Michael Haneke como puedas

De nuevo con Isabelle Huppert y Jean-Louis Trintignant, el cineasta austriaco repasa en modo autoparódico todos estos elementos clave de su aclamada filmografía en 'Happy End'.
Michael Haneke como puedas
Michael Haneke como puedas
Michael Haneke como puedas

Familia burguesa

La familia nuclear que disfruta de una vida acomodada en sociedades capitalistas, cuyos miembros poseen educación superior y demuestran inquietudes culturales, es la diana predilecta de los dardos del austriaco. Desde que trabaja en Francia, siempre tienen el apellido Laurent. ¿Te habías dado cuenta?

El séptimo continente (1989), El vídeo de Benny (1992), Funny Games (1997), Caché (2005), Funny Games (2007), Amor (2012).

El niño turbio de la cámara

Si en el cine de Haneke los menores de edad suelen dar mal rollo, cuando aparecen armados con una cámara de vídeo hay que echarse a temblar como si llevaran bates. Si el joven Benny veía la realidad (cuanto más malsana, mejor) a través de cintas VHS, en Happy End toman el relevo las Instagram stories del móvil.

El vídeo de Benny (1992)

Próxima salida: suicidio

La realidad es tan insoportable en las películas de Haneke que muchos ven el suicidio como salida a su desamparo. Ya sea con pastillas como la familia de El séptimo continente, de tiro en la sien como el asesino de 71 fragmentos..., con tajo en la garganta a lo Caché o confiando en el fuego como pasaje a otro mundo.

El séptimo continente (1989), 71 fragmentos de una cronología del azar (1994), Caché (2005)

Violencia en tu cara

La puesta en escena tan rígida y sutil de Haneke, pulida a lo largo de los años con su director de foto Christian Berger, genera esa sensación de incomodidad habitual en su cine. Hasta que un acto violento, cruel y sin motivación estalla ante ti; en Happy End, mejor no acerques la mano a Isabelle Huppert.

El vídeo de Benny (1992), Funny Games (1997), Código desconocido (2000), El tiempo del lobo (2003), Caché (2005), Funny Games (2007), La cinta blanca (2009)

Sexo sadomasoquista (con música)

La represión sexual que padecía Isabelle Huppert en esta adaptación de la novela de Elfriede Jelinek acababa manifestándose en prácticas sadomasoquistas, de humillación y automutilación. Las sonatas para piano de Schubert son reemplazadas en Happy End por una violonchelista con sus propios fetichismos. 

La pianista (2001)

Videovigilancia

La inquietud que dan las imágenes engañosamente objetivas, despersonalizadas, de las cámaras de vigilancia regresa en Happy End, aunque nadie las manda por correo. ¿No es Caché el remake más insospechado posible de Carretera perdida?

El vídeo de Benny (1992), Caché (2005)

Miserias cruzadas

Varias obras corales de Haneke alternan historias de manera fragmentada, a modo de cortes milimétricos en la narración. A ver si creías que tanta mención a su escalpelo de cirujano era gratuita.

71 fragmentos de una cronología del azar (1994), Código desconocido (2000)

Mal convivir

La inmigración y las tensiones de las diferencias culturales o la desigualdad son tratadas en varias películas del austriaco, aunque sea de modo subterráneo como Caché. En Happy End, la crisis de los refugiados en Calais es la punchline de un chiste.

Código desconocido (2000), Caché (2005), La cinta blanca (2009)

Las estatuas también mueren

Juliette Binoche, Isabelle Huppert, Daniel Auteuil, Naomi Watts, Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva han sido algunas de las estrellas de cine maltratadas (en la ficción) por el cineasta, que disfruta combinando rostros famosos con actores desconocidos. En Happy End repiten Huppert y Trintignant.

¿Y el final feliz?

El humor esquinado del último largo de Haneke para el cine (ahora prepara su regreso a la pequeña pantalla con una serie postapocalíptica titulada Kelvin’s Book) se manifiesta desde el mismo título. Para cualquiera familiarizado con la punzante y desalentadora filmografía del austriaco, será patente la ironía de esperar un final feliz para la historia de la familia Laurent, residentes en Calais y compendio definitivo de incomunicación, desconfianza, altanería, indiferencia y tendencias suicidas. Aunque puede que Haneke tenga una última sorpresa guardada. ¿Te pondrá un smiley en la cara?   
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