Polémica del día: ¿Es necesario el humor en el cine de superhéroes?

DC quiere que las nuevas aventuras de Superman y Batman sean muy, muy serias. Y los 'fans' opinan que eso es una receta para el desastre.
Polémica del día: ¿Es necesario el humor en el cine de superhéroes?
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Polémica del día: ¿Es necesario el humor en el cine de superhéroes?

Según la web HitfixDC Comics Warner Bros. tienen una consigna muy clara a la hora de rodar sus filmes sobre superhéroes. La norma no tiene que ver con el diseño de producción, ni con la manera de unificar las historias de Batman, Superman, Wonder Woman y otros iconos de la casa para construir un único universo. Tiene que ver, más bien, con el sentido del humor que cabe incorporar a dicho universo. Porque la consigna, según se han hecho eco la propia Hitfix y otros medios como Badass Digest y Slashfilm, es "Nada de chistes": bien por mantener la solemnidad que ha caracterizado a los filmes de Christopher Nolan sobre el Hombre Murciélago (y a El hombre de acero, el Superman de Zack Snyder), bien como una manera de diferenciarse frente a la eterna rival Marvel, cuyas producciones se caracterizan por un tono más liviano, la casa que prepara Batman v. Superman: Dawn of Justice está empeñada en que sus filmes sean cuanto más serios mejor. Aunque el mismísimo Seth Rogen haya desmentido el rumor, calificándolo de "chorrada" en una conversación tuitera con el periodista Peter Sciretta, éste ha ganado la relevancia suficiente como para suscitar artículos en internet. Y también como para hacer que nos planteemos una pregunta interesante: ¿es necesario el humor en el cine de superhéroes?

Si nos atenemos estrictamente a los resultados de taquilla, la respuesta a la cuestión podría ser "sí": no en vano Guardianes de la galaxia, un filme que apuesta por conjugar la épica y las risas, ha puesto a Marvel a la cabeza de la taquilla veraniega (con permiso de Michael Bay y sus robots gigantes). Por otra parte, uno puede sentenciar que el mero concepto de los aventureros disfrazados (y el de los superpoderes, no digamos) se haya tan lejos de la verosimilitud que tomárselo con un punto de cachondeo es imprescindible en el cine de imagen real. En su artículo para Hitfix, Drew McWeeny no sólo adopta esta visión de las cosas, sino que considera que renunciar al humor puede suponer un cataclismo comercial para las películas de DC. Según el texto, la compañía está escarmentada por el fracaso de Linterna Verde (una cinta que no escatimaba ironía a costa de su planteamiento, y del personaje de Ryan Reynolds), y considera que su futuro está en dotar a los futuros estrenos con una solemnidad nolaniana. Craso error, sentencia el articulista, porque "la risa permite que el público se trague algunos de los elementos más absurdos de los blockbusters modernos". Así, prosigue, el hecho de que Guardianes de la galaxia tenga como uno de sus personajes principales a un mapache parlante (el inefable Rocket de Bradley Cooper) ha permitido al gran público "abrazar el absurdo". Y, por tanto, despertar un 'boca oreja' a resultas del cual un filme que suscitó muchos reparos durante su promoción se ha convertido en un megahit.

Por otra parte, como ya hemos señalado, DC podría buscar en esto una forma de obtener una identidad al margen de su máxima competidora. Visto desde este ángulo, el hecho de que El caballero oscuro Iron Man llegaran a los cines el mismo año (2008) no sería casual en absoluto, sino más bien simbólico: Marvel, una compañía cuyas aventuras cinematográficas solían traducirse hasta entonces en desastres sin paliativos, encontró la llave del éxito en una película que jugaba con su propia condición de disparate, inyectando jolgorio en su premisa (como saben los fans, el Tony Stark de los cómics suele ser mucho menos gracioso que Robert Downey Jr.) y enamorando al público en el proceso. Sin embargo, en la secuela de Batman Begins, Christopher Nolan apostaba sin tapujos por una estética y un tono de pura oscuridad. Lo cual no sólo debe entenderse como una opción estética del director: para gran parte del público, esa Gotham infernal y ese Joker de pura pesadilla formaban parte de un mensaje. Y ese mensaje decía que el tono absurdista de las películas de Tim Burton, así como los recursos kitsch que arrastraron al abismo a la franquicia en Batman Forever y la odiada Batman y Robin, se habían ido (afortunadamente) para no volver.

Ahora bien: así como aceptar que Iron Man se hubiese estrellado sin Robert Downey Jr. y su capacidad para los one liners (y, con ella, los planes de Marvel para construir su universo de cine), también es obvio que El caballero oscuro nunca hubiese sido lo mismo sin Christian Bale, sin Heath Ledger y sin el Alfred de Michael Caine. Dejando aparte las polémicas sobre si Christopher Nolan merece todas las alabanzas que se le han dedicado, es cierto que el director y su reparto se las apañaron, a base de talento, para convencernos de que un millonario vestido de murciélago puede dedicarse a combatir el crimen en un mundo muy, muy similar al nuestro. Un logro nada pequeño, pero que conlleva sus propios riesgos: a El caballero oscuro: La leyenda renace se le acabó reprochando, precisamente, su exceso de seriedad. Por su parte, cuando Zack Snyder decidió renunciar al optimismo y la luminosidad asociados a las historias de Superman (y a la película de Richard Donner que, en 1978, definió en buena medida todo lo que esperamos en un filme superheróico), El hombre de acero se ganó bastantes críticas procedentes de amantes del cómic, como recogimos en nuestra web. Así las cosas, es fácil darle la razón a Drew McWeeny: las viñetas y las imágenes en movimiento son medios extremadamente diferentes, y pretender que las segundas transmitan toda la épica de las primeras mostrándonos a un alienígena volador con capa, o a una princesa amazona, puede desembocar en un desastre. Siempre y cuando éstos no se permitan tomarse un poco a broma a sí mismos de vez en cuando.

En lo tocante a DC, el artículo que ha desencadenado la polémica entra en consideraciones muy severas: sin ir más lejos, que la compañía parece no tener claro qué clase de universo quiere construir, o que Linterna Verde (el filme, recordemos, que habría desterrado al sentido del humor en los productos de DC) era, sencillamente, "una película que no sabía lo que quería ser", con un mal guión y un villano que, según el periodista, "parecía una nube hecha de caca y de bocas". Según el artículo la palabra mágica que busca la productora es "consistencia", algo que parece aún muy lejos de su imaginario: habrá que ver si Zack Snyder logra aportar a sus filmes el mismo sentido de la unidad que Joss Whedon y el jefazo Kevin Feige han aportado a las 'películas Marvel'. "Si DC consiguiera darle a sus estrenos ese tono 'más grande que la vida', en el que los superhéroes son mitos vivientes, yo siempre querría verlos", apunta el artículo. Y, seguramente, el estreno de Batman v. Superman será una buena ocasión para comprobar si van camino de lograrlo... O si, por el contrario, su empeño le ha robado a sus personajes la clave de su atractivo: el gozo que proporcionan lo extraordinario y lo imposible cuando parecen hacerse realidad, aunque sólo sea en la pantalla de un cine.

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