Muere Olivia de Havilland ('Lo que el viento se llevó') a los 104 años

La actriz fue una de las grandes estrellas del Hollywood clásico, y también protagonizó films como 'La heredera' o 'Robin de los bosques'.
Muere Olivia de Havilland ('Lo que el viento se llevó') a los 104 años
Muere Olivia de Havilland ('Lo que el viento se llevó') a los 104 años
Muere Olivia de Havilland ('Lo que el viento se llevó') a los 104 años

Se ha ido la llamada última superviviente del cine clásico de Hollywood, Olivia de Havilland. Hace escasas semanas esta actriz británico estadounidense cumplía 104 años y lo celebrábamos como se merecía, pero hoy medios como Entertainment Weekly se hacen eco de que la veterana intérprete ha fallecido pacíficamente en su cama, décadas después de que se retirara definitivamente del cine en los años 80.

Nacida en Japón en 1916, De Havilland tuvo una estricta educación directamente destinada al mundo del espectáculo (como también lo fue la de su hermana Joan Fontaine, con quien la unió una rivalidad que en los años 70 desembocó en que se retiraran la palabra y concluyó en 2013 con la muerte de esta), y en la década de los 30 su estrella empezó a despuntar gracias a participar en la superproducción El sueño de una noche de verano, de 1935.

Su nombre pronto empezó a ser muy conocido en los despachos de Hollywood, iniciando una colaboración con dos presencias clave de su carrera, Errol Flynn y el director Michael Curtiz, en 1936 con El capitán Blood. Convertida en un rostro inseparable de lujosos films de aventuras, De Havilland repitió con ambos en La carga de la Brigada Ligera (1936), El hombre propone (1938), la célebre Robin de los bosques (1938), Dodge, ciudad sin ley (1939) y Camino de Santa Fe (1940).

Sin la contrapartida de Flynn, De Havilland siguió trabajando a las órdenes de Curtiz en películas como En busca del oro ((1938), La vida privada de Elizabeth y Essex (1939) y El rebelde orgulloso (1958). A finales de los años 30 De Havilland consiguió su primera nominación al Oscar por interpretar a Melanie Hamilton en la hoy muy comentada Lo que el viento se llevó, obteniendo una segunda candidatura por Si no amaneciera en 1941.

Para el clásico del western Murieron con las botas puestas de Raoul Walsh volvió a trabajar con Errol Flynn, y justo en esta época intervino en uno de los litigios más sonados (e influyentes) de la historia de Hollywood. Ante los abusos de Warner Bros. (con quien le unía un contrato por siete años a ampliarse si rechazaba papeles), De Havilland llevó al estudio a los tribunales, ganando la demanda y sentando un importante precedente para limitar la influencia de las majors sobre sus estrellas.

El caso sentó jurisprudencia y  dio pie a la llamada Ley De Havilland, mientras la susodicha proseguía con su carrera y lograba por fin su primera estatuilla con La vida íntima de Julia Norris, en 1946. Dos años después volvió a caerle nominación por Nido de víboras, y en 1949 obtuvo un segundo Oscar a Mejor actriz por La heredera, de William Wyler. A principios de la década siguiente rechazó protagonizar Un tranvía llamado deseo, pero su carrera no se resintió por ello.

De Havilland realizó otras grandes interpretaciones en Canción de cuna para un cadáver y Una mujer atrapada, ambas de 1964, interviniendo en los años 70 en el éxito comercial Aeropuerto 77, y haciendo un inesperado comeback televisión mediante con la miniserie Anastasia: El misterio de Ana, que le dio nada menos que un Globo de Oro a Mejor actriz secundaria. En 2017 había sido nombrada Dama del Imperio Británico, siendo la persona con más edad en recibir esta distinción.

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