Por qué ‘La favorita’ no debería ganar el Oscar

Es una clara candidata a llevarse premios importantes el próximo 24 de febrero… Y tras la absoluta unanimidad de la crítica nos toca hacer el trabajo sucio: ‘La Favorita’ no es tan
Por qué ‘La favorita’ no debería ganar el Oscar
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Yorgos Lanthimos está en su salsa con esta película, a pesar de ser la primera que dirige sin haber escrito. Su universo se define por la depravación y el sentido del humor perverso, y aquí la historia que quiere contar está ambientada en el 18 y en palacio, cuando y donde un montón de gente rica se entretenía haciendo carreras de ocas, lanzando tomates a un bufón desnudo y follando, claro. Es el terreno perfecto para que el director griego construya una película descarada, extraña, malvada, triste y alegre.

Las cualidades de La favorita están claras:

1 El trío de actrices acumula los mejores trabajos interpretativos del año, sobre todo lo de Olivia Colman que es una barbaridad. El talento de Rachel Weisz ya lo sabíamos de sobra y también el de Emma Stone, solo que no en este último caso no estamos acostumbrados a verla hacer de tipa chunga encarnando a su despreciable y terriblemente encantadora Abigail.

2 El guión. Un guión bien construido que de todas las cosas escritas sobre la reina Anne se decanta por su relación lésbica con Sarah y Abigail y también con su gota y su carácter indolente y caprichoso.

3 La sátira social que Lanthimos propone y que es transhistórica. Al dotar a su película de elementos modernos tan fuera de contexto como el baile de Sarah que tanto cabrea a la reina, hace que la película se extrapole fácilmente a después, mucho después, incluso al “ahora”.

4 Y la ambientación, por supuesto, cuidada al detalle y utilizada para que que Lanthimos pueda complacer su parte esteta en escenas como esa en la que Emma Stone se funde en las paredes llenas de imágenes.

Tras poner verde Infiltrado en el KKKlan, nos toca lanzar veneno sobre La Favorita…. Y la verdad, no nos ha costado tanto como pensábamos.

¿PARA QUÉ SIRVE TANTO OJO DE PEZ?

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Para nada. Que no os engañen, el ojo de pez en La favorita es un elemento meramente estético. Hay críticos que han comentado que este recurso está ahí como metáfora de la burbuja en la que viven los habitantes de la realeza totalmente ajenos al mundo exterior… Sin embargo, si esto fuera así, el ojo de pez no se utilizaría, por ejemplo, en las cocinas con todos los sirvientes trabajando como esclavos.

Otra corriente crítica también dice que el ojo de pez está para convertir a los espectadores en mirones… Pero, ¿no lo somos ya acaso por el mero hecho de ser espectadores?

No, el ojo de pez es un recurso estético para poder venderte un pastel con exceso de fondant.

Y como el ojo de pez, tenemos los saltos de eje, tenemos planos en ángulos imposibles, cámaras super lentas y un montón de recursos de fotografía y movimientos preciosos que solo sirven para entorpecer la narrativa.  El estilo barroco de Lanthimos casi no deja respirar la historia.

REPERCUSIONES POLÍTICAS SIN IMPORTANCIA

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En La Favorita hay una constante referencia a los problemas políticos de la época. Del que más se habla es de la guerra y de su modo de financiación: subir los impuestos para que el pueblo pague un conflicto con el que no está de acuerdo.

Así se la jugaban los nobles a los pobres… Quitándoles dinero para pagar sus caprichos, sus complejos y sus ambiciones. Lanthimos no quiere analizar la política de la época, mucho menos el precario estado de la sociedad, de hecho en la película ni existe ni aparece la clase desfavorecida. Pero es terrible cómo pierde el tiempo dedicando parte de su película a conflictos estado y de política exterior sólo para describir la importancia del personaje de Rachel Waisz en la gestión del reino, cosa que se podría hacer con un par de sencillas escenas.

Hay personajes que deambulan durante todo el metraje y lo hacen sin aportar demasiado a la historia, uno de ellos es el interpretado por Nicholas Hoult, un político de la oposición con ideas más progresistas cuya presencia cae en desgracia porque al final lo que importa es la partida de ajedrez que tienen las tres mujeres protagonistas: Anna, Sarah y Abigail.

¿ES UNA COMEDIA O DRAMA MELANCÓLICO?

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La Favorita puede ser una comedia negrísima donde Anna, la reina de Colman, come, vomita y sigue comiendo, donde Emma Stone dispara a un ave tan cerca de la cara de Sarah como para salpicarla con la sangre, donde unos cuantos idiotas se reúnen para apostar su dinero a una carrera de ocas…

Y también La Favorita puede ser un melodrama de época donde dos mujeres se enfrentan en una lucha descarnada para llevarse los favores de una reina loca, caprichosa y enferma.

La Favorita está entre el producto pop de la Maria Antonieta de Sofía Coppola, el thriller sexual de Amistades Peligrosas o el drama melancólico de ascenso y caída de Eva al desnudo. Al final Lanthimos no se decide y la película, en vez de enriquecerse con una variedad de elementos que definan su género  (o no lo hagan) lo que hace es caminar en una débil línea que no deja disfrutar al espectador ni de una comedia, ni de un drama.

Que la película tenga tan claros problemas de identidad la alejan inevitablemente del Oscar. O al menos así debería ser.

INTRIGA QUE PIERDE LA GRACIA

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La intriga de palacio, la lucha entre Sarah y Abigail, pierde intensidad a medida que el metraje avanza. Lanthimos no consigue sostener durante tanto tiempo este pulso y al final pierde la gracia.

Durante la primera mitad de metraje cada escena es estimulante, es divertida… El director se reserva el secreto de Anna (su relación sentimental con Sarah) hasta bien avanzada la película para mantener el interés un rato más. Y por supuesto lo consigue. Sarah y Abigail se enzarzan en una partida de ajedrez sórdida y lamentable que acaba desterrando a Sarah fuera de palacio y ahí la película se para. El equilibro de fuerzas que había se disuelve en un tedioso y lamentable drama sobre una mujer a la que no va a volver a quererla nadie por muchos conejos que tenga enjaulados. Tantos como hijos perdidos.

Pero no nos desviemos, lo peor pecado para una película es aburrir y La favorita termina haciéndose larga.

FINAL INSATISFACTORIO

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Las ganas de Lanthimos de maximizar todas las sensaciones tanto visuales y auditivas en pos de una película hecha para los sentidos le han hecho olvidar la importancia de un buen clímax.

[SPOILER]

¿Cómo demonios se atreve a terminar su película después de más de dos horas con una secuencia tan abrupta?

Sarah está en el destierro mientras Anna entiende que no va a volver a sentirse deseada cuando al mismo tiempo Abigail, en el suelo, arrodillada frente a la reina sabe que nunca tendrá poder sobra nadie… Siempre será una sirvienta.

La hipnótica imagen final de la cara de Anna mezclándose con la de Abigail y los conejos deja claro esta tesis que, sin embargo, se queda muy corta teniendo en cuenta la audacia que acumula cada escena de la película. Lanthimos alimenta las expectativas de los espectadores ante un final no solo inteligente si no impactante y lo que nos da es un desenlace casi obvio y muy convencional.

No, no creemos que La favorita deba llevarse el Oscar, pero es que además no le hace falta. Lo mejor que le puede pasar a una película ya le ha pasado a la de Lanthimos: tener una cuenta de Twitter tan maravillosa como esta:

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