Seis aullidos a la luna llena

Saludamos el estreno de 'El hombre lobo' con un repaso a los licántropos más señoriales del cine. Este informe es peludo (y tiene colmillos)
Seis aullidos a la luna llena
Seis aullidos a la luna llena
Seis aullidos a la luna llena

EL CLÁSICO

Lon Chaney Jr. en El hombre lobo (1941)

Es duro ser el hijo de un genio, y más si ese genio es Lon Chaney, ‘El hombre de las mil caras’ para los amigos y todo un monstruo tanto dentro (El fantasma de la Ópera, 1925) como fuera de la pantalla. Superviviente de una infancia infernal, Lon Chaney Jr. ya era famoso gracias a su Quasimodo de Esmeralda, la zíngara (1939) antes de pasar por completo a la eternidad gracias a este filme, cuyo argumento es respetado casi al dedillo por la versión de Benicio Del Toro. Chaney revisitaría su papel en secuelas como Frankenstein contra el hombre lobo (1943).

EL IBÉRICO

Paul Naschy en La noche del hombre lobo (1981)

No digas “Paul Naschy”, ni mucho menos “Jacinto Molina”. Di: “Waldemar Daninski”. En un raro caso de fidelidad a un álter ego fílmico, el madrileño Naschy (1923-2009) daría vida a este licántropo de balcánico nombre en una larguísima serie de películas que le llevaría a visitar Japón (La bestia y la espada mágica, 1983) y Brasil (Um Lobisomem Na Amazonia, 1996) buscando una cura para su maldición. Sumando a ésto sus aventuras en la literatura y el guión de cómics, el ímpetu del actor y director por defender a la especie lupina habría hecho llorar a Félix Rodríguez de la Fuente.

EL TURISTA

David Naughton en Un hombre lobo americano en Londres (1981)

Un consejo de amigo: si vas a un pueblo perdido en Inglaterra y los locales te aconsejan que no salgas de noche… Hazles caso. Si no, puedes sufrir el destino que el director John Landis y el maquillador Rick Baker (El hombre lobo) destinaron para David Naughton en este rompedor y ochentero filme: no es sólo que la luna llena te haga sufrir unas transformaciones detalladas hasta lo grimoso, sino que el fantasma de un amigo muerto (Griffin Dunne, ¡Jo, qué noche!) se te aparecerá para darte la brasa. La secuela Un hombre lobo americano en París (1997) es del todo olvidable.

EL EJECUTIVO AGRESIVO

Jack Nicholson en Lobo (1994)

Mike Nichols, que ya había retratado a una ‘loba’ de distinto signo (Anne ‘Mrs. Robinson’ Bancroft) en El graduado (1967), proporcionó a Jack Nicholson un papel a la altura de su señorial carácter en esta revisión noventera del mito. No es sólo que las habilidades adquiridas gracias a la maldición permitan a Jack triunfar en el mundo de las finanzas (su hostilidad devoradora con James Spader es pa’verla), sino también, en otro contexto, con la siempre apetecible Michelle Pfeiffer. Auuuuuuuuuu…

LA FEMINISTA

Sarah Patterson en En compañía de lobos (1984)

¡Por fin, una señorita aulladora en nuestra lista! No podía ser menos, tratándose de un filme que reune los talentos del siempre perverso Neil Jordan (Entrevista con el vampiro) y la escritora Angela Carter, cuyo guión adapta su libro La cámara sangrienta. La película, una versión muysui generis del cuento de Caperucita Roja, cuenta con la entrañable Angela Lansbury en el papel de una abuelita poco cariñosa y muy represora... Pero los instintos siempre triunfan (y la libido, ni te contamos).

EL ‘MODERNIQUIS’

Scott Speedman en Underworld (2003) y Underworld: Evolution (2006)

Aunque de originalidad cuestionable (la empresa de juegos de rol White Wolf ganó a sus autores en un pleito por plagio) y medios más bien cortos, la saga Underworld merece nuestro respeto por su desprejuiciada voluntad de entretener… Y por mostrarnos a una vampiresa recia y pistolera (Kate Beckinsale) enamorarse hasta las cachas del licántropo Michael Corvin (Speedman). La precuela Underworld: La rebelión de los licántropos nos mostró al hombre-lobo más tirillas que se recuerde, encarnado por el ínclito Michael Sheen (The Queen).

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