Primeras impresiones de 'Prometheus'

Nos ha costado, pero ya estamos de vuelta. Reconocemos que ha sido una ordalía, y mira que pintaba bien al principio: reclutados por una empresa que parecía fiable (su lema es "Construyendo mundos mejores", ¿no), con una nave espacial de última generación, chicas estupendas a bordo y un destino de lo más desolado, nuestro viaje en Prometheus se parecía mucho a unas vacaciones. Pero claro, resulta que en LV-223 el panorama es tan peligroso como en LV-426, que por algo está a la vuelta -astronómica- de la esquina. Y aquí nos tenéis, hechos unos zorros y cubiertos de pies a cabeza en supuraciones viscosas de sospechoso origen, pero con estas primeras impresiones de la nueva de Ridley Scott en la mano, para que las disfrutéis y calentéis motores hasta el estreno del filme el 3 de agosto. Creednos: comparado con esto, nuestro viaje a Gotham City para adelantar El caballero oscuro, la leyenda renace ha sido un paseo.

1.- COMO EN UN ESPEJO. Los fans más veteranos de la saga Alien se percatarán (casi) desde el principio: Prometheus es un filme que evoca a la primera entrega de los xenomorfos constantemente. No hablamos de referencias directas a su trama, claro, sino en aspectos formales: desde los créditos de inicio, que ya se dejaban entrever en el tráiler definitivo, al despertar de los tripulantes en la cámara criogénica de la nave. Nos sentimos tentados a afirmar que esta película se refleja en su predecesora, buscando intencionadamente los parecidos. Y, dado quién estuvo a los mandos de Alien, esa explicación parece del todo lógica.

2.- MICHAEL FASSBENDER ES UN(A) MÁQUINA. Pasados los inevitables prólogos (hay dos, separados ambos en el tiempo por unos cuantos millones de años), el primer minutaje de la película pertenece sin discusión a una sola persona: Michael Fassbender. 'Fassy' comienza desarrollando un entrañable homenaje a Peter O'Toole y Lawrence de Arabia, muy apropiado ahora que el actor se retira, para después demostrarnos que no sólo puede jugar al golf con las manos a la espalda, sino también encestar un triple desde una bicicleta mientras pedalea. Este dominio permanece durante todo el resto de Prometheus: David, el androide encarnado por Fassbender, no es sólo el personaje más complejo del filme, sino también un robaescenas consumado gracias al estilazo interpretativo del actor.

3.- CHARLIZE, LA DAMA DE HIERRO. Sin ánimo de restarle méritos a Noomi Rapace, afirmamos que la otra robaescenas de Prometheus es la actriz sudafricana. Toda ella miradas cortantes y frases lapidarias, la Theron encarna a esa jefa surgida del infierno con la que ninguno querríamos trabajar, convirtiéndose en una presencia ominosa que tardarás mucho en olvidar tras salir del cine.

4.- ¿QUIÉN HA PASADO LA ASPIRADORA? Seguramente, dado que la rodó él, Scott recordará que Alien, el octavo pasajero creó escuela, no sólo gracias a su fusión de aventura espacial y terror gótico, sino también a la exposición de una verdad indudable: en el futuro lejano también habrá trabajos horribles, currantes desmotivados y mal pagados y, sobre todo, vehículos llenos de porquería. Ahora bien, eso queda totalmente fuera de Prometheus. Quienes esperen reencontrarse con la entrañable mugre de la Nostromo quedan advertidos de que, en este filme, la astronave titular aparece tan limpia y pulcra como un deportivo recién salido del concesionario.

5.- DAMON Y RIDLEY FILOSOFAN. Juntar a un Scott cada vez más maduro y trascendente con el guionista de Perdidos ha sido como juntar al hambre de conceptos con las ganas de comerse todas las respuestas posibles regurgitando, en su lugar, otros interrogantes que nos mosquean aún más. Eso no quiere decir que el libreto de Damon Lindelof deje en blanco todo lo que siempre habíamos querido saber sobre los xenomorfos y nunca nos cansamos de preguntar, pero si quieres ver un filme que te lo dé todo bien masticadito, mejor busca en otra parte.

6.- ¿EL 'BIOTERROR'? BIEN, GRACIAS. Lo anterior no quita que Prometheus muestre otros sellos distintivos de la saga, claro. A saber: fluídos repugnantes, sangre ácida, criaturas viscosas abandonando el cuerpo de humanos desprevenidos y apéndices de aspecto sospechosamente fálico. Con decir que el nombre del diseñador H. R. Giger figura de forma muy prominente en los créditos finales, pese a no haber participado en la película, debería quedar claro que algunas 'buenas' costumbres no se han olvidado.

7.- NO SON 'SPACE JOCKEYS', SON INGENIEROS. Parafraseamos a Enjuto Mojamuto para exponer que, si Prometheus va a cambiar en algo el canon de la saga Alien, es en su concepción de los enigmáticos viajeros espaciales. Olvídate para siempre de ese fósil con trompa que Kane, Dallas y compañía hallaban en LV-426, porque esa imagen se verá reemplazada por otra muy distinta. ¿Más terrorífica? Eso dependerá de cada espectador.

8.- TRES DIMENSIONES BIEN APROVECHADAS. Para ser la primera vez que el veterano Scott se enfrenta a un rodaje estereoscópico, digamos que el cineasta pasa la prueba con media de Sobresaliente. Uno de los primeros momentos de Prometheus contiene un travelling sobre la superficie de un río que te hará encogerte en la butaca, por si el agua salpica. Cuando se trate de otra clase de líquidos, de índole más orgánica, directamente querrás tener un paraguas a mano.

9.- CUIDADO CON LOS VIRALES, QUE MIENTEN MUCHO. Como Prometheus ha tenido tantos, tantísimos, materiales de adelanto, estamos a salvo de spoilear a qué aspecto del filme nos referimos aquí. Sólo apuntar que no esperes ver en la película todas las presuntas 'escenas' lanzadas durante su campaña publicitaria. Estando la Compañía detrás del asunto, ¿qué te esperabas?

10.- ¿LA SECUELA DE LA PRECUELA? Como hemos indicado antes, Prometheus deja muchísimas preguntas sin respuesta. Y tiene toda la pinta de que esas preguntas serán respondidas (o no) por Scott y Lindelof en futuras entregas de la película. Seguro que Walter Hill, productor de la saga desde 1979, se frota las manos pensando en los dividendos de una nueva franquicia, y los fans que consideraron a Alien resurección como un final indigno para nuestros depredadores espaciales de cabecera, también.