Maldito Polanski: la vida de Roman en fotos

Con motivo de la proyección en los cines Verdi de Madrid y Barcelona de 'El cuchillo sobre el agua', 'Repulsión' y 'Cul-de-sac', rescatamos de nuestra hemeroteca este reportaje fotogáfico que explora la tormentosa vida del cineasta polaco. Por RUBÉN ROMERO
Maldito Polanski: la vida de Roman en fotos
Maldito Polanski: la vida de Roman en fotos
Maldito Polanski: la vida de Roman en fotos

¿Ángel o demonio? ¿Víctima o verdugo? ¿Genio o enfermo? Se preguntaba nuestro compañero RUBÉN ROMERO, autor del siguiente reportaje sobre la vida de Roman Polanski, publicado con motivo de su detención en el aeropuerto de Zurich a finales de 2009.

¿Qué estaba haciendo Polanski en Zurich? ¿Cómo un hombre que lleva 30 años jugando al ajedrez con la justicia de EE UU por el caso Gailey, se deja pillar como un pardillo? Sea como fuere, de nuevo le rodea el espectáculo. Él mismo lo reconocía en una mítica entrevista (por ser la última aparición pública de François Truffaut) en el programa Apostrophes del 13 de abril de 1984, con motivo de la presentación de su autobiografía Roman: “Sí, mi vida se parece bastante a un guión cinematográfico y son muchos los que me han pedido rodarla”.

POLANSKI PROTAGONISTA DE UNA PELÍCULA SOBRE EL HOLOCAUSTO

Maldito Polanski: la vida de Roman en fotos

Numerosas personalidades del mundo del cine (Scorsese, Almodóvar, Bellucci…) han solicitado su liberación inmediata. La excusa se basa en que su tortuosa vida le ha llevado a cometer errores. Nadie lo ha explicado mejor que Robert Evans, el productor de sus filmes La semilla del diablo y Chinatown: “El sufrimiento por el que ha pasado Roman es indecible […] si alguien merece compasión en este mundo es él”.

Sus penurias comenzaron a los tres años, cuando su familia decidió regresar a Polonia desde el París en el que nació Polanski en 1933. Una infancia en el gueto de Varsovia no podía ser feliz. En 1943, los nazis decidieron levantar el gueto y deportar a sus habitantes. La Polanskileyenda cuenta que su padre, Ryszard, fue capaz de abrir un agujero en la alambrada y gritarle: “Corre, Roman, corre”, hasta que llegara a una casa donde había pagado por su manutención. A su madre nunca volvió a verla: fue víctima de las cámaras de gas de Auschwitz; a su padre lo dio por muerto, aunque sobrevivió a Mauthausen. El pianista (2002) fue su recuerdo de aquellos años.
Roman se convirtió en un vagabundo (¿a quién le puede extrañar que le interesara Oliver Twist, 2005?) que vivía de la caridad. “Durante tres años comí flores hervidas en leche”, cuenta en 1971 a Dick Cavett. Tras la guerra se reencontró con su padre, con el que nunca se llevóTwist bien, y menos cuando éste contrajo segundas nupcias. Había sobrevivido al Holocausto, pero todavía le quedaban muchos palos por recibir en la vida. Empezando por los que le propinó un vendedor del mercado negro al que quería comprar una bicicleta. Acabó en el hospital, vivo de milagro. “Siempre tuve la cabeza muy dura –prosigue explicándole a Cavett– pero aquellos golpes me convirtieron en un genio o un completo imbécil, quién sabe…”. Su primer y único trabajo no recuperado, el corto La bicicleta (1955), narra dicha anécdota. Polanski interpreta tanto el papel de agredido como el de agresor. Como en su vida personal, la víctima se confunde con el verdugo.

POLANSKI COMO PROTAGONISTA DE UNA COMEDIA

A los 19 años, Polanski planificó huir de Polonia con un complejo minisubmarino fabricado con sacos de patatas y restos de bicicletas. En otra ocasión intentó pasar como polizonte ocultándose en los lavabos del tren Moscú-París. Compatibilizaba sus aventuras con sus estudios en la escuela de cine de Lodz, apadrinado por Andrezj Wajda. Pero Polonia se había quedado pequeña para alguien tan ambicioso, y más después de que El cuchillo en Repulsionel agua (1962) fuera nominada al Oscar de habla no inglesa. Aterrizó en el Swinging London con ese pasaporte y quedó cegado por las luces del capitalismo y el hedonismo desenfrenado. “Conocí a mucha gente interesante como los Beatles, los Rolling, David Bailey… Nos encontrábamos en el Ad Lib o el Alvaro’s. Fueron los mejores años de mi vida”, declaró a The Guardian en 2005. Entre esas personas, también estaba Sharon Tate, su gran amor… Y el LSD, claro. Tras Repulsión (1965) y Cul-de-sac (1966), Polanski rueda con ella El baile de los vampiros (1967). La mezcla de terror y humor judío, le da otro visado, esta vez para EE UU.
Maldito Polanski: la vida de Roman en fotos

POLANSKI COMO PROTAGONISTA DE UNA PELÍCULA DE TERROR

Robert Evans le encarga La semilla del diablo (1968). En los extras que acompañan al dvd se puede ver a un Polanski al más puro estilo Tintín: practicando esgrima, conduciendo coches de carreras… De fondo, su voz afirma: “EE UU es un gran lugar porque todo es fácil. Si quieres aprender kárate, puedes hacerlo, si quieres correr en coche, puedes hacerlo”. El mundo estaba a sus pies. Sharon y él formaban una pareja perfecta y daban las mejores fiestas de Beverly Hills… Hasta el 8 de agosto de 1969. Dos semanas antes de que Sharon diera a luz, parte de la Familia Manson (Susan Atkins, Charles Manson, Charles Watson, Patricia Krenwinkel y Linda Kasabian) irrumpieron en el 10.050 de Cielo Drive, la que Sharon llamaba “la casa del amor” y asesinaron brutalmente a los que allí se encontraban: Sharon Tate, Steven Parent, Jay Sebring, Wojciech Frykowski y Abigail Folger. Polanski, que se encontraba en Londres preparando The Day of the Dolphin, quedó destrozado. El hombre que había aterrorizado al mundo con La semilla del diablo se transformaba en espectador de una pesadilla real, con una violencia que ni él mismo pudo imaginar. Más aún: los asesinatos de la Familia Manson significaron el fin definitivo de la utopía hippie. No más paz. No más amor. El sueño se había acabado. Polanski se encerró en casa. “Todo el mundo me decía: ‘¡Trabaja, trabaja, trabaja! Ésa es la mejor medicina’. Todos menos Stanley Kubrick. Él me dijo: ‘Estoy seguro de que todo el mundo te dice que trabajes. No lo hagas. Haz deporte, vete a esquiar. Haz lo que sea hasta que llegue el momento en el que estés preparado para volver a la normalidad”. Polanski volvió a estar listo. Tras Macbeth (1971) y ¿Qué? (1973), dirigió Chinatown (1974), una de las mejores películas de la historia del cine. Con 11 nominaciones al Oscar, volvía a estar en la cumbre.

Maldito Polanski: la vida de Roman en fotos

POLANSKI COMO PROTAGONISTA DE UN DRAMA JUDICIAL

El inicio del documental Roman Polanski: Wanted and Desired (Marina Zenovich, 2008) nos muestra a Roman con un periodista, sin problemas en reconocer su talón de Aquiles: “Me gustan las chicas jóvenes. A todos los hombres les gustan”. En 1976, tras los ensayos de la ópera Rigoletto que preparaba en el Teatro Nacional de Munich, Polanski y un periodista decidieron acabar la fiesta en el hotel donde se hospedaba el director, acompañados de dos muchachas. Cuando una de las chicas fue despreciada por su amigo, Roman la invitó a sumarse a la fiesta en un ménage à trois. La chica se llamaba Nastassja Kinski. Tenía 15Polanski Kinski años. Polanski acababa de cumplir 43. Nastassja acabaría por interpretar Tess en 1979, pero antes de eso, Polanski decidió retratarla para Vogue Francia. La publicación acabó tan contenta que decidieron hacerle otro encargo para su revista masculina, Vogue Homme: se trataba de retratar a bellezas púberes “tal y como eran”. Un amigo le dijo que tenía a la candidata perfecta: se llamaba Samantha Jane Gailey. Tenía 13 años. La primera sesión de fotos se hizo en casa de Jacqueline Bisset, en presencia de la madre de la modelo. Para la segunda, el 10 de marzo de 1977, eligió la casa de Jack Nicholson en Mullholand Drive. Esta vez, ella iría sola.

Al poco de iniciar la sesión, Polanski le pidió que se desnudara en el jacuzzi. Luego la invitó a champán y le dio una pastillita de Quaalude, un sedante que, por aquella época, se usaba como euforizante. Después la penetró por delante y por detrás. Sólo ellos saben hasta qué punto consintió Samantha, hasta dónde abusó Roman. Es cierto que no ayuda que, a posteriori, dijera cosas como ésta en la revista Interview: “Un viejo proverbio ruso afirma: ‘Nunca podrás follarte a todas las mujeres del mundo, pero debes intentarlo”. Cuando la madre de Samantha se enteró, acudió a la policía. Polanski pasó 42 días en la prisión de Chino. En ese tiempo se produjo el acuerdo entre las partes: el director se confesaría culpable sólo de mantener relaciones sexuales con una menor y se olvidarían los otros cinco delitos (drogas, violación, sodomía…). Sería extraditado y fin de la historia. Pero el juez quería que Polanski cumpliera 90 días en Chino. El director se negó y en un arrebato muy propio de su carácter se dio a la fuga, para no volver a pisar jamás EE UU, ni para recibir el Oscar por El pianista en 2003. El 26 de septiembre, un policía en prácticas del aeropuerto de Zurich vio que su nombre estaba en una base de datos de delincuentes en busca y captura, llamó a EE UU y Polanski fue detenido. Vuelve el espectáculo. ¿Hasta qué punto una obra artística justifica un delito? ¿Quién marca la moral: nuestra conciencia o la sociedad?; ¿Qué se puede y qué no se puede perdonar? “Políticos, edificios feos y prostitutas se convierten en respetables si viven lo suficiente”, nos decía en Chinatown. O bien Polanski no ha vivido lo suficiente o bien la regla no funciona con los directores de cine.

Polanski

Artículo publicado originalmente en el número 170 de CINEMANIA en noviembre de 2009.

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