Por qué 'El árbol de la vida' no debería ganar el Oscar

¿Una obra maestra de contemplación y belleza, o un ejercicio estético apoyado en filosofía barata? Ponemos en solfa a la nominada más 'raruna' del año. Por YAGO GARCÍA
Por qué 'El árbol de la vida' no debería ganar el Oscar
Por qué 'El árbol de la vida' no debería ganar el Oscar
Por qué 'El árbol de la vida' no debería ganar el Oscar

Ya sólo quedan horas (literalmente) para que llegue la ceremonia de los Oscar 2012. Y ya van quedando menos películas para que, como marca nuestra tradición anual, en CINEMANÍA completemos nuestra habitual somanta de palos a las nominadas a Mejor Película. Por nuestras pérfidas manos ya han pasado The Artist (porque las favoritas siempre dan rabia), Tan fuerte, tan cerca  (¿alguien se explica cómo acabó en la lista), esa Midnight in Paris con la que la Academia quiere 'perdonar' a Woody Allen, las polémicas raciales de Criadas y señoras, los follones deportivos de Moneyball y las angurrias hawaianas de George Clooney y Alexander Payne en Los descendientes

Pero ahora, lectores, si esto fuese una competición ciclista, nos enfrentaríamos al Alpe d'Huez. Porque, además de figurar entre las finalistas del 'hombrecito' más codiciado, El árbol de la vida de Terrence Malick cuenta con una Palma de Oro en Cannes y con el aplauso de (parte de) la crítica especializada de todo el mundo. ¿Seremos capaces de poner en solfa a un filme aclamado como la obra maestra de su director? ¿O conseguiremos convencer a los académicos de que más vale revisar otra vez Días del cielo en dvd que votarla? Como verás, a nuestro afán crítico no le gana nadie.

Entre Pinto y Valdemoro…arbol_vida_terrence_malick_oscar

…O entre lo divino y lo natural, que viene a ser casi lo mismo. Estos, según nos informa la voz en off de Jessica Chastain (maravillosa, que conste) son los dos polos entre los que oscila El árbol de la vida. Lo “natural”, representado por el padre Brad Pitt, “sólo busca agradarse a sí mismo” e impone sus normas, mientras que la divinidad (la Chastain, metafóricamente hablando) “acepta los insultos y las heridas” y representa, a grandes rasgos, todo lo positivo de la condición humana. Más allá de los debates a lo que esto puede llevarnos, señalemos que esto huele de lejos a dicotomía simplista. Algo que no esperaríamos de un señor como Terrence Malick, que se ganó su doctorado en Filosofía disertando sobre Ludwig Wittgenstein, un filósofo muy poco dado al onanismo mental. Y qué decir de esa cita inicial del Libro de Job, un texto en el que la deidad judeocristiana no se porta de forma, digamos, intachable…

¿Alguien dijo “esteticismo”?arbol_vida_oscar

Pues, si no se ha dicho aún (y basta con revisar las críticas internacionales y la reacción popular al filme para saber que sí) nosotros lo proclamamos bien en alto. Malick es un cineasta de sensibilidad casi prodigiosa, pero en esta película su capacidad para captar la belleza parece habérsele ido de las manos. Cuando observamos el periplo vital (y emocional) por el cual nos lleva El árbol de la vida, nos queda siempre la duda de si el autor ha incluido ciertas imágenes como una mera forma de demostrarnos lo estupendamente bien que se le da registrar el vuelo de una bandada de pájaros, el fluir del agua de un río o el mismísimo origen del Universo. Más que un órdago místico a la muy materialista 2001 de Kubrick, como proclaman sus defensores, ¿no será esto un simple ejercicio de contemplación gratuita?

Dinosaurios acartonadosarbol_vida_oscar

Uno de los momentos más criticados de El árbol de la vida ha sido su breve incursión en el Cretácico (¿o era en el Jurásico?), durante el cual asistimos a la breve interacción entre dos dinosaurios. A diferencia de otros, aquí no nos parece que el cine de autor sea incompatible con los reptiles gigantes… Pero sí con los efectos especiales de factura cutre: movimientos rígidos, texturas drásticamente mejorables y un mal manejo de la física (observa que, cuando uno de los dinos entra en el agua, el líquido ni siquiera chapotea) son algunos de los defectos de este momento. Y encontramos la misma flaccidez en otros instantes que Malick, buscando la espectacularidad, se podría haber ahorrado perfectamente.

Una ‘playlist’ de música clásicaarbol_vida_oscar

El Moldava de Smetana, Las misteriosas barricadas de Couperin, piezas surtidas de Bach al órgano (cortesía del personaje de Brad Pitt), son algunos de los temas clásicos que pueblan la BSO de El árbol de la vida. De hecho, son tantísimos, y se repiten con tanta frecuencia, que terminan avasallando a las imágenes más que complementándolas. Malick es un director de fino oído musical (véase para probarlo su uso de las piezas de Béla Bartok en su debut Malas tierras), pero da la impresión de que esta vez su melomanía se le ha ido de las manos, y que un poco de silencio, o una chispa más de diálogo, le habría sentado mejor a su filme que tanta partitura gloriosa.

La pones al revés, y nadie se da cuentasean_penn_arbol_vida

El título de este epígrafe no es una boutade ni una fantasmada: ocurrió realmente, en un cine de Bolonia (Italia), que proyectó las dos primeras bobinas del filme con el orden cambiado sin que ninguno de sus espectadores se percatase de ello. En otros cines, esta vez de EE UU, el personal advertía mediante un folleto que no se devolvería el importe de la entrada a aquellos que considerasen que el filme era un timo. Y eso no es todo: ni siquiera Sean Penn, uno de los actores protagonistas de El árbol de la vida, tiene excesivamente claro de qué va su argumento… Si es que lo tiene. ¿Significa esto que la obra de Malick es un prodigio de la abstracción, o más bien que su discurrir es tan difuso que no hay quien le encuentre un sentido?

En el fondo, Malick es muy listoarbol_vida_oscar

Dentro de las finalistas de este año al Oscar, esta película se presenta como la alternativa ‘rara’ y ‘artística’ a otros filmes respaldados por una accesibilidad no exenta de ñoñería (Criadas y señoras), por hypes internacionales con marca Weinstein (The Artist) o por la firma del mismísimo Spielberg (War Horse). Sin embargo, y aparte de su laberíntica factura, podemos ver que El árbol de la vida es un producto plenamente integrado en el star system de Hollywood: llegó a las carteleras envuelta en un gran revuelo promocional y con el espaldarazo de su Palma de Oro en Cannes, en su reparto hay figuras de primera línea (Brad Pitt, que también produce, la Chastain, Sean Penn…) y su aspecto es el de un caramelo visual fácilmente asimilable, si bien con un desarrollo poco ortodoxo. Ya desde sus primeras películas, Malick ha sabido beneficiarse de las grandes productoras, de los actores populares y de una buena habilidad para la promo, así que nosotros nos preguntamos: si este mismo filme se presentara con intérpretes poco conocidos, o no profesionales, y de manos de un estudio indie, ¿se habría molestado la Academia en nominarlo?

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