(SEMINCI 2015) Día 1: 60 años de Seminci, '45 años' como 'must see'

La Seminci inaugura su programación del 60ª Aniversario con pies de plomo.
(SEMINCI 2015) Día 1: 60 años de Seminci, '45 años' como 'must see'
(SEMINCI 2015) Día 1: 60 años de Seminci, '45 años' como 'must see'
(SEMINCI 2015) Día 1: 60 años de Seminci, '45 años' como 'must see'

Pensaréis que, para empezar, debería hablar de las espigas al viento, de las seis bien llevadas décadas de este festival que ayer se celebraron con una interminable lista de invitados, de una gala que me perdí por el estrés que me provocaron las gestiones burocráticas (por cierto, me comentan mis paisan@s y amig@s de Valladolid, que vieron retransmitido el evento por RTV de Castilla y León, que el guión fue tan soso como el de los últimos años, y en esto ya es hora de que la dirección de SEMINCI enmiende la plana), y de un cóctel posterior de presentación que también me perdí, pero aquí porque no estaba invitado, o porque no llevaba etiqueta cuando me vieron por la mañana, o porque para Seminci yo no soy nada más que un crítico de mierda, vete tú a saber… Destaco la merecidísima Espiga de Honor a Fernando Lara (que fue un magnífico director y programador, sobretodo durante su primera etapa), y ya os iré hablando de alguna cosa más durante las próximas jornadas, porque hoy, para no faltar más, prefiero solo hablar de cine, que es de lo que entiendo…

¿Qué hemos visto?

Dheepan, la Palma de Oro del Festival de Cannes, dirigida por Jacques Audiard. Lo mejor que puedo decir de la película inaugural es que gana en un segundo visionado, si estamos atentos a las claves para su correcta lectura. A mí me las proporcionó un artículo escrito por mi querido profesor de guión Javier Miñón, en el que se habla de la elefantiasica paciencia de un inmigrante tamalí (interpretado por el escritor Jesuthasan Antonythasan, “Shobha”, que estuvo en Pucela para defender la película) a la hora de adaptarse a su nueva vida, de portero y con familia impostada, en uno de los banlieue más peligrosos de París. Dheepan tiene las mismas virtudes y defectos que la mayor parte del cine anterior de su realizador: temática urgente, imágenes poderosas, ricas en sugerencias (la familiaridad que se va tejiendo entre Dheepan y Yalini está narrada sutilmente, con elipsis muy poderosas), pero también arritmias considerables. En la rueda de prensa posterior a la película, Jesuthasan Antonythasan denunció la guerra silenciosa y la censura que todavía se vive en Sri Lanka. Su caso, el de un refugiado de guerra que interpreta su propia condición en la película, recuerda al del camboyano Haing S. Ngor en la película de Roland Joffé Los gritos del silencio, como bien me recordó otro compañero de profesión afincado en Venezuela, otro país en el que las libertades y los derechos siguen encontrándose en entredicho.

Fuera de concurso se presentó Incidencias, la tercera película de José Corbacho y Juan Cruz, en la que, en la onda de Los amantes pasajeros, No controles, o la saga de Aterriza como puedas, unos pasajeros se encuentran encerrados en un tren de alta velocidad debido a una avería, lo que dará pie a todo tipo de enredos y disparates. La película cuenta con la participación de comediantes y actores como Toni Acosta, Rubén Ochandiano, Carlos Areces, Lola Dueñas, Nuria Gago, Karim Ait M’Hand o Miki Esparbé, y fue la apuesta fresca y liviana de SEMINCI para acompañar en programa doble la Gala de Inauguración.

45 años, de Andrew Haigh (Weekend), va a ser una de las películas importantes del festival. Tiene dos interpretaciones portentosas, las de Charlotte Rampling y Tom Courtenay y una exquisita fotografía de Lol Crawley en la que destaca el trabajo de foco. Cuenta algo aparentemente banal, como son los preparativos de unas “casi” bodas de oro de un matrimonio sin descendencia (ojo con este detalle), y cómo afecta al mismo la llegada de una misiva en la que se informa al marido del hallazgo del cadáver congelado de una antigua novia en un glaciar. Entre cuatro paredes (menos “austriacas” que las de Michael Haneke en Amour, pero igual de elocuentes), con rigor cronológico, y la ayuda de unos exteriores matutinos preciosos ambientados en la campiña de Norfolk, en el Este de Inglaterra, Haigh va contando el terremoto interior que sacude a los personajes de manera concisa y elegante, hasta llegar a un primer plano sostenido y sobrecogedor sobre el rostro de Rampling. Una película top, como diría Mou.

¿Con quién nos hemos encontrado?

De momento, mucho escaparate, pero no tanta prensa acreditada en las salas para ser una 60ª Edición. Habrá que dejar pasar las días y empaparse de la cinefilia de las calles y de lo que tiene pinta de ser una estupenda programación… Para entrevistar a la Kawase, sí que estaba mi compañero Carlos Reviriego, y el gran Juan Sardá Frouchtmann, pero muerto de sueño, por lo que, después de disfrutar de la estupenda y comedida 45 años, prefirió retirarse a sus aposentos en el Hotel Felipe IV (el ajetero del Olid Meliá le agobia también), y mal que hizo, porque se perdió Hitchcock/ Truffaut, el excelente documental escrito por Kent Jones y Serge Toubiana, en el que se desvelan las grabaciones y los detalles que rodearon la gestación de uno de los libros míticos de la historia y de la praxis del cine, como es El Cine según Hitchcock, concebido y transcrito concienzudamente por el que fuera realizador de la Nouvelle Vague, en base al encierro que mantuvo con el director de Psicosis durante ocho jornadas ininterrumpidas, durante las cuales éste le fue desvelando todas las claves de su oficio y de su arte.  Por los detalles que aporta, por los secretos que desvela en torno al libro y a la fructífera relación que se estableció, antes, durante y después, entre Hitchcock y Truffaut, este documento visual es un must see para todo apasionado del cine y para todo el que quiera iniciarse o profundizar en su conocimiento. Afortunadamente, será distribuido en España gracias a la reciente alianza entre Sherlock y A Contracorriente Films.

¿Con qué vino lo hemos regado?

Ninguno, cabreado como estaba por no disponer todavía de los solicitados vales de comida del Festival (y que yo necesito dada la estirada distancia entre las sedes del festival y mi domicilio familiar), me encerré en la Nueva Mejillonera y allí me di un homenaje a base de raciones de bravas, calamares y pulpo, aunque quizás me pasé un poco con la cerveza (sustituí la gala por una anocondiana siesta). Los que me conocen bien, sabrán que es verdad, mi estómago no miente y la comida es el único momento de tranquilidad verdadera que tenemos los redactores que cubrimos y que llenamos las páginas (en mi caso particular con Seminci, el año pasado fueron más de 40, 16 de ellas impresas) de estos eventos.

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