¿Por qué al héroe de 'Ready Player One' le gusta tanto 'Buckaroo Banzai'?

En su nueva (y exitosa) película, Spielberg ha incluido un guiño al filme más demente y surrealista de los 80. Descubre aquí por qué.
¿Por qué al héroe de 'Ready Player One' le gusta tanto 'Buckaroo Banzai'?
¿Por qué al héroe de 'Ready Player One' le gusta tanto 'Buckaroo Banzai'?
¿Por qué al héroe de 'Ready Player One' le gusta tanto 'Buckaroo Banzai'?

¿Dónde estaba Steven Spielberg en 1984? La respuesta es fácil: petándolo a lo grande con Indiana Jones y el templo maldito. Así pues, no es seguro que le sobrase tiempo para ir a ver una película tremendamente extraña, que se estampó en taquilla, cuyo título era Las aventuras de Buckaroo Banzai. Ahora bien: es posible que el primer y penúltimo largometraje de W. D. Ritcher esté en la lista de filmes que Spielberg vio aquel año. ¿Cómo lo sabemos? Pues por esa escena de Ready Player One en la que un pixelado Tye Sheridan busca ropa elegante para una cita virtual… y acaba poniéndose el atuendo new romantic de Peter Weller en la película

¿Te suena todo lo anterior a código máquina? Tranquilo, es lo habitual: aunque sea una desconocida para mucha gente, Buckaroo Banzai es una película de culto (mejor dicho, DE CULTO, con todas sus mayúsculas) imposible de olvidar para cualquiera que la haya visto desde que se estrenó en 1984. Y entre quienes la vieron entonces (¡casualidad!) se encuentra Ernest Cline, coguionista de Ready Player One y autor de su novela original. Por si no te basta con la recomendación de estos dos caballeros, aquí va toda una serie de razones para animarte a ver uno de los filmes más molones que jamás se hayan rodado:

El protagonista es el hombre del Renacimiento definitivo

Un todavía poco conocido Peter Weller (el futuro RoboCop, señoras y señores) interpretaba a un polifacético personaje que al mismo tiempo era un importante neurocirujano, un aventurero sin igual, un físico capaz de poner en tela de juicio nuestra noción del espacio-tiempo, un experimentado piloto, un conocedor del arte de la katana y una estrella del rock. Tal conglomerado de virtudes no era más que un préstamo pulp de Doc Savage, del que la historia también tomaba  prestados a su grupo de ayudantes.

La primera vez que Richter dirigió una película

Richter

W.D. Richter, uno de los guionistas más importantes de los años 70 y 80, debutó como director con esta película. Antiguo compañero de clase de John Carpenter y Dan O’Bannon, y guionista tan capaz de acariciar el Oscar por Brubaker como de reescribir el guion de un western cómico coescrito por Gary Goldman y crear con él Golpe en la Pequeña China, dirigió esta película cuyo tono disparatado le venía como anillo al dedo.

El fracaso de la cinta hizo que su meteórica carrera no volviera nunca a ser la misma y, poco a poco, fue desapareciendo de los círculos de Hollywood hasta el punto de que, se dice, hoy día ya no concede entrevistas. Lo último que supimos de él fue que en 2005 firmó el guion de La amenaza invisible. Stealth y que el año pasado se autopublicó una novela en formato electrónico, Don’t Even Think About It.

Homenajes cruzados con Thomas Pynchon

Yoyodyne

Una compañía que ha aparecido dos veces en la ficción pynchoniana, Yoyodyne, es la empresa tras la que se esconden los alienígenas de la película. Al autor de El arco iris de gravedad debió gustarle el homenaje y en su novela Vineland mencionaría un grupo de música llamado Eddie Enrico and his Hong Kong Hotshots, que parece una referencia clara a Buckaroo Banzai and his Hong Kong Cavaliers, el grupo de música protagonista de la película.

Una sandía contra Hollywood

En un momento de la película, el personaje interpretado por Jeff Goldblum observa una sandía que hay encima de una mesa y pregunta por ella, sin que nunca más se haga referencia a ello. La razón parece ser que tras un montón de peleas y luchas entre Richter y el estudio, el cineasta había dejado de recibir comentarios y objeciones al material que iba rodando.

Preguntándose si es que ya todo lo que hacía era del agrado de los productores o si es que estos pasaban de ver el metraje y le daban por imposible, Richter salió a la calle, compró una sandía y la metió en mitad de la escena, sin venir a cuento. Cuando vio que nadie le llamaba para preguntarle por eso tan raro que había rodado, supo que habían dejado de revisar su trabajo.

La Guerra de los Mundos fue una conspiración

Alienígena

Una de las mejores ideas de la película fue decir que la famosa lectura radiofónica de La guerra de los mundos era una invasión real que había sido ocultada a la población mundial, diciéndoles que todo se había tratado de una ficción que el travieso Orson Welles había preparado por Halloween. De hecho, en la película tiene importancia la localidad de Grover's Mill, el pueblo de Nueva Jersey donde comenzaba la adaptación.

Se adelantó a la fiebre de los superhéroes

Grupo de héroes

La historia de la película bebía tanto de la cultura popular que lo que rodó Richter prácticamente  fue un tebeo de superhéroes concebido mucho antes de que ese subgénero cinematográfico existiera definido como tal. Buckaroo es un héroe de trágico pasado que lidera un grupo de héroes con los que debe defender al mundo de los extraterrestres de la octava dimensión. Por si fuera poco, el final de la cinta prometía una secuela con nuevas aventuras del personaje.

En estos tiempos de adaptaciones constantes de cómics y en los que la relectura de lo pulp es la cima de la posmodernidad, vale la pena recordar que en 1984, Buckaroo y W.D. Richter ya estuvieron ahí.

 

El guionista que casi perdió la cabeza

Earl Mac Rauch

El padre de Buckaroo Banzai fue Earl Mac Rauch, autor también del guion del New York, New York de Scorsese. Cuenta la historia que tras una comida en la que Rauch comenzó a desvariar con la idea del superhéroe neurocirujano y la octava dimensión, Richter y su mujer (fans de Arkansas, adiós, la primera novela del escritor) le contrataron para que se sentara a desarrollar la historia con la que les había dejado boquiabiertos.

El problema es que el guionista terminó perdiéndose en el universo que estaba creando y tan pronto se decidía por una historia como terminaba dejándola a medias para comenzar otra distinta. Al parecer, por su maquina de escribir pasaron infinidad de tratamientos con aventuras del personaje, entre ellas una en la que había un robot gigante y unos puros que habían pertenecido a Adolf Hitler.

 

Un archienemigo anda suelto

Lightgow como Lizardo

Si Buckaroo Banzai tomaba prestados bastantes elementos de Doc Savage, su archienemigo Hanoi Shan no iba a ser menos y en la película se hacía referencia a que el más temible enemigo de Buckaroo era un tal Hanoi Xan. Bueno, lo de “se hacía referencia” más vale entrecomillarlo porque en la película se eliminaron todas las referencias, ya que los productores creían que el público iba a liarse entre el Dr. Lizardo, el malo de la película al que da vida John Ligthgow y ese otro ser maligno al que se hacía referencia a lo largo de la película y que parecía ser responsable de la muerte de los padres y la novia de Buckaroo.

En las versiones de vídeo doméstico, los diálogos han sido reinsertados y ahora sí podemos escuchar hablar de ese temible enemigo al que nunca llegamos a conocer.

Ernest Cline ya intentó continuar la película

Cline con su guion

Mucho antes de este frikazo todoterreno se revelara como el autor de Ready Player One, Cline ya había obtenido relevancia cuando con 24 años escribió por su cuenta y riesgo un guion para Buckaroo Banzai contra la Liga Mundial del Crimen, la secuela anunciada por Richter que jamás llego a rodarse.

En apenas dos semanas y sin haber escrito nunca antes un guion de cine (no mucho después, Cline escribiría Fanboys), puso el punto y final y colgó el PDF en Internet. Su nueva aventura del personaje se convirtió en un fenómeno para los fans y su trabajo llegó a circular por convenciones de cómics, demostrando que debajo de ese adicto a los videojuegos había un narrador en potencia. Si te apetece echarle un vistazo a aquella historia, el propio autor la tiene disponible en su propia página.

Tuvo uno de los primeros videojuegos basados en películas

Videojuego

En 1981 las compañías empezaron a explorar el lucrativo negocio de lanzar videojuegos basados en películas. El origen parece estar en los juegos creados paralelamente al desarrollo de Tron y a los que siguieron El Imperio contraataca, En busca del Arca Perdida, Poltergeist o el famoso E.T. de Atari.

Unos años más tarde, Adventure International y Scott Adams lanzaron el videojuego basado en Buckaroo Banzai, que es la primera aventura de texto en adaptar una licencia cinematográfica.

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