'The Swell Season': El mejor documental del año

El 24 de febrero de 2008, la vida de Glen Hansard y de su compañera sentimental Marketá Irglóva cambió para siempre. ¿Por qué? Pues porque esa noche ambos recogieron el Oscar a la Mejor Canción Original por Falling Slowly, el tema que ambos habían compuesto para una película llamada Once, que también protagonizaban. De este modo, pasaron de ser músicos desconocidos que actuaban a salto de mata en Europa y EE UU, y se convirtieron en estrellas internacionales embarcadas en una larga, larguísima gira de cuatro años. Una gira que se llevó su relación por delante, y que también ha tenido su película. Un filme que se estrena hoy en España, y que lleva el nombre del dúo que (a pesar de los pesares) ambos siguen formando: The Swell Season.

En CINEMANÍA, The Swell Season nos ha encantado. Y de ello damos constancia en nuestra crítica. Pero es que, además hemos, tenido ocasión de charlar con el propio Glen Hansard, un señor cuya figura en la película resulta tan entrañable y vulnerable como (a veces) fallida y autodestructiva, pero que con la grabadora delante se convierte en un interlocutor franco, sincero y con mucho sentido del humor. Aprovechamos, pues, para explicarte por qué The Swell Season nos parece el mejor documental estrenado en lo que llevamos de año.

Entre el documental y la ficción, Once se convirtió en uno de los éxitos más imprevistos de 2006, relatando a su manera la (auténtica) historia de música y amor entre Glen y Marketá. La película parecía destinada a quedarse como una rareza encantadora, pero los directores Nick-August Perna, Chris Dapkins y Carlo Mirabella-Davis abordaron a la pareja protagonista con una idea: ¿por qué no registrar la auténtica vida de ambos durante una gira? "Al principio iban a grabar un par de conciertos", nos comenta Glen Hansard. "Y acabaron quedándose con nosotros durante dos años largos".

Glen Hansard admite que Marketá Igrlóva "no estaba siempre cómoda" con la idea de tener al equipo de rodaje pegado a la chepa. Y, la verdad, entendemos por qué: en The Swell Season, la faceta musical de los personajes permanece en un discreto segundo plano la mayoría de las veces, en favor de la dinámica de un grupo en gira. "Permanecer en la carretera durante tanto tiempo es algo violento, demencial y también hermoso", explica Hansard, para quien esta película es ante todo "un drama psicológico". Nosotros le damos la razón en eso.

El hecho de que los autores de The Swell Season decidieran fijarse en otros aspectos además de en la música no quita que la película ande sobrada de canciones. Y lo decimos en plural: Hansard abandonó la escuela a los 15 años cuando uno de sus profesores "se dio cuenta de que podía repetir de memoria todos los álbumes de Neil Young, pero siempre las suspendía todas" y a su compañera en el dúo le sobra formación como pianista, de modo que en su repertorio hay muchos temas valiosos además de Falling Slowly. Además, ofrece la ocasión de escuchar las (peculiares) teorías sobre la composición de Glen, quien considera que "el mejor momento para escribir canciones bonitas es cuando estás de resaca, porque te sientes tan hecho polvo que tu ego se mantiene a raya".

Cuando Glen Hansard nos escucha comparar a The Swell Season con Don't Look Back (el clásico documental sobre Bob Dylan de 1967) se queda muy cortado. "Esa película es impresionante", nos dice. "Muestra a Dylan en la cima de su poder, y de su ego". Y, añadimos nosotros, no se corta un pelo a la hora de mostrar al genio cuando se porta como un cretino. Justo lo mismo que hace esta película: The Swell Season comienza rebosante de buen rollo, pero conforme su metraje se sucede y vemos el distanciamiento entre Hansard e Igolvá, provoca la misma sensación incómoda que da el presenciar una bronca entre un matrimonio amigo. Hansard afirma que los autores "tenían la sensibilidad suficiente como para saber cuándo parar el rodaje y dejarnos solos: nunca les dijimos que apagasen las cámaras". También reconoce que su ex "se mostró distante con ellos, pero aceptó que la filmasen por el bien de la película" y que para él mismo "hubo algunas escenas que fueron muy dolorosas, y muy difíciles".

Una historia como esa no nos engancharía si sus figuras no se lo merecieran. Y damos fe de que las de The Swell Season se lo merecen mucho. Hansard sabe que le queda poco tiempo para triunfar, y no quiere perder la oportunidad de su vida. Su compañera aparece como una chica tímida, que apenas muestra sus emociones, pero capaz (en unos pocos momentos) de mostrar una enorme ternura. Y luego están sus familias: la de Iglová apenas se muestra, salvo para decir que la vida de su hija no les hace ni maldita la gracia, y la de Hansard ofrece una estampa tremenda y patética en su padre (un ex boxeador alcohólico que murió durante el rodaje) y una robaescenas consumada en la de su progenitora. "Mi madre está exultante conmigo, se lleva el Oscar al bingo para enseñárselo a las amigas", comenta Glen, y no lo dice como una broma. "Ella viene de un entorno de clase obrera, y estar relacionada con elshow business es algo que la sobrepasa", explica. "Tengo miedo por ella, y sobre todo por mis hermanos pequeños: el orgullo es un pecado, y si están demasiado pendientes de mi éxito pueden olvidarse de que ellos también se merecen una vida propia".