Pon un bicho en tu vida

Una lista con las mejores mascotas posibles para un cinéfilo.
Pon un bicho en tu vida
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Vomitón

Le vimos en: Búscate la vida (serie, cap. 11 t. 2, 1991)

Dónde comprarlo: Como todas las criaturas realmente adorables, Vomitón no fue adquirido por dinero: Chris Peterson, el inolvidable prota de Búscate la vida, le encontró solito y desvalido en nuestro planeta y decidió llevárselo a vivir con él, con su bicicleta y con Gus, su casero psicópata. El pobre bicho no pareció apreciar mucho el gesto, la verdad.

Hábitat y costumbres: Cuando pongas un vomitón en tu vida, su presencia te empapará (literalmente) con litros y litros de viscoso júbilo. Además de expulsar copiosos fluidos por vía oral, nuestro alien de compañía emite un olor de lo más peculiar y resulta un poco agresivo si se le provoca, aunque puedes adivinar su humor por sus chillidos y por la frecuencia e intensidad de las regurgitaciones.

Alimentación: Los pequeños inconvenientes de Vomitón quedan compensados por su capacidad para regenerarse cuando sufre daño. Como descubre Gus, una de estas criaturas bien cuidada y descuartizada regularmente puede proveerte de carne gratis durante toda tu vida, con el consiguiente ahorro en la compra semanal.

Mogwai

 Le vimos en: Gremlins (Joe Dante, 1984) y Gremlins, la nueva generación (J. Dante, 1990)

Dónde comprarlo: Adquirir una especie tan rara como un mogwai no es ninguna bicoca, y a los futuros adoptantes les esperan largas horas de búsqueda por el barrio chino de Nueva York, en cuyas tiendas aparece de cuando en cuando algún ejemplar. Cuando escuches su reconocible canto, no te emociones, porque tendrás que llegar a un acuerdo con el dueño de la tienda. O con su nieto.

Hábitat y costumbres: Mimoso, inteligente, juguetón y de buen carácter, Gizmo (el mogwai doméstico de la familia Peltzer) es un exponente de las virtudes de su especie como mascotas. Eso sí: su poca resistencia a la luz es un pequeño inconveniente a la hora de sacarles de paseo, y su método de reproducción (por esporas) hace indispensable mantenerles en lugares secos. A menos, claro está, que se pretenda montar un criadero. Aconsejamos también tener una TV en miniatura y un buen surtido de películas de Stallone, porque les encantan.

Alimentación: El mogwai es omnívoro, y por lo tanto fácil de alimentar. El único requisito dietético que debe cumplir su amo es no darle nunca de comer después de medianoche. No obstante, las consecuencias de incumplir esta norma no son nada graves. En absoluto. Lo prometemos.

Cucaracha

La vimos en: Wall-E (Andrew Stanton, 2008).

Dónde comprarla: A falta de que nuestro planeta se llene totalmente de basura (tiempo al tiempo), hacerte con uno de estos simpáticos animalillos es bastante fácil: visita el vertedero municipal o, en su defecto, olvídate durante un par de días de vaciar el cubo de tu cocina. Tarde o temprano, ellas vendrán a ti. Y gratis.

Hábitat y costumbres: De las 4.500 especies de cucaracha existentes, treinta están adaptadas específicamente a convivir con los humanos, con lo que su cuidado no requerirá de demasiada atención. Además, se las considera una de las especies animales más resistentes de la Tierra: pueden pasar hasta 30 días sin tomar alimento, aguantan bien bajo el agua y resisten bien las radiaciones, lo que las convierte en compañeras perfectas para viajes espaciales sin escafandra.

Alimentación: Su hábitos nutricionales (les encanta la materia orgánica en descomposición), acompañados por un penetrante olor y la propensión a causar enfermedades son los grandes puntos débiles de las cucarachas como animales de compañía. Aunque no recomendables para hogares humanos, son una presencia indispensable en las casas de los robots basureros (y enternecedores) de la compañía Buy’N’Large.

Araña gigante

La vimos en: El Señor de los anillos: El retorno del rey (Peter Jackson, 2003).

Dónde comprarla: Según nos informa J. R. R. Tolkien, las arañas gigantes fueron en su día una especie endémica de la Tierra Media. Pero las poco ecológicas acciones de héroes comoIsildur (ancestro de Aragorn) y sus amiguitos elfos redujeron la población a un único ejemplar: Ella-Laraña, de la cual es orgulloso propietario el señor (oscuro) Sauron, de los Sauron de Mordor de toda la vida. Una subespecie más pequeña reside en el Bosque Negro,  lugar que veremos, o no, en The Hobbit.

Hábitat y costumbres: Como delata su señorial tamaño, Ella-Laraña es una criatura con pedigree: se trata, nada menos, de la última descendiente de Ungoliant, ganadora de diversos trofeos hace varios millones de años. Debido a esto, y a sus estupendas aptitudes como animal de guardia, Sauron la mantiene en un cómodo terrario situado en el paso de Cirith Ungol, donde los huéspedes pueden admirar sus enormes telas antes de encontrarse con su dueño (si sobreviven).

Alimentación: Dado el natural osado de los héroes en los relatos de fantasía, alimentar a una araña gigante no supone ningún problema: los paladines de la luz, con o sin Anillo Único, irán ellos solitos hacia sus fauces. Cuando queramos hacerle llegar un bocado más tiernecito (como el hobbit Elijah Wood) podemos recurrir al esbirro Gollum para facilitar el menú.

Dren

La vimos en: Splice: Experimento mortal (Vincenzo Natali, 2009).

Dónde comprarla: Adquirir un cariñoso engendro genético similar a Dren es bastante sencillo: sólo necesitas un laboratorio equipado a la última, varios millones de dólares de presupuesto y el talento que los personajes de Adrien Brody Sarah Polley demuestran para convertirse en unos émulos modernos del doctor Frankenstein.

Hábitat y costumbres: La crianza es siempre crucial en una mascota, y ese es un campo en el que Dren se muestra muy exigente: su desarrollo acelerado la hace pasar de un estado casi animal a otro casi humano (demasiado humano, dirán algunos) en cuestión de semanas. Olvídate de adoptarla si no dispones de mucho tiempo libre y un lugar adecuado para ocultarla de las miradas indiscretas.

Alimentación: Omnívora en principio, nuestra pequeña criatura se decantará pronto por la carne, si es de caza y sangrante mucho mejor. Avisamos de que el aumento en el consumo de proteínas disparará su período de celo, durante el cual conviene estar al tanto para evitar parejas rotas y embarazos no deseados.

Lechuza

La vimos en: las seis entregas hasta la fecha de la saga Harry Potter (2001-2009).

Dónde comprarla: Una lechuza es una mascota asociada a magos y hechiceros, y como tal debe buscarse en el Callejón Diagon de Londres. En este lugar, tan concurrido como difícil de localizar, cientos de niños buscan a sus compañeros animales cada año, antes de partir para su primer curso en el Colegio Hogwarts.

Hábitat y costumbres: Comparada con el ave fénix del director Dumbledore (con su propensión a arder), el gato borde de Hermione Granger y la rata traidora de Ron Weasley, una criatura como Hedwig sólo ofrece ventajas. Como bien sabe su propietario Harry Potter,este soberbio ejemplar de búho nival (también llamado ‘lechuza fantasma’) resulta fiel, conversador y muy práctico para enviar mensajes sin que se entere el Profesor Snape. Por cierto: aunque en los libros y filmes se deja claro que Hedwig es hembra, los búhos que la han encarnado en cine son todos de sexo masculino, como delatan las manchitas negras de sus alas.

Alimentación: Aunque J. K. Rowling se ha mostrado parca en detalles sobre la nutrición de Hedwig, los búhos y lechuzas de la vida real son aves de presa. Así pues, suponemos que Harry debe gastarse una buena parte de su asignación mensual en carne fresca para mantener contento a este pájaro tan sibarita.

AT-AT

Le vimos en: El Imperio contraataca (I. Kershner, 1980) y en el corto AT-AT Day Afternoon (Patrick Boivin, 2010).

Dónde comprarlo: Para el currante español medio, las posibilidades de visitar las factorías de armas del Imperio Galáctico (en una galaxia muy, muy lejana) son bastante complicadas, así que recomendamos adquirir el aparato en una versión a escala.

Hábitat y costumbres: En su estado natural (un vehículo de asalto gigante), a los AT-AT se les suele ver masacrando a las tropas de la Alianza Rebelde en las heladas llanuras del planeta Hoth. Sin embargo, esta versión miniaturizada demuestra ser una mascota de lo más cariñosa, comportándose en todo momento como un alegre cachorrillo. ¡Para comérselo!

Alimentación: En la copiosa mitología generada por Star Wars no hay muchas explicaciones sobre el uso de fuentes de energía y combustibles, así que asumiremos que tu pequeño AT-AT seguirá contigo indefinidamente… O hasta que se le acaben las pilas.

Pulpo venenoso australiano

Le vimos en: Octopussy (J. Glen, 1983)

Dónde comprarlo: Aunque pueden vivir en cautividad, los octópodos de la especieHapalochlaena (también llamados ‘Pulpos de anillos azules’) no se encuentran fácilmente en tiendas especializadas. Y por una buena razón, porque estos diminutos cefalópodos son presencia indispensable en todo top ten de las especies animales más venenosas del planeta: su toxina puede matar a un hombre en cuestión de minutos por parálisis del aparato respiratorio.

Hábitat y costumbres:  Pese a su gran inteligencia (comparable a la de los perros y los gatos), la necesidad de vivir confinado en su acuario convierte a un pulpo en una mascota sólo recomendable para amantes de la fauna marina. Aún así, conviene tomar ejemplo de la señorita Octopussy (Maud Adams) y sacarles periódicamente de la pecera empleando un guante de cuero grueso. ¿Para facilitar la interacción con su ama? No: para impresionar a James Bond.

Alimentación: Además de su dieta habitual de pequeños crustáceos y moluscos, la especie mostrada en esta película muestra una peculiar predilección por los agentes secretos británicos, preferiblemente si estos tiene el jeto algo rugoso de un Roger Moore empeñado en despedirse del personaje para siempre. No garantizamos que la carne de 007 les permita predecir los resultados de los mundiales de fútbol, pero a lo mejor ayuda...

Dragón

Le vimos en: Cómo entrenar a tu dragón (D. Deblois, Ch. Sanders, 2010)

Dónde comprarlo: Como miembros de una sociedad precapitalista, los jóvenes vikingos de la isla de Berk no compran sus dragones, sino que los atrapan en los Acantilados del Dragón Salvaje. Igual que Sam Worthington en Avatar, pero menos azul y con el sello Dreamworks.

Hábitat y costumbres: Usualmente muy agresivos, los dragones son criaturas agradecidas y de noble casta: salva a uno de la muerte y, como le ocurre a Hipo (voz en inglés: Jay Baruchel), habrás encontrado a un amigo para toda la vida. El problema es que las costumbres de la isla te exigirán matarle cuando terminen los ritos de iniciación, así que aconsejamos no encariñarse mucho con él… O tener un buen plan de huida.

Alimentación: La principal razón de la hostilidad entre los berkianos y sus dragones tiene un nombre: ovejas. La afición de estas criaturas al ganado ovino, su principal fuente de alimento, les empuja a puntuales incursiones contra los poblados humanos. Los expertos aconsejan, sin embargo, no fiarse de los libros escritos al respecto, apuntando como responsable de este apetito a un ejemplar gigantesco llamado Muerte Roja.

Perro fantasma

Le vimos en: Pesadilla antes de Navidad (H. Selick, 1993).

Dónde comprarlo: Con las invocaciones adecuadas, cualquier cementerio de mascotas de tu localidad puede convertirse en el lugar donde hacerte con un encantador ejemplar de perro espectral… Siempre que no te importe ir por ahí acompañado de una criatura flotante, vestida con una sábana y con un cráneo en lugar de cara.

Hábitat y costumbres: Quejica como un personaje de Tim Burton, Jack Skellington no sólo ignora el amor de Sally, sino que también pasa por alto que tiene un compañero ideal en su perrito Zero. Económico de mantener, con una acogedora caseta-tumba en el cementerio local y de estupendo carácter, este encantador ejemplar de cánido fantasma cuenta además con una nariz brillante (cual el reno Rudolph) que puede sacar a su propietario de más de un aprieto nocturno.

Alimentación: Como espíritu puro, Zero no parece necesitar alimento. Eso sí: conserva el apetito de su especie por los huesos, lo cual ofrece infinitas posibilidades de diversión si su dueño es un esqueleto viviente. Basta con desencajarse la tibia y… “¡Busca, Zero, busca!”.

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