Matthew McConaughey llegó a rechazar 14,5 millones para protagonizar una comedia romántica

Así lo asegura en sus nuevas memorias publicadas bajo el título de 'Greenlights'.
Matthew McConaughey y Anne Hathaway
Matthew McConaughey y Anne Hathaway
Matthew McConaughey y Anne Hathaway
Matthew McConaughey y Anne Hathaway

En sus inicios fue comparado nada menos que con Paul Newman. Palabras mayores. En la segunda mitad de los noventa destacó en títulos como Amistad de Spielberg, Contact de Robert Zemeckis o el thriller Tiempo de matar de Joel Schumacher. Pero su poco después su carrera tomaría otro rumbo, hacia la comedia romántica.

Así, en la primera década de este siglo Matthew McConaughey hizo dinero, mucho dinero, y podría haber hecho aún bastante más (siempre hablando de millones, nada de calderilla). Quedaba perfecto en vaqueros ajustados o correteando sin camisa por las playas. Era también el rey del surf en las playas de Malibú, mientras en la pantalla seducía a la protagonista femenina y, fuera de ellas, a millones de fans en todo el mundo.

Eran los tiempos de Planes de boda (0221) con Jennifer Lopez, Cómo perder a un chico en 10 días (2003) con Kate Hudson, la aventurera Sáhara (2005) con Penélope Cruz, Novia por contrato (2006) con Sarah Jessica Parker, Cómo locos... a por el oro (2008) repitiendo con Kate Hudson o Los fantasmas de mis exnovias (2009) con Jennifer Gardner. Y, de hecho, a sus cincuenta años de edad y en su nuevo libro de memorias recientemente publicado, de título Greenlights, no es que reniegue de ellas. Sigue estando agradecido a las oportunidades que le brindaron.

"Las comedias románticas es lo que ha permanecido de mis éxitos de taquilla más consistentes, las que también hicieron que me llegaran las ofertas más consistentes. Personalmente, disfrutaba ofreciendo a la gente una vía de escape durante unos minutos para alejarse del estrés de sus vidas y no tuvieran que pensar en nada más, solo ver al chico yendo detrás de la chica, fastidiándolo todo, y finalmente consiguiéndola. Recogí el testigo de Hugh Grant, y me dejé llevar", asegura el actor en los extractos recogidos por Movieweb.

Pero también sintió que había llegado el momento de sentar la cabeza. Con la cantante y modelo Camila Alves se casaría en 2012, pero en el aspecto cinematográfico también era el ahora o nunca para desencasillarse y probar algo distinto. Su decisión fue tan firme que incluso llegó a rehusar una de esas ofertas que no se pueden rechazar, un trabajo por el que habría cobrado 14,5 millones de dólares. "Lo rechazé. Si no podía hacer lo que quería, tampoco iba a seguir haciendo lo que no quería, no importaba el precio", explica McConaughey, aunque ha preferido no revelar el título de la comedia romántica en cuestión.

Se la jugó, y acertó. Pronto llegarían películas con mucha menos repercusión comercial, producciones independientes y de autor, pero que le valieron multitud de alabanzas. Y estamos hablando de títulos como Bernie de Richard Linklater, Killer Joe de Willilam Friedkin o Mud de Jeff Nichols.

Y en 2013, la guinda del pastel, Dallas Buyers Club, o la película que le daría el Oscar. El mismo año que como secundario de lujazo coprotagonizó con DiCaprio una de las escenas más recordadas de El lobo de Wall Street. Volvía a ser el rey, pero esta vez en un tipo de cine muy distinto en el que no han faltado superproducciones, como Interstellar de Christopher Nolan. De lo más reciente de él, otra de las imprescindibles es su interpretación en Gentleman. Los señores de la Mafia de Guy Ritchie. Con trabajos así incluso le podemos perdonar batacazos como Serenity junto a Anne Hathaway (aunque los Razzie no se olvidaron de ellos, nominándolos a peor actor y actriz).

(Imagen cabecera: ©GTRES)

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