[San Sebastián 2019] 'Lo que arde': Fuego, camino contigo

Oliver Laxe estrena su largometraje sobre el regreso al hogar de un pirómano con el que fue premiado en Un Certain Regard de Cannes.
[San Sebastián 2019] 'Lo que arde': Fuego, camino contigo
[San Sebastián 2019] 'Lo que arde': Fuego, camino contigo
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“Solo alguien que se siente realmente atraído hacia el fuego hace una película como Lo que arde”, cuenta medio en serio, medio en broma, el director de origen gallego Oliver Laxe. Lo que arde es su tercer filme tras Mimosas (2016) y Todos vós sodes capitáns (2010), y la confirmación general –Premio del Jurado en la sección Un Certain Regard de Cannes mediante– de una sensibilidad inaudita. Su cine se abandona a lo que filma y por eso Lo que arde es una inmersión como pocas a un entorno salvaje. El del fuego y el de una Galicia indómita.

“Llevaba 10 años en Marruecos y quería filmar en el valle donde había nacido mi madre, que es mi casa y donde me he hecho cineasta”, explica. “Cuando vives en un sitio como en el que vivía mi familia, te sientes pequeño, sabes que tienes que aceptar lo que te da la vida y en esa sumisión está la libertad”, prosigue en su reflexión sobre el escenario donde acontece Lo que arde, la historia de Amador, un pirómano recién salido de la cárcel, y su madre Benedicta, quien recibe a su hijo con una sencilla pregunta: “Tes fame?”. “No queríamos que el espectador interpretara la relación entre madre e hijo bajo un prisma psicológico. El trabajo con Santi [Fillol, coguionista] consistía en quitar, depurar, llegar a la esencia. Yo creo que están muy bien en la película, ¿no? Hay mucha ternura entre ellos. Son dos personas de campo y tenía ganas de que esos gestos aparecieran en pantalla”, continúa Laxe.

Lo que arde es una película sobre el monstruo y el perdón, pero también sobre la locura y el fuego –“Los bomberos estaban preocupados cuando vieron que estábamos más locos que ellos”, confiesa– así como de la experiencia de un incendio: “¡Nos hemos sentido un poco pirómanos [risas]! Sales de ahí con ganas de volver, porque el fuego es poderoso, magnético y alquímico. Y nos gustaría que las imágenes de esta sinfonía alquímica de Lo que arde se asienten en el espectador de la misma manera que, cuando te quemas, el fuego sigue quemando la piel, hundiéndose en la herida. Así debería suceder con las imágenes: que sigan prendiendo después de la proyección”.

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