'Next Floor': el corto de Denis Villeneuve que anticipó 'El hoyo'

La película de Galder Gaztelu-Urrutia tiene un inesperado antecedente en un corto justo anterior al despegue internacional de la carrera de Denis Villeneuve.
'Next Floor': el corto de Denis Villeneuve que anticipó 'El hoyo'
'Next Floor': el corto de Denis Villeneuve que anticipó 'El hoyo'
'Next Floor': el corto de Denis Villeneuve que anticipó 'El hoyo'

El estreno de El hoyo en Netflix ha llevado a que mucha gente en todo el planeta esté viendo el estupendo debut en largo de Galder Gaztelu-Urrutia durante su confinamiento. Eso ha llevado a discusiones sobre el significado del final y a que muchos espectadores quieran ver otras películas similares a esta parábola social sobre una prisión vertical donde la única fuente de alimento baja desde las alturas dispuesta sobre una plataforma.

Es evidente que El hoyo no oculta su vínculo con conocidas películas de ciencia-ficción del último cuarto de siglo, como la primera entrega de Cube (dirigida por Vincenzo Natali en 1999) o la versión de Snowpiercer (2013) de Bong Joon-ho. 

Pero la situación que plantea el guion de David Desola Pedro Rivero también parece beber de experimentos clásicos de las ciencias sociales que tienen que ver con el confinamiento, las figuras de autoridad y la solidaridad, como los llevados a cabo por Stanley Milgram en los años 60 –retratados en la película Experimenter (2015) de forma bastante deficiente– o el famoso experimento de la cárcel de Stanford que realizó Philip Zimbardo en 1971 y se recrea en la película El experimento (2001).

No obstante, el filme de Gaztelu-Urrutia también tiene precedentes cinéfilos más alejados en el tiempo, como la inefable bomba calórica, moral y visual de Marco Ferreri en La gran comilona (1971): Marcello Mastroianni, Michel Piccoli, Philippe Noiret Ugo Tognazzi como un grupo de adinerados burgueses que se reúnen para darse un opíparo banquete con la intención de no dejar de comer hasta morir reventados.

Tirando del hilo de La gran comilona se puede llegar hasta otro referente de El hoyo con el que varios espectadores han encontrado llamativas similitudes estéticas y visuales. Se trata del cortometraje Next Floor, dirigido en 2008 por el canadiense Denis Villeneuve. 

El corto, que se proyectó en el Festival Internacional de Cine de Rotterdam, se puede ver a continuación:

Villeneuve había pasado la mayor parte de esa década pasada sin estrenar un largo desde su segunda película, el drama Maelström (2000) protagonizado por Marie-Josée Croze. Rodó Next Floor como parte de una colección de piezas cortas que había elaborado durante los años anteriores. Eran cortos como 120 Seconds to Get Elected (2006) o una participación en el ómnibus de fragmentos Un grito de felicidad (2007), que fue haciendo mientras preparaba su tercer largo: el polémico Polytechnique (2009).

Next Floor fue su primera colaboración con Jacques Davidts (también guionista de Polytechnique), que escribió el guion a partir de una idea de Phoebe Greenberg, quien pasaría a ser la productora de varias películas de Villeneuve, como Polytechnique o la posterior Incendies (2010).

La situación de Next Floor claramente se inspira en La gran comilona, con un nutrido grupo de personas de clase alta devorando de manera agresiva y vulgar una serie de platos de alta cocina servidos con esmero por varios camareros en un ambiente de lujo y refinamiento. Solo que el aumento de peso por su ingesta ininterrumpida termina siendo demasiado para el suelo, que cede bajo sus pies y van cayendo cada vez a niveles más inferiores mientras no paran de comer.

La similitud argumental que se puede hacer con El hoyo solo es circunstancial, dado que estamos ante dos alegorías sobre la avaricia y la sociedad de clases, pero es en el aspecto visual donde hay más puntos en común. La fotografía fría de Nicolas Bolduc (con quien Villeneuve volvió a trabajar en Enemy), los primorosos planos detalle de los platos de comida yuxtapuestos a los planos generales de los comensales, el desplazamiento arriba-abajo que rige toda la acción...

Nada de esto resta un ápice de interés a la película de Gaztelu-Urrutia –ni a la aportación de Jon D. Domínguez, que es uno de los mejores directores de foto recientes del cine español–, pero es una de esas felices coincidencias que se dan a veces a la hora de abordar una idea similar de la mejor forma cinematográfica posible.

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