Primeras críticas de 'Independence Day: Contraataque' - "Un rayo láser de escapismo cinematográfico sin filtros"

¿Pensabas que los expertos recibirían al filme de Roland Emmerich a laserazo limpio? Pues, en parte lo hacen... pero también confiesan haberlo disfrutado (un poquito)
Primeras críticas de 'Independence Day: Contraataque' - "Un rayo láser de escapismo cinematográfico sin filtros"
Primeras críticas de 'Independence Day: Contraataque' - "Un rayo láser de escapismo cinematográfico sin filtros"
Primeras críticas de 'Independence Day: Contraataque' - "Un rayo láser de escapismo cinematográfico sin filtros"

Han llegado, y no tendrán piedad: su falta de escrúpulos es legendaria, su lenguaje es muchas veces indescifrable y sus valores quedan más allá del entendimiento humano. ¿Hablamos de los aliens de Independence Day: ContraataquePues no: hablamos de los críticos anglosajones que orbitan en torno al filme de Roland Emmerich, dispuestos a hacer con él lo mismo que la nave nodriza hizo con el Capitolio en la primera entrega, allá por 1996. Curiosamente, las aventuras de los personajes conocidos (Bill Pullman, Jeff Goldblum) y de recién llegados como Liam Hemsworth Maika Monroe, no se llevan la esperable paliza a cargo de un grupo de expertos enemigos de los blockbusters. Es más: muchos de estos plumillas parecen haber disfrutado del filme, incluso a pesar de sí mismos. ¿Queréis comprobarlo? Aquí tenéis sus veredictos.

"Aquello que los consumidores buscarán en Contraataque es entretenimiento y explosiones que valgan el precio de la entrada, y eso [la película] lo entrega con éxito. Aunque su duración de 120 minutos a veces se hace más pesada que los 145 minutos de su predecesora, la buena mano del guionista-escritor-productor Roland Emmerich para la pompa de la destrucción a gran escala, los momentos de triunfo para levantar el puño y el cachondeo sin complejos sigue inalterada. Esta clase de entretenimiento es un lugar feliz. Y resulta noble por su parte querer darle algo a la comunidad gay después de un patinazo de bajo presupuesto como Stonewall: puede decirse que Contraataque hará más por promover una imagen positiva de los hombres gay presentando a Brent Spiner John Storey como una pareja de enamorados dispuestos a morir el uno por el otro, y por la humanidad". Leslie Felperin, The Hollywood Reporter

"Aunque sería de tontos decir que a Independence Day: Contraataque le faltan escala y espectáculo en esta era del blockbuster con pantalla azul, la sucesión de escenas con lo mismo se vuelve repetitiva y carente de alma debido a su violencia sin víctimas. Parece que nadie muere o resulta herido pese a la destrucción de medio planeta. Una vez más, la única broma le corresponde a Goldblum, quien mira a la nueva nave enemiga y suelta sin inmutarse: "Esta es más grande que la de antes". Más grande, sí, pero no tan divertida ni de lejos". Jason Solomons, The Wrap

"Sin prodigarse demasiado en ningún apartado, salvo en sus sensacionales efectos visuales del tipo 'más es más' -que es, seamos sinceros, el sitio donde tenía que concentrar el esfuerzo- esta secuela tardona y abigarrada del éxito de 1996 Independence Day resulta mucho menos arrolladora que sus invasores alienígenas, pero demuestra que el director Roland Emmerich es el valedor más ingenioso del caos palomitero en el cine moderno. Demasiado concentrada, quizás, en ensalzar el presunto legado de su antecesora -que será un recuerdo lejano, como mucho, para la mayoría de su público objetivo- este Big Mac cinematográfico resulta muy divertido por sus propios medios de segunda mano". Guy Lodge, Variety 

"Curiosamente, la única cosa que no resulta extragrande es el metraje. Y ahí es donde empiezan los problemas. Independence Day: Contraataque está abarrotada de destrucción pornográfica y acción demencial, por no mencionar a todos los personajes de la primera película (salvo el de Will Smith) más un puñado de otros nuevos... y sólo dura dos horas. Así pues, le decimos adiós al desarrollo de los personajes y a la tensión a fuego lento que volvían apasionante a la primera entrega, y saludamos a las explosiones servidas a velocidad doble y a un final sorpresa que no tiene ningún sentido". Tom Huddleston, Time Out

"Aquí no hay un mensaje obvio (su apoliticismo resulta refrescante, comparado con otros blockbusters de acción modernos) y la película tampoco se posiciona como un comentario apesadumbrado sobre nuestra compleja y preocupante época. En vez de eso, el director Roland Emmerich ha entregado un rayo láser de escapismo cinematográfico sin filtros. ¿Te preocupa el brexit? ¡Mira a Jeff Goldblum haciéndole un corte de mangas a las Naciones Unidas charlando amigablemente con un señor de la guerra africano. ¿Te preocupa que Donald Trump quiera construir un muro en la frontera entre EE UU y México? ¡Fíjate, acaban de destruir la mitad del hemisferio norte!". Adam Woodward, Little White Lies

"Aunque la mayor parte de su desarrollo es una chorrada pura y simple, llena de gente que tendrás que esforzarte para que te importe algo, y aunque su conclusión pide desesperadamente una secuela, aún hay un núcleo (magmático) de entretenimiento salvaje bajo todo esta farfolla. Mientras el mundo libre se hace pedazos a sí mismo, ver cómo toda la humanidad se une para enfrentarse a un enemigo común tiene algo de magnífico. Ojalá pudiéramos hacerlo sin necesidad de una amenaza alienígena". Helen O'Hara, GQ

"No pienso ponerme a destrozar el filme por su trama lineal, sus personajes de dibujos animados, su falta de realismo y sus set pieces llenas de destrucción bíblica y CGI. Eso es lo que lo hace disfrutable". Christopher Hooton, Independent

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