Scarlett Johansson: "Adoro a Woody Allen, le creo y trabajaría otra vez con él"

Desde que en una entrevista emitida a principios de 2018 Dylan Farrow reafirmara sus acusaciones de abuso sexual contra Woody Allen, su padre adoptivo, muchas voces han llamado a reexaminar el presunto escándalo que persigue al cineasta neoyorquino desde los años 90. 

A pesar de que Allen fue investigado en su momento y siempre ha defendido su inocencia ante las acusaciones de su hijastra, el empuje actual del movimiento #MeToo y una mayor conciencia social contra los abusos sexuales y de poder en Hollywood han llevado a que varios actores y actrices que trabajaron en pasado con el director afirman arrepentirse de haberlo hecho.

De Mira Sorvino y Natalie Portman a Greta Gerwig, pasando por Colin Firth, Ellen Page o Michael Caine, todos en mayor o menor medida han renegado públicamente de sus colaboraciones con Allen. Incluso Timothée Chalamet y Rebecca Hall, protagonistas de la última que ha filmado, Día de lluvia en Nueva York, se han pronunciado del mismo modo. De hecho, Amazon Studios mantiene la película sin estrenar en EE UU (en España llegará a los cines el próximo 11 de octubre) por este motivo.

Pero no todas las estrellas que han colaborado con Woody Allen opinan lo mismo. Diane Keaton, Jude Law o Javier Bardem han declarado a favor del cineasta; un grupo al que ahora se suma Scarlett Johansson, quien protagonizó algunas de sus películas más populares de la década pasada: Match Point (2005), Scoop (2006) y Vicky Cristina Barcelona (2008).

"¿Qué es lo que pienso de Woody Allen?", repite, mientras medita una respuesta, la actriz la pregunta del periodista de The Hollywood Reporter durante una larga entrevista. "Adoro a Woody. Le creo y volvería a trabajar con él de inmediato".

"Woody y yo nos vemos siempre que podemos, y hemos hablado mucho de esto. He sido muy directa con él, y él ha sido muy directo conmigo. Mantiene que es inocente, y le creo", prosigue Johansson.

Y es consciente del alboroto que pueden causar sus declaraciones en un ambiente cultural donde precisamente se recuerda la importancia de dar credibilidad a las palabras de las presuntas víctimas. "Es difícil porque vivimos unos tiempos en los que la gente está muy encendida, y con razón. Era necesario despertarse y la gente muestra mucha pasión, sentimientos muy fuertes y está enfadada, con toda la razón. Son tiempos intensos".