[Seminci 2018] ‘Noches mágicas’, o el ‘Amarcord’ de Paolo Virzì

Tras ganar la Espiga de Oro con ‘Locas de alegría’, Paolo Virzì suma puntos con este homenaje al cine italiano sobre tres jóvenes guionistas acusados de cargarse a un productor.
[Seminci 2018] ‘Noches mágicas’, o el ‘Amarcord’ de Paolo Virzì
[Seminci 2018] ‘Noches mágicas’, o el ‘Amarcord’ de Paolo Virzì
[Seminci 2018] ‘Noches mágicas’, o el ‘Amarcord’ de Paolo Virzì

Según las convenciones del cine, los guionistas son siempre unos parias a pesar de los muchos galones acumulados en las repisas. Los más grandes lo sabían, de Billy Wilder a Jean-Luc Godard o los hermanos Coen, y tal vez por ello las cintas con plumillas en apuros nos parecen los más acertados retratos de los intríngulis que alimentan las bambalinas del séptimo arte. Nada mejor que un fabulador como protagonista para hablar del cine dentro del cine, pero a Paolo Virzì debió de creer que su homenaje a titanes como Ettore Scola, Marcello Mastroianni, Vittorio Storaro, Federico Fellini, Bertolucci y muchísimos más, que pone en pie en Noches mágicas necesitaba ya no de uno, si no de ¡tres! escritores en apuros viviendo los mejores días, con sus noches, de sus vidas. Incluyendo aquella que pasan en el calabozo detenidos como sospechosos de ¡haber asesinado a un productor! Sin duda, más de uno o una teclista, o cineasta –y seguro que sonidista o montador–, habrá fantaseado con librarse del jefazo de las cuentas después de algún rodaje explosivo.

El arranque de Noches mágicas no puede ser más ídem, porque Virzì nos hace viajar a los años 90 hacia el momento exacto en que Italia pierde la semifinal del Mundial en los penaltis contra Argentina. Porque justo con el gol del Pelusa, y el griterío desesperado de casi todos los habitantes de la Península que se asemeja a una bota golpeando un balón, cae un coche al río Tíber.

Entre el lamento (por el partido perdido) y la intriga (por el asesinato), los carabinieri se ponen manos a la obra y sus pesquisas les conducen a los tres jovenzuelos protagonistas, el ganador y los dos finalistas del reputado concurso de guion Premio Solinas, Antonino (Mauro Lamantia), Luciano (Giovanni Toscano) y Eugenia (Irene Vetere). No es difícil ver en el trío unos Jules y Jim (François Truffaut, 1961) dispuestos a barrer con toda Roma por hacerse con un hueco en esto del cine, como tampoco resulta complicado pensar en ellos como trasuntos de los personajes del clásico Una mujer y tres hombres (Ettore Scola, 1974); máxime cuando el director originario de la Campania es, junto al eterno Fellini –grandes amigos, por cierto–, uno de los referentes que palpitan en este nuevo ejercicio de Virzì. Cine italiano al 100%.

Lo del crimen, lo sabemos ya desde el minuto cero, es apenas un pretexto para que los tres jóvenes guionistas demuestren oficio y relaten al comandante cómo han llegado a la situación en la que se encuentran, y para que Virzì, por su parte, se deleite exprimiendo su visión de la comedia all’italiana –exaltada, vivaracha, sensual y parlanchina– y nos insista en lo mucho que adora a Federico, quien hasta tiene un bonito cameo en todo el embrollo de Noches mágicas. El cameo sorprendente de la historia, sin embargo, corre a cargo de la también bellísima Ornella Muti, aquí luciéndose en el rol de una guasona maggiorata.

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