Luis Bermejo: “Los españoles tenemos mucha imaginación, quizás porque nuestro exterior es precario”

Al habla el actor de ‘Magical Girl’ sobre la cuarentena, las redes sociales, sus inicios en el teatro y su último estreno, ‘Parking’, de Tudor Giurgiu
Luis Bermejo: “Los españoles tenemos mucha imaginación, quizás porque nuestro exterior es precario”
Luis Bermejo: “Los españoles tenemos mucha imaginación, quizás porque nuestro exterior es precario”
Luis Bermejo: “Los españoles tenemos mucha imaginación, quizás porque nuestro exterior es precario”

Lo has visto en los sitios más insospechados. En el Retiro, haciendo títeres, en Alta mar, la serie de Netflix, o protagonizando el anuncio de la Lotería. Así de polifacético y camaleónico es Luis Bermejo (Madrid, 1969), actor con una trayectoria teatral y cinematográfica igual de variada y que ni durante el confinamiento se ve entorpecida.

Acabamos de verlo en Madrid Interior, película coral de Juan Cavestany que se estrenó la semana pasada en El País y este fin de semana estrena Parking, dirigida por Tudor Giurgiu y coprotagonizada por Ariadna Gil, Belén CuestaMihai Smarandache. 

Hablamos con él una mañana a principios de mayo. Las cifras más preocupantes de la pandemia han remitido pero aún seguimos confinados y esta llamada telefónica, los dos solos en nuestras casas después de días y semanas sin salir, sin hacer entrevistas o responderlas, se va extendiendo más allá de la promoción de sus últimos trabajos, convirtiéndose en un refugio en el refugio, en una forma de salir afuera cuando todos estamos obligados a permanecer dentro.

¿Cómo estás llevando la cuarentena?

Lo estoy llevando. Ahora  inmerso en este día nublado que es triste, melancólico y nostálgico pero a la vez invita a quedarse en casa. Si hiciese sol saldría a hacer la compra alargando el viaje al supermercado. Por un lado, es ensordecedor el ruido que llega de fuera y, por otro, es un tiempo suave. Un tiempo en que se están redefiniendo las relaciones sociales. Por ejemplo, en mi caso he estrechado lazos con mis vecinos, a los que antes de esto casi no conocía. Durante la cuarentena nos hemos estado intercambiando comida. Yo les pasaba un bizcocho muy bueno que hago y ellos un arroz al horno. Es que vivir solo esta cuarentena es muy duro. Mis vecinos han sido una válvula de escape y una salvación.

Estás en casa pero muy activo haciendo Informe lejía y la película de Juan Cavestany Madrid, interior.

Sí. Es verdad que en esta cuarentena he participado en el Teatro confinado del Teatro de la Abadía con Informe lejía, a través de la plataforma Zoom, en un intento de hacer algo humorístico y de reflexionar sobre cosas que veo que pasan en las redes sociales. Me burlo del enganche que tenemos con el móvil, con las plataformas, con ese simulacro de la realidad que presentamos en las redes sociales. Es ego puro. Yo lo único que cuelgo en redes son mis videos de payaso, que es un personaje que me salva. Por otro lado, está Madrid Interior, la película de Juan Cavestany que surgió cuando empezamos a mandarnos videos y comentarios mientras estábamos confinados. Tiene la mirada poética de Juan y creo que en el futuro nos servirá para recuperar la memoria de este tiempo.

¿El Teatro confinado es teatro?

No lo es. Es una acción. Cuando vas al teatro vas a ver un desborde de vida. Vas a ver un oficiante que es el actor poseído. Y contra eso no puede competir ni el cine ni la televisión. Hablaba con una compañera tuya que igual la recuperación del teatro después de esta crisis pasa por volver a hacer el teatro de calle, por recuperar la confianza de los espectadores de esta manera. El virus no va a acabar con el teatro, necesitamos que nos sigan contando historias.

Esto te pilló en Alicante, camino de un bolo de Los Mariachis, de Pablo Remón.

Sí. Me quedé varado en Alicante quince días y con fiebre. Pablo Remón es de los mejores dramaturgos ahora mismo. Ahora está nominado a los Max por Los Mariachis precisamente. Es maravilloso. Quiero llamarle para saber qué visión tiene de esto porque de pronto sale con ideas muy interesantes.

¿Qué te interesó de Parking?

Me parece que cae en un momento oportuno porque habla de gente que intenta sobrevivir. Me gusta y me emociona porque habla del primer amor y nos propone indagar en las emociones. Y ayer volviendo a verla me pareció que habla de España, de los espacios de España. Por otra parte, son cuatro personajes con una enorme dificultad en sus interiores. Es un inmigrante que viene a un país muy rico culturalmente buscando ilusión y acaba atrapado en un parking trabajando de vigilante.

¿Cómo describirías tu personaje?

Es el jefe del protagonista, un hombre con ojos adolescentes. El español embaucador, pícaro, pero que te cae bien. Creo que ese personaje habla de parte de nuestra cultura. Somos seres con mucha imaginación, con una luz ilusoria, quizás porque el exterior es muy precario.

Da la sensación de que actúas como vives, de que el teatro es tu forma de vida.

A mí el teatro me ha salvado la vida literalmente. Y me la sigue salvando. El teatro me salva del miedo. Yo me pongo la nariz de payaso y estoy salvado. El viaje o parte de esta hermosura que es vivir consiste en disfrutar. Y yo disfruto mucho riéndome. Fui un chaval con una adolescencia muy cabrona que consiguió burlarse de todo esto riéndose. Igualmente te digo que yo hago terapia de grupo, escritura expresiva. El teatro me salva pero yo a mi oficio lo cuido también. Como me dijo mi terapeuta una vez es sacar la ropa del armario y volver a colocarla otra vez.

¿Cuándo descubriste el teatro?

Yo era un tipo con dificultades, con problemas en la adolescencia, y el teatro apareció por azar en mi pueblo. Me di cuenta de que podía hacer un personaje de Valle-Inclán. Me metí en la casa de cultura y entendí enseguida que me hacía bien. Conocía y admiraba a los actores de esa época, del cine de Berlanga, etc., y poco a poco quise hacer lo mismo que ellos. Es un juego infinito. Puedo inventarme, travestirme... No sé por qué en las escuelas no se enseña, con ese poder sanador que tiene. Luego me vine a Madrid, a la Escuela de Cristina Rota, nos conocimos los Animalario y llegaron los primeros contratos.

¿Cómo era la escuela de Cristina Rota?

Lo bueno de las escuelas es sobre todo la gente que encuentras. Cristina Rota ejerció de comadrona. Muchos nacimos de esa escuela, teníamos los mismos referentes, el mismo humor y un mismo amor por el oficio de actor. Entre todos construimos un buen andamiaje actoral. Fue una época maravillosa. Nos juntó Alberto Sanjuan, un tipo que es un motor, para hacer las primeras funciones. Mientras tanto también estuve en el estanque Retiro haciendo títeres y como payaso.

¿Ese teatro de calle te tiene que curtir para cualquier cosa? 

Nosotros salíamos de la escuela y queríamos actuar pero no sabíamos cómo empezar. Así que nos íbamos al Retiro y formábamos un corro con la gente, hacíamos títeres de guante y construíamos los guiones y los textos sobre la marcha. El Retiro de aquellos años estaba plagado de artistas, titiriteros, actores, malabaristas... Era un lugar de paso de artistas que iban de camino a otros lugares. Argentinos que iban a Asia, pasaban por allí y ganaban un dinero pasando la gorra. Por esa época también monté el Teatro del Zurdo, compañía con la que hicimos muchos festivales de teatro de calle.

¿Cómo entraste en el cine?

Con David Serrano en Días de fútbol. Luego conocí a Juan Cavestany. Y llegaron proyectos como Magical Girl gracias a El Señor, que Vermut vio en una proyección que hicimos en el Café Moderno. Allí nos conocimos y me pidió que hiciese ese personaje sin castings. El personaje, de hecho, se llama Luis.

¿Cómo es Carlos Vermut en las distancias cortas?

Carlos Vermut sabe escuchar y tiene una gran capacidad para dibujar esa atmósfera y esos personajes de extrarradio que aparecen en Magical Girl.

Eres uno de los grandes actores de reparto de este país (Días de fútbol, Los 2 lados de la cama, De tu ventana a la mía, Mientras dure la guerra...). ¿Qué es lo que más te gusta de estos papeles?

Me gustan mucho las carreteras secundarias, son más entretenidas y son más singulares, con más recovecos. Tienen un trabajo considerable. Por ejemplo, mi personaje en Parking, lo construí a base de muchos matices en la forma de moverse, de mirar. En esta película los personajes secundarios tienen un peso importante.

¿Qué trabajos de tu carrera cinematográfica han sido importantes?

Todos, aunque hay algunos que tienen una luz especial. El Señor, Magical Girl, Parking… Lo de la carrera del actor es algo que no termino de entender. Recuerdo que fue algo que aprendí pronto, me lo enseñó Miguel Rellán. Yo siempre me he sentido como mi abuelo, que era labrador. Primero sembraba y luego recogía. Sí que me han echado mucho para atrás los premios, las alfombras rojas. Esa parte del oficio de actor es en la que menos cómodo me siento.

Repasando tu imdB da la sensación de que has hecho de todo. Desde Gente en sitios, de Cavestany, hasta Alta mar, la serie de Netflix Y hasta has protagonizado el anuncio de la Lotería de 2018.

Es verdad que he hecho de todo. He llegado a trabajar de regidor en Furor, animando al público y los invitados.

Incluso de payaso en el cumpleaños de las hijas de Ana Mato.  

Estábamos trabajando en el Retiro y se nos acercó una mujer para contratarnos como payasos en un cumpleaños. Luego resultó que las niñas del cumpleaños eran las hijas de la exministra Ana Mato y cuando se destapó toda la trama Gürtel apareció la factura que nos habían pagado, así que nos tocó declarar ante la Audiencia Nacional. Todo lo que vino después fue muy grotesco, como una película de Berlanga. Me llamaban de todos lados para contarlo y algunos medios se refirieron a mí como ‘el payaso de la Gürtel. Yo decidí no hablar del tema porque en el fondo es solo una anécdota, no tiene más importancia. Sí que lo menciono en mi monólogo El minuto del payaso, cuando digo que soy el payaso del cumpleaños de los hijos de Ana Mato y la gente se ríe pensando que es un chiste que se me acaba de ocurrir.

¿Te gustaría dirigir?

El otro día estaba viendo My Mexican Bretzel, que me conmovió mucho, y pensé que me gustaría. Juan y yo tenemos la intención de hacer una continuación de El Señor. Con Juan me gustaría hacer algo porque siento todo lo que hace muy cercano. Algo que fuese muy libre.

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