Los vigilantes de los Oscar

Saben los nombres de los ganadores antes que nadie... Pero jamás conseguirás que te los digan. Los notarios Rick Rosas y Brian Cullinan custodian los secretos de la gala.
Los vigilantes de los Oscar
Los vigilantes de los Oscar
Los vigilantes de los Oscar

Confesémoslo: si hay un motivo para ver la gala de los Oscar (aparte del morbo por los posibles tropiezos, o el mero amor al espectáculo) ese es el suspense. Resulta irónico, de hecho, que Alfred Hitchcock tuviese que esperar al premio honorífico, dado que los Premios de la Academia basan buena parte de su atractivo en esos mecanismos que él conocía tan bien. Hasta que no se abre el sobrecito de marras, dando paso al "And the Oscar goes to..." y al (con suerte, breve) discurso del ganador o ganadora, nadie en el mundo sabe quiénes son los ganadores del 'hombrecito' de turno, por muy alta que sea su posición en la industria del cine. Pero, un momento: ¿estamos seguros de que esos nombres no los conoce nadie?

En realidad, sí hay gente que está en el secreto. En concreto, dos personas llamadas Rick Rosas y Brian Cullinan. Se trata de notarios pertenecientes a la firma PriceWaterhouseCoopers (encargada de los aspectos legales de los Oscar desde 1935) que ostentan el cargo de balloting leaders. Es decir, de responsables del recuento de votos.

En previsión de que algún cinemaníaco se esté planteando un secuestro o similar, avisamos de que estos dos profesionales aún no saben quiénes se llevaran los trofeos de este año: siguiendo una agenda marcada por la tradición, el dúo comenzó a supervisar el conteo ayer miércoles, y sólo llegará a los resultados definitivos mañana, viernes 28 de febrero. Previamente, se han encargado de recoger las papeletas, algo que puede ser algo desesperante porque, por lo visto, entre los miembros de la Academia abundan los tardones que las entregan a última hora.

Rosas, un veterano con 12 años en el puesto, y su novato compañero Cullinan (quien reemplaza este año como balloting leader al retirado Brad Oltmanns) realizan la operación en un lugar secreto que, según insinúa esta entrevista para Vanity Fair, se halla en las profundidades de la sede de Price Waterhouse Cooper en Los Ángeles. Y lo hacen a mano, acompañados por cuatro ayudantes.

Por supuesto, los resultados del recuento permanecen en el más estricto secreto: una vez que hayan sumado los votos, los dos notarios no podrán revelar los nombres de los ganadores ni siquiera a los miembros de sus familias. Algo que debe ser difícil, porque su posición como vigilantes de los Oscar les obliga a memorizar el palmarés completo, para así resolver los posibles despistes que puedan tener lugar durante la gala. Intenta tú memorizar todos los triunfadores en los premios del año pasado, y verás lo que supone eso. Sí, el de Mejor Cortometraje Documental también.

Cuando por fin llegue el domingo, se pondrá en marcha un dispositivo digno de una película policíaca: siguiendo rutas separadas, y secretas, Cullinan y Rosas se dirigirán al Teatro Dolby escoltados por guardaespaldas. Cada uno de ellos llevará consigo un maletín (ignoramos si esposado a la muñeca) que contendrá los sobres con los nombres de los ganadores.

Una vez iniciada la gala, su trabajo no acabará: los notarios tienen la obligación de permanecer de pie entre las bambalinas hasta el final de la ceremonia, custodiando los resultados. Según dice él mismo, Rick Rosas tiene la costumbre de apostarse siempre en el lado izquierdo del escenario, así que a Brian Cullinan le tocará pasar su primera noche de los Oscar situado a la derecha.

Por supuesto, ese deber les hace cruzarse con los actores que presentan los premios, algunos de los cuales también están nominados. Dichos encuentros pueden llevar a situaciones complicadas, como cierto encuentro particularmente tenso entre Rick Rosas y Russell Crowe (nominado, pero no ganador, por Una mente maravillosa) durante la gala de 2001: "Tenía miedo de que me pusiera los ojos de Gladiator", cuenta el notario.

Por lo visto, las pullas y los chistes a costa de los dos vigilantes son una costumbre en el backstage de la gala. "Los peores son los comediantes, porque nos ven como presas fáciles", explicó Rosas a Vanity Fair antes de mencionar, como quien no quiere la cosa, a Frank Black y Robin Williams. No es por nada, pero este año la llevan clara: uno de los presentadores designados por la Academia es un tal Bill Murray...

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