Predecimos el futuro de la saga 'Transformers'

Diez años de robots gigantes: eso es lo que nos aguarda. Aunque Michael Bay piensa abandonar la franquicia (¿caerá esa breva?), la multinacional juguetera Hasbro y el productor Akiva Goldsman han tenido sus reuniones pertinentes, asegurando que al menos tres nuevas películas de Transformers están en preparación. Una ristra de filmes que, si la taquilla responde, podría prolongarse, y que asegura la continuidad de Optimus Prime y sus muchachos al menos hasta 2025. Ahora bien, ¿cómo serán esas secuelas? Pues nosotros tenemos la respuesta: el servicio futurológico de CINEMANÍA ha desempolvado sus bolas de cristal, ha mirado con lupa los posos del café de media mañana y ha aplicado los métodos de la ilustre Sybill Trelawney (profesora titular de Adivinación en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería) hasta dar con las respuestas: efectivamente, tendremos películas de Transformers hasta dentro de una década justa... pero no serán tres, sino cinco títulos, y se desarrollarán de la forma que describimos aquí. Si esta suma de vaticinios te parece extraña, recuerda que el porvenir siempre sorprende...

¿De qué irá? Tras mucha rumorología, Dwayne Johnson reemplaza provisionalmente a Mark Wahlberg como nuevo protagonista humano de la saga. En su papel de honrado fontanero de Tucson (Arizona), y acompañado por Paz De La Huerta (su chica) y Jaden Smith (no, nosotros tampoco nos explicamos cómo le dieron el papel de su hijo adolescente), 'The Rock' hace frente a los colosales robots, harto de que descalabren el sistema hidráulico de la población con la trepidación seísmica de sus pisotadas. Tras un clímax final en el que Autobots y Decepticons se baten el cobre en la presa Oroville (la más alta de EE UU, con 230 metros de altura), Optimus y Dwayne deciden que eso de alternar juntos ha estado muy bien, y que a ver cuándo quedan otra vez y se toman unas cañas.

¿Qué tal funcionará en taquilla? Muy bien. Por si fuera poco con la presencia de 'The Rock' y con la intervención de Vin Diesel prestándole su voz a Metroplex (el Autobot que, no contento con transformarse en vehículo, walkman o dinosaurio, se transforma... en ciudad), Paz y el pequeño Decepticon  Wheelie reviven la famosa escena del sobeteo en Transformers: La venganza de los caídos, despertando la hilaridad entre el público y generando incontables memes de internet.

¿De qué irá? Constatando que en el mundo del arte conceptual no se come un colín, con grandes apuros financieros y a punto de caer en esa cuesta abajo en la que un actor trabaja con quien sea, Shia LaBeouf decide tragarse el orgullo y acercarse hasta Bay (convertido ahora en productor, cediéndole la silla de tijera a Jonathan Liebesman -Las Tortugas Ninja-) y Steven Spielberg reptando sobre su abdómen cual lombriz. Tanta humillación da sus frutos, y la pareja decide rescatar al personaje de Sam Whitwicky: según nos revela el filme, al joven no le ha ido nada bien su carrera post-Transformers: La era de la extinción, hallándose ahora como en un homeless de Los Ángeles que persigue a sus antiguos amigos robóticos aferrado a una botella de whisky barato envuelta en papel de estraza. Los Autobots, sin embargo, nunca le perdonarán que vendiese a Bumblebee a un chatarrero cuando las cosas le vinieron mal dadas.

¿Qué tal funcionará en taquilla? Bien, pero sin pasarse. El giro social de la historia despierta gran expectación, mientras que la breve intervención de Megan Fox se convierte en materia de escándalo. Pero la insistencia de Shia en rodar sus escenas con una bolsa en la cabeza y recitando poemas de Wallace Stevens reaviva antiguas tensiones. A consecuencias de todo ello, el rodaje acaba siendo más turbulento que el de La venganza de los caídos. Fox, encolerizada, publica una larga serie de cartas abiertas en las que compara a Bay con Pol Pot, Stalin, Enver Hoxa y Jesús Gil y Gil.

¿De qué irá? Dándose al fin por enterado de esos estudios según los cuales la diversidad racial proporciona buenos réditos financieros, Michael Bay decide adoptar esa estrategia en la séptima (¡séptima!) entrega de Transformers. El problema es que, con su escasa sutileza habitual, el cineasta no encuentra otro medio para hacerlo que rescatando a Skids y Mudflap, aquellos dos androides que tan mal sabor de boca dejaron en La venganza de los caídos dado su obvio uso de tópicos del gueto. Ni siquiera la presencia de Rosie Huntington-Whiteley logra salvar al filme de una tormenta de polémica, acentuada por la presencia de un Eddie Murphy muy ancianito ya. Y eso que la ex modelo (ya consolidada como actriz, y convertida al feminismo furioso tras su experiencia de Mad Max: Furia en la carretera) exige que su personaje sea capaz de pensar sin mover los labios.

¿Qué tal funcionará en taquilla? Pésimamente. Las manifestaciones en las puertas de los cines estadounidenses, los comentarios indignados en webs de gran calado internacional (como El mundo today, convertida en referente de la información online) y los cruces de acusaciones en los que Bay no deja de invocar a sus abultadas gónadas crean un torbellino en el que interviene incluso Barack Obama, ya retirado de la política y convertido en tertuliano y todólogo televisivo. Pese a todo ello, la cinta acaba convertida en un título de culto, con incontables cinéfilos rescatándola como placer culpable, ganándose una entrega especial de nuestro Crítico de mierda en 2031.

¿De qué irá? En principio, la saga Transformers debería haber tenido un crossover por todo lo alto con G. I. Joe, la popular franquicia de juguetes bélicos de Hasbro. Pero los abogados se lían con el papeleo, Channing Tatum (ocupado rodando la séptima entrega de Magic Mike en un resort de Benidorm) rechaza tajantemente volver a la franquicia, Bruce Willis ya no está para estos trotes... y una serie de delirantes decisiones de despacho acaban en un encuentro entre Optimus, Ratchet y compañía con los adorables équidos de Mi pequeño Pony, otra de las propiedades más preciadas de la multinacional, a la que se quiere dar un giro 'adulto' y 'arriesgado'. ¿Cómo se las apañarán los robots gigantes en el mundo mágico de Equestria?

¿Qué tal funcionará en taquilla? Sorprendentemente, Rise of the Ponies será una de las películas más taquilleras de Transformers, pulverizando récords gracias al apoyo de la inveterada comunidad 'brony'. Abracitrón, el colosal ingenio mecánico (mitad Decepticon, mitad pony) que ejerce como antagonista de la historia inspira cosplays sin cuento en la Comic-Con 2025, mientras que el encuentro del renacido Galvatron con Pinkie Pie, en el que la susodicha derrota al villano en una pelea de tartas, es aclamado desde el estreno como una cumbre del cine de acción.

¿De qué irá? Los años no perdonan. Ni siquiera a Michael Bay. Por ello, inmerso en un giro introspectivo, el cineasta decide romper una de las leyes no escritas de las franquicias: aquella que prohíbe reflejar de forma realista el paso del tiempo sobre sus personajes, máxime cuando éstos son ciclópeas máquinas CGI. De esta manera, Age of Oxidation refleja la angustiada lucha entre unos Autobots y unos Decepticons que, constatando que sus engranajes ya empiezan a flaquear, se lanzan en pos de una santa del planeta Cybertron que proporciona la juventud eterna: nada menos que la Sagrada Botella de 3 en 1. La megabatalla final se desarrolla en Marina D'Or, y en ella interviene por fin un inesperado Channing Tatum, que andaba por las inmediaciones rodando Magic Mike 9 y se sumó a la fiesta.

¿Qué tal funcionará en taquilla? Los réditos económicos de esta película no serán, en principio, nada del otro jueves, al menos para lo normal en un blockbuster post-implosión de Hollywood. Ahora bien: su acogida por parte de la crítica será inesperadamente positiva, con Carlos Boyero saliendo deshecho en lágrimas de la premiére celebrada en Cannes y medios como Cahiers du cinéma y Sight and Sound alabando "la sensibilidad de Bay, y su alcance poético, que consigue que uno se estremezca ante los efectos del climaterio en una mole metálica de 22 metros de alto". Tamaña apoteosis culmina en el Festival de San Sebastián de ese mismo año, en el que Bay recibe el Premio FIPRESCI por aclamación. "Ya sabía yo que este chico llegaría lejos", comenta el incombustible George Miller.