[Sitges 2019] 'Noche de bodas', otra novia ensangrentada

Asistimos a una de las películas de género más aclamadas, una sangrienta reunión familiar en la que una joven esposa tendrá que hacerse valer por todos los medios.
[Sitges 2019] 'Noche de bodas', otra novia ensangrentada
[Sitges 2019] 'Noche de bodas', otra novia ensangrentada
[Sitges 2019] 'Noche de bodas', otra novia ensangrentada

No deja de resultar curioso la coincidencia del estreno en Sitges de Noche de bodas (Ready or Not) con la llegada a los cines de Joker de Todd Philips. Si bien manejan ritmos, tonos y estilos claramente diferenciados, la tesis sobre la que trabajan es muy similar, la de personas que se ven superadas por aquellos que teóricamente tienen por encima.

La clásica lucha de la clase obrera frente a la rica; y en ambos casos, existe un baño de sangre aunque aquí uno se convierte en el villano y otra en la heroína. Es este último el caso de Grace (Samara Weaving), una mujer que tras casarse con el más joven de la familia Le Domas descubrirá que su noche de bodas no consistirá en las actividades que ella tenía planeadas sino en participar en un juego de consecuencias peligrosas.

Arranca así una película en la que el espíritu juguetón del mejor Sam Raimi, con ese gusto por la comedia negra y el gore desenfadado, funciona en sus sucesivos golpes de efecto y en donde un personaje aparentemente frágil y fuera de su terreno será capaz de anteponerse con ingenio y mucha mala baba. Es imposible no recordar también a REC 3 de Paco Plaza, la mejor de las extensiones del fenómeno REC con esa impecable novia ensangrentada interpretada por Leticia Dolera.

Es una lástima que los responsables de El heredero del diablo (2014), Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, responsables de la puesta en escena, lo hagan con tan poca enjundia y abrazando la más aburrida normalidad, sin trabajar más sus trucos o cuidando sus imágenes para que la premisa, potente y en sintonía con otra reuniones familiares fatales como Tú eres el siguiente o sobre todo Déjame salir, llegue más alto.

Porque sí, Noche de bodas se ve y se disfruta mientras dura, pero se queda en la superficie de aquello que quiere poner el relieve y se conforma con lo justo y necesario para que el espectador aplauda tres veces sin que le de tiempo a bostezar y se vaya para casa con el pensamiento de que, por suerte para él, su noche de bodas fue muy diferente.sitges

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