Muere la actriz Lauren Bacall

Fue el rostro más magnético del cine negro de los años 40. La actriz de voz ronca y frialdad impenetrable ha fallecido a los 89 años en su Nueva York natal.
Muere la actriz Lauren Bacall
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Muere la actriz Lauren Bacall

Fue Nancy 'Slim' Keith, la mujer de Howard Hawks, quien se fijó en una enigmática modelo de 20 años que aparecía en una de las fotos más pequeñas de Vogue y recomendó a su marido que le hiciera una prueba para esa adaptación de Hemigway que estaba preparando, Tener y no tener. Por un error, en vez de conseguir más datos sobre ella, la secretaria del cineasta le envió directamente un billete de avión para Hollywood. Se llamaba Betty Joan Perske; cuando llegó, Hawks se tomó como un reto personal impulsar su carrera: se cambió el nombre a Lauren Bacall, revolucionó su look y tomó lecciones para hacer más grave y profunda su voz, que así se convirtió en uno de los sonidos más sexy de la historia del cine. Símbolo del glamour puro y la sofisticación del Hollywood dorado, Bacall ha fallecido en su domicilio de Nueva York a los 89 años —en septiembre habría cumplido 90— tras sufrir un derrame cerebral.

Bacall fue la gran revelación de Tener y no tener (1944) ya desde el rodaje: a las dos semanas, el casado Humphrey Bogart ya había empezado a salir con ella y a pensar en los papeles del divorcio . "Sabes cómo silbar, ¿verdad Steve?", le decía Bacall en pantalla. "Sólo tienes que juntar los labios... y soplar". Al año siguiente se casaron y el actor le regaló un silbato de oro. Aparecieron juntos en otras tres obras maestras del cine negro: El sueño eterno (Howard Hawks, 1946), La senda tenebrosa (Delmer Daves, 1947) y Cayo Largo (John Huston, 1948). Durante la década de los 40, la famosa mirada de Bacall —inclinar la cabeza pegando la barbilla al pecho y elevar los ojos hacia cámara— llevó a los cines del mundo entero a millones de espectadores.

Era la femme fatale definitiva, pero también prestó su talento a la comedia en varias ocasiones. En Cómo casarse con un millonario (Jean Negulesco, 1953), Mi desconfiada esposa (Vincente Minnelli, 1957) o La pícara soltera (Richard Quine, 1964). Sin embargo, fue en el arrebatador melodrama Escrito sobre el viento (Douglas Sirk, 1956) donde dio una de las interpretaciones más poderosas e inolvidables de su carrera. Durante todos estos años la Academia la ignoró constantemente, y no fue hasta El amor tiene dos caras, dirigida por Barbra Streisand en 1996, que recibió su primera nominación al Oscar, como actriz de reparto. Sólo obtendría la estatuilla honorífica en 2010.

Los Tony valoraron mejor sus incursiones en Broadway, premiándole interpretaciones musicales en Applause (1970), adaptación de Eva al desnudo, y Woman of the Year (1981). Eran años en los que las apariciones de Bacall en el cine se fueron volviendo más esporádicas, sobre todo desde la muerte de Bogart en 1957. Coincidió con Paul Newman en Harper, investigador privado (Jack Smight, 1966) y se apuntó a repartos corales de estrellas como Asesinato en el Orient Express (Sidney Lumet, 1974) o El último pistolero (Don Siegel, 1976), la última película de John Wayne —ya habían coincidido en Callejón sangriento (William A. Wellman, 1955)—.

El Hollywood dorado desaparecía a pasos agigantados y también Bacall de las pantallas, aunque todavía le quedaban apariciones destacables: estaba en Misery (Rob Reiner, 1990), Robert Altman la llamó para Pret-a-porter (1994) y sus últimos papeles vinieron de la mano de Jonathan Glazer (Reencarnación, 2004), Paul Schrader (The Walker, 2007) y Lars Von Trier (Dogville, 2003; Manderlay, 2005). Trabajó hasta el final, y en los últimos años brindaba su voz a películas de animación, como las versiones en inglés de El castillo ambulante o Ernest y Célestine, aparte de interpretarse a sí misma en Padre de familia o en un episodio de Los Soprano.

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