Tras ocho películas, dos videojuegos, cómics y hasta atracciones en parques temáticos, la saga Saw va camino de convertirse en una de las más longevas y explotadas (que ya es decir) de cine de terror, o al menos, de las sagas surgidas después de la fiebre de los años 70 y 80 por los slashers.
A pesar de haberse convertido en todo un icono del terror actual en general y en especia, de ese subgénero que se dio en llamar (no sin cierto amarillismo) torture porn, lo que quizás algunos todavía no sepan es que la saga del temible y retorcido Jigsaw se inició en el campo del cortometraje, más concretamente cuando en el lejano 2003 James Wan y Leigh Whannell crearon Saw, un corto hoy renombrado como Saw 0.5 y que en su día sirvió para que distintos productores e inversores posaran su mirada sobre el guion de largometraje que habían escrito.
Con un presupuesto de unos escasos 5.000 dólares, los dos amigos rodaron esta pieza y gracias a ella, Lionsgate decidió producir la película y lanzó la carrera de dos de los nombres más reconocibles del cine actual de terror.
Si nunca has visto los 9 minutos que empezaron la pesadilla de la que hoy se estrena la octava entrega, aquí los tienes...
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