Mauro Entrialgo nos cuenta 'Mi vida en películas'

El demonio rojo, Herminio Bolaextra, Ángel Sefija, Drugos... Los personajes que Mauro Entrialgo (Vitoria, 1965) pone en escena desde hace dos décadas en revistas como El Jueves y TMEO comparten una mirada de lo más incisiva sobre la vida en España, y una lengua tan afilada como las garras de Lobezno. Con un nuevo single de su grupo Esteban Light recién publicado (Un acuerdo para follar es su título) y con libros como Cómo convertirse en un hijo de puta ocupando un lugar fijo en nuestras estanterías, Entrialgo es la tercera personalidad en atender a nuestro cuestionario cinéfilo tras David Bravo y Kiko Amat. Aquí tienes sus confesiones:

Mi tío Julio era acomodador de cine y mi madre nos dejaba a mis hermanas y a mí a veces en su sala mientras ella hacía algún recado, con lo que lo primero que recuerdo haber visto son trozos, no pelis enteras: de Marisol, de Elvis, de vaqueros...

Cómo matar a la propia esposa de Richard Quine. Desde muy niño siempre quise trabajar haciendo una tira cómica diaria en un periódico, pero después de ver esa película mi deseo se convirtió casi en una obsesión.

Las películas buenas son aquellas que influyen en tu forma de ver y hacer las cosas. Y yo hago humor, así que la mayoría de las películas buenas que he visto me han influido en ello. Algunas de ellas son: Amigos míos de Monicelli, El gaucho de Dino Risi, La escopeta nacional de Berlanga, El guateque de Blake Edwards, Una noche en la ópera de los Marx...

No me da ningún palo confesar mis propios gustos, pero noto caras raras cuando digo que me río con las pelis de Cantinflas.

Blade Runner. Creo que tiene tantas posibles explicaciones no porque pretenda hacer pensar al espectador sino simplemente porque está muy mal contada.

Es raro encontrar una adaptación al cine de un tebeo que mantenga el nivel original. Pero ahora mismo se me ocurren, al menos, dos que sí lo hacen: American Splendor y Ghost world.

Todos: los de la UPA, los de Fleischer, los de Walter Lantz, Disney, los de la Warner, El show de la Pantera rosa... Incluso disfrutaba con aquellas series que abusaban más de la animación limitada de Hanna Barbera.

Varios. Ridley Scott, por ejemplo. Creo que sus mejores pelis son justo aquellas en las que ha tenido más presiones desde arriba. Justo lo contrario de lo que suele pasar con cualquier direcctor decente.