¿Será 'Ready Player One' la película más odiada de Spielberg?

Acusaciones de machismo, pósters paródicos y rechazo a la nostalgia de los 80: la nueva película del autor de 'E.T.' sufre una ola de rechazo antes de su estreno
¿Será 'Ready Player One' la película más odiada de Spielberg?
¿Será 'Ready Player One' la película más odiada de Spielberg?
¿Será 'Ready Player One' la película más odiada de Spielberg?

El mejor escribiente echa un borrón. Y, cuando mejor es el escribiente de marras, más clamorosas nos parecen sus equivocaciones. Si queremos comprobarlo, basta con un vistazo a la carrera de Steven Spielberg: el director no se ganó su apodo de 'Rey Midas' por casualidad, y sus triunfos se cuentan por decenas tanto en el terreno palomitero como en el del cine, digamos, 'serio'. Pero, si nos ponemos a indagar en sus tropiezos, nos encontramos con trabajos desdeñados por el público (Always), por la crítica (Hook) o por ambos (Amistad). Una lista de tropiezos a la cual, si se cumplen las peores previsiones, corre el riesgo de ir a parar Ready Player One.

Ahora bien, ¿cómo puede ser esto? Ready Player One está basada en un bestseller (el libro homónimo de Ernest Cline), apela a un sector del público que suele pasar por taquilla (los fans de los videojuegos y de la cultura popular en general) y su director es, además de un jugón empedernido desde los 70, un maestro en captar la atención de adolescentes, niños y adultos por igual. Parece difícil creer que se esté pronosticando un batacazo, pero los indicios están ahí.

Para empezar, hablemos del libro. Si bien la novela de Cline se hinchó a vender, llegando hasta las listas del New York Times y convirtiendo a Cline en un autor famoso, también es verdad que las opiniones sobre su calidad literaria han sido cuanto menos variadas... y las más negativas han llegado de la prensa, en teoría, más afín, dedicada a los videojuegos, los cómics y las frikadas diversas. Este rechazo por parte del fandom resurgió en julio de 2017, cuando apareció el primer tráiler de la película, y se ha reavivado ahora que se acerca su estreno.

Aparte de las muestras de suspicacia en webs como The Vergeel haterismo campa por sus respetos en las redes sociales. Allí, algunos optan por atacar a la película mediante el texto ("Ready Player One es un divertido recordatorio de que todo lo que me gusta es basura, de que yo soy basura y de que el mundo estaría mejor sin la gente como yo", sentencia el periodista Mike Druckermientras otros se ceban en un blanco fácil: esos pósters de la película basados en filmes de culto.

Debido a esto último, Twitter se ha llenado de carteles de Ready Player One que no se basan en los de Los Goonies Regreso al futuro, sino en clásicos del cine de autor como Jeanne Dielman, Kramer contra Kramer, la muy brutal Saló de Pier Paolo Pasolini o, en un alarde de suprema mala leche, La lista de Schindler. Películas radicalmente alejadas de esa cultura de cine-espectáculo y videojuegos retro a la que apelan los tráilers y pósters del filme.

Como más de uno se estará imaginando ya, otro flanco débil de Ready Player One es el de la sexualidad y el género. Webs como io9 (con un artículo titulado "La mujer-trofeo de 'RPO"han arremetido tanto contra el libro como contra la futura película, y especialmente contra su protagonista Parzival (Tye Sheridan) y su tratamiento a la heroína Art3mis (Olivia Cooke). Según estas denuncias, no es ya sólo que la perspectiva de Cline sobre las relaciones entre hombres y mujeres sea propia de un alumno de ESO, sino que el comportamiento del héroe hacia la chica (con frases como "Llevo años espiándote por internet") es propio de un acosador. De uno que, además, se enmascara tras esa falsa apariencia de "buen chico" que tanto daño hace.

Dado que Ready Player One se estrena el 28 de marzo, aún no podemos decir si la película se estampará en taquilla o no. Pero, dado el mal resultado económico de Mi amigo el gigante (filme que cayó tirando a bien entre los críticos, pero que apenas recuperó gastos), podemos decir que a Spielberg tendrá que dársele muy bien para evitar un desastre, sobre todo cuando su público natural amenaza con darle la espalda.

Por otra parte, señalemos otro par de cosas. La primera, que Spielberg ya no es el jovial treintañero de E.T., sino un señor de 71 años a quien, por narices, debe costarle ponerse en la mente de un espectador joven. La segunda, que esa nostalgia ochentera y noventera a la que invoca su filme no es tan propia de un millennial criado a los pechos de internet como de un treintañero largo o un cuarentón al que la juventud se le escapa de entre las manos. Tal vez Spielberg haya creído encontrar aquí su fuente de la juventud, pero (si todo sigue como hasta ahora) lo que obtendrá será la prueba definitiva de que los años no pasan en balde. 

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