Con Once, el director irlandés John Carney se ganó el ascenso a la primera división de cineastas. Y, con Begin Again, parecía haberse instalado en ella definitivamente, al firmar una película de gran estudio con actores famosos. El filme tuvo una repercusión comercial entre floja y muy floja, lo cual ha llevado al director a volver a su país natal para Sing Street (un musical, para variar, ambientado en el Dublín de los 80). Y, presentando este nuevo filme, Carney ha tenido unas palabritas para la principal responsable de que Begin Again fuese, no sólo una decepción taquillera, sino también un rodaje infernal. ¿La industria de Hollywood? No: Keira Knightley.
Cuando Carney empieza describiendo Sing Street como "una película pequeña y personal en la que no sale Keira Knightley: es muy satisfactoria", se adivinan por dónde van los tiros. Pero, por si no hubiese quedado claro, sigue adelante. Según detalla, Knightley "tiene un séquito que la sigue a todas partes, así que es muy difícil trabajar en serio con ella". Y no sólo eso, sino que también tiene un oído enfrente del otro: "Creo que el verdadero problema [con Begin Again] fue que Keira no sabe cantar ni tocar la guitarra, y es muy difícil hacer que la música suene convincente si no es con músicos de verdad".
¿Faltaba algo más? Pues se ve que sí: poner por los suelos el talento interpretativo de la inglesa. "Cuando eres actor, necesitas buscar a tu personaje sin miedo mientras la cámara te está filmando. Pero Keira va de esconderse, y no creo que puedas ser actor si haces eso". Tras semejante baño, dudamos de que a John Carney y a Keira Knightley les queden las más mínimas ganas de trabajar el uno con el otro. "No es que quiera poner verde a Keira", comenta el director. Menos mal.
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