[San Sebastián 2014] Día 2: Tony Soprano no es italiano y Pasolini habla en inglés

¿Qué le pasa a la 62 edición del Festival de San Sebastián con el país del spaghetti?
[San Sebastián 2014] Día 2: Tony Soprano no es italiano y Pasolini habla en inglés
[San Sebastián 2014] Día 2: Tony Soprano no es italiano y Pasolini habla en inglés
[San Sebastián 2014] Día 2: Tony Soprano no es italiano y Pasolini habla en inglés

¿De qué se habla hoy en San Sebastián? De lo guapo que es Nicolaj Coster-Waldau, el actor de Juego de tronos que presenta hoy peli en el festival. Y también del señor con antifaz de Iberia que se sentó a mi lado en el pase de Black Coal. Un maestro del ronquido. Un auténtico profesional de la dormida. Vale que la peli era china y que eran las cuatro y media de la tarde. Pero quitando que le robó el Oso de Oro a Boyhood en el pasado Berlín, tampoco era para tanto. Una de esas películas que le hacen flaco favor a la oficina de turismo de Pekín, porosa como el carbón del título, pero densa en el buen sentido. Un thriller que va cogiendo carrerilla para acabar en un disparatado momento de baile a lo derviche más propio de Spike Jonze que del chino Diao Yinan. Al otro lado del bulevar, se habla de Antonio Banderas. Y de Autómata, la película de Gabe Ibáñez (Hierro). Pero no demasiado bien, así que mejor pasamos a otra cosa. Hablemos en cambio de lo que no se habla en Donosti: italiano. Ni Tony Soprano ni Pasolini. Ni media parola. Porca miseria!

¿Qué hemos visto? Tony Soprano ha vuelto y sigue diciendo “tinkin” en vez de “thinking”. Sólo que en La entrega, thriller de las mafias chechenas de Brooklyn que usan los bares como tapaderas, Gandolfini ya no le debe nada a su apellido italiano. Aquí es polaco. O vete tú a saber. Pero ya no le van los cannoli. Un detalle para nostálgicos de Los Soprano que en nada lastra el correcto desembarco en EE UU de Michaël R. Roskam. La entrega tiene buena atmósfera y unos potentes Matthias Schoenaerts  y Tom Hardy –en el olimpo de las voces están Sacristán y este malo de Batman–, pero no le llega a la suela del zapato a esa brutalidad que fue Bullhead, la primera película del belga.

Italiano tampoco se ha hablado en Pasolini. Abel Ferrara ha preferido a Willem Dafoe que ser fiel a la musicalidad de Dante. Y chirría. Porque quitarle Italia al cineasta italiano es como ponerle a una pizza salsa barbacoa. Un delito. Una pena. Una stronzata. Y, en cualquier caso, el retrato de Pier Paolo se queda a medio camino: ni es ensayo, ni es biografía, ni es novela, ni es poema.

¿Qué nos hemos perdido? Nos vamos a perder (de momento) A Second Chance, el drama de Susanne Bier que está gustando en los corrillos. ¿La excusa? Una bien grande: Matthias Schoenaerts. Sí, el tiarrón de Bullhead. La bestia parda de Óxido y hueso. Dentro de una hora tenemos entrevista con él.

¿Con quién has hablado? Ayer entrevisté al hijo de Sebastiao Salgado, que codirige un documental sobre las fotografías sobre su padre junto a Wim Wenders. “Le cuentas una idea y enseguida la transforma en cine”, me dijo sobre el director de Cielo sobre Berlín.

¿Qué hemos comido? Ensaladilla rusa, pulpo a la gallega y espárragos. En Casa Vallés. Sello de calidad.

¿Qué esperamos de la jornada de mañana? Esperamos mucho de Phoenix –parece la gran tapada del Festival– y de Haemu, dirigida por el guionista de Memories of Murder. ¿Habrá visto este hombre La isla mínima?

Conchómetro: Lo dicho. Ojo a Phoenix y a Mia Hansen Love, que todavía tiene que llegar de París. Pero La isla mínima sigue en nuestro podio.  Y, sobre todo, en nuestro CUORE.

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