[Seminci 2018] 'The Miseducation of Cameron Post': bienvenido al campamento cristiano que cura a los gays

Chloë Grace Moretz canta desatada sobre la mesa de la cocina. Canta What´s Up, de 4 Non Blondes, después de haber estado pelando patatas con sus compañeros de campamento. Canta "And I try, oh my god do I try, I try all the time, in this institution" cargando la letra de la canción de una mala baba tan intencionada que resulta imposible no contagiarse del encanto de la secuencia y, en general, de The Miseducation of Cameron Post. La segunda película de Desiree Akhavan (Appropriate Behaviour), comedia indie sobre un campamento cristiano que cura la homosexualidad que ganó en la pasada edición de Sundance, compite hoy en la Sección Oficial de Seminci en lo que podría leerse como un guiño posmoderno al pasado religioso del festival.

The Miseducation of Cameron Post comienza con una declaración de intenciones: una voz en off catequista frente a dos alumnas adolescentes que se dan el lote en el cuarto de una de ellas, rodeadas de posters en las paredes. Son los 90, principios de esa década famosa por el buen cine indie al que tanto recuerda este filme de Akhavan. Todavía se llevan las cazadoras vaqueras y los cardados, la música se escucha en cintas grabadas y el vestuario para la prom night le debe mucho a los complicados estilismos de los años 80. Ah, también es la época en al que están de moda los campamentos para curar la homosexualidad.

De eso va The Miseducation of Cameron Post, joya de Sundance que se estrenará en España en 2019. Del campamento 'La promesa de Dios' en el que Cameron –Grace Moretz– es internada para intentar solucionar su "SSA" –Same Sex Attraction– a base de terapias en grupo, conciertos pastorales y un monitor bigotudo al que la iglesia ha sabido reconducir a tiempo de su propia desviación sexual. Akhavan acierta en su retrato de este microcosmos huyendo de la ridiculización de lo que ya, de por sí, es grotesco. Su mirada, irónica pero también nostálgica, describe la pacatería de una América profunda que ahora está más a la vista que nunca. Y carga las tintas en la construcción de los personajes principales, desde la directora del centro que es "como tener tu propio villano de Disney" hasta los tres adolescentes protagonistas –Cameron, un David Bowie nativo americano y una rastafari con una sola pierna– tan bien escritos que los querrías de amigos.