basadas en las peripecias de otros tantos escritores malditos.

¿De quién habla? Más que un pervertido (que lo era, y de los gordos), el Marqués de Sade (Geoffrey Rush) parecía presa de un feroz amor por llevar la contraria: sus lujurias hicieron que Luis XVI le encerrase en la Bastilla, durante la Revolución Francesa estuvo a punto de perder la cabeza por oponerse a la pena de muerte, y el muy puritano Napoleón le mandó de cabeza a un manicomio por quítame allá un libro obsceno. En este filme podemos ver al libertino aristócrata y al benigno director Joaquin Phoenix protagonizando un turbio triángulo amoroso con Kate Winslet, mientras Michael Caine se empeña en someter al prota a métodos más antiguos, como flagelaciones y baños fríos

¿De quiénes habla? En la turbulenta Francia de mediados del XIX, el jovencísimo Arthur Rimbaud (Leonardo DiCaprio) y el ya consagrado Paul Verlaine (David Thewlis) se conocieron, se declararon su admiración mútua... Y vivieron un trágico romance, con cuernos incluídos para la mujer de Verlaine, que terminó a tiros, literalmente. Aparte del interés de la historia, este filme reviste el interés de ver al futuro galán de Titanic y al profesor Lupin de la saga Harry Potter intercambiando fluídos. En la ficción, claro.

¿De quiénes habla? Antes de convertirse en carne de comedias románticas como Cuatro bodas y un funeral, Hugh Grant encarnó al mismísimo Lord Byron, gran poeta inglés y piedra de escándalo de una época en la que "romántico" no significaba "empalagoso", sino más bien todo lo contrario. En este filme, Gonzalo Suárez nos mostró las espinosas relaciones del poeta con su colega Percy Byshe Shelley (Valentne Pelka) y con la esposa de este, y futura autora de Frankenstein, Mary Wollstonecraft Shelley (Lizzy McInnerny).

¿De quién habla? Corresponsal de guerra, viperino satirista (léase El diccionario del diablo) y autor de cuentos de terror y violencia, Ambrose Bierce (Gregory Peck) era uno de esos autores que, si se mordían la lengua, se envenenaban. En diciembre de 1913, Bierce viajó a México para unirse a las tropas de Pancho Villa, desapareciendo sin dejar rastro poco después: basada en la novela de Carlos Fuentes, Gringo Viejo especula sobre sus últimos días, incluyendo un amor otoñal con la institutriz Jane Fonda.

¿De quién habla? Cuando no estaba ocupado escribiendo "escupitajos en la cara del arte" tales que Trópico de Cáncer o Sexus, el estadounidense Henry Miller (Andrew McCarthy) ocupaba sus horas fornicando como un descosido, bien con su esposa, bien con su amante Anaïs Nin (Barbara de Rossi), bien con todas las prostitutas que se le ponían a tiro. Si ver al galán de La chica de rosa intérpretándole no te convence, puedes echarle un vistazo a Henry y June, película dirigida por Philip Kaufman en 1988 en la que Fred Ward, Uma Thurman y Maria De Medeiros dan vida a los protagonistas.

¿De quién habla? Juntar a un cineasta como Schrader, tan devoto de la autodestrucción como del país del Sol Naciente (ahí están sus guiones para Yakuza y Taxi Driver), con el polémico autor japonés Yukio Mishima (Ken Ogata) es como juntar el hambre con las ganas de comer. Tan morbosa como formalmente exquisita, esta película subtitulada Una vida en cuatro capítulos trata de hacernos entender a un espléndido escritor que era, a la vez, un libertino gay, un rígido padre de familia y un feroz ultraderechista obsesionado con la figura del Emperador y el honor de los samuráis.

¿De quién habla? Al igual que Mishima y Paul Schrader, nuestro canadiense morboso favorito y el autor más polémico de la Generación Beat (Peter Weller, es decir, Robocop) estaban condenados a formar un matrimonio hecho en el cielo... O más bien en el infierno: en lugar de adaptar el delirante libro que le da título (según Cronenberg, "eso habría costado más que Star Wars y nos hubiesen prohibido la película en todas partes"), El almuerzo desnudo combina su delirante y repugnante mundo con la biografía de este escritor yonqui, gay y homicida. El resultado es, cuanto menos, perturbador.

¿De quién habla? A alguien que se autodefine como "homosexual, alcohólico, drogadicto y genio" no le vamos a pedir que sea modesto, ¿verdad? Un Philip Seymour Hoffman en estado de gracia se llevó el Oscar al Mejor Actor Principal encarnando al escritor de Desayuno con diamantes, enzarzado en el destructivo (y muy morboso) proceso de investigación para la que habría de ser su obra maestra, el reportaje novelado A sangre fría. El cual, todo sea dicho, tuvo una estupenda adaptación al cine dirigida por Richard Brooks en 1967.

¿De quién habla? Si El almuezo desnudo nos mostraba la cara más nihilista de los beats, esta película prefirió centrarse en los roces con la ley que Allen Ginsberg (James Franco) sufrió tras publicar su poema Aullido, considerado hoy una cumbre de la literatura estadounidense. El actor de El origen del planeta de los simios se marca una de sus mejores interpretaciones, dando vida (montaje paralelo mediante) al joven que descubre su talento y su sexualidad, por un lado, y al autor veterano con el ego pasado de revoluciones, por otro.

¿De quién habla? Parece que, antes de convertirse en superestrella, 'Leo' DiCaprio le cogió el gustillo a eso de encarnar a escritores malditos. Tras ponerse en la piel de Rimbaud, el entonces ídolo teen encaró esta adaptación de las memorias de Jim Carroll, estudiante de colegio católico que prefirió drogarse como un descosido, escribir libros polémicos y tocar música punk a alto volumen antes que centrarse en una prometedora carrera como jugador de baloncesto.