Los rodajes más locos en los que Hollywood transformó España

Repasamos algunos de los rodajes en los que Hollywood convirtió los paisajes españoles en escenarios tan lejanos como Grecia o la ficticia Cimmeria
Los rodajes más locos en los que Hollywood transformó España
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Los rodajes más locos en los que Hollywood transformó España

Si estos días sales a la calle y te encuentras con la mismísima Sarah Connor perseguida por un T-800 enviado por Skynet, no, no estás dentro del nuevo videoclip de Ojete Calor, algo que hasta hoy parecería lo más probable.

Lo más probable es que te hayas topado de bruces con el rodaje de la nueva entrega de Terminator, que acaba de transformar algunas zonas de Madrid en calles mexicanas y que se espera que en breve viaje a otras latitudes de la Península Ibérica.

Sin embargo, esta no es la primera vez que Hollywood se planta en nuestro país para ponerlo patas arriba y convertirlo en otros escenarios. Aquí algunos de los más divertidos, aunque si uno busca, sale de todo (y no, no vamos a recordar el de la secuela de Los Siete Magníficos en Alicante)

Madrid es Moscú y Soria, la estepa rusa en Doctor Zhivago

La historia es de sobra conocida pero no por ello deja de impresionar. En plenos años 60, con la plenitud del Imperio Bronston en España (que había hecho cosas como convertir Las Rozas en el escenario de 55 días en Pekín), el país terminó convirtiéndose en escenario habitual de Hollywood. En mitad de esas superproducciones, aterrizó Doctor Zhivago, la gran superproducción comandada por David Lean que se rodaría casi por completo entre la Comunidad de Madrid y la Provicia de Soria.

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El equipo de Lean construyó en Madrid el Moscú bolchevique, centrando la mayor parte en la zona de Canillas (muy cerquita de lo que estos días ha sido una de las localizaciones de Terminator) y de hecho, hasta hace un par de décadas todavía podían verse en la calle restos de las vías del tranvía que salía en una de las escenas más famosas de la cinta. Aquí sucedió la anécdota más repetida de la historia de los rodajes españoles y que aunque hoy día sirva para reírnos, a más de uno seguro que le costó pasar más de una noche arrestado: Cuando en la película aparecen cientos de extras cantando la Internacional, más de un pobre vecino de la zona salió al balcón gritando de alegría porque pensaban que había muerto Francisco Franco.

En Soria, por su parte, el equipo de arte también sufrió lo suyo, puesto que una de las razones de elegir la provincia eran las nevadas pero por contra, aquel año no cayó ni un copo de nieve, con lo que tuvieron que recurrir a simular la nieve. Algunas de las localizaciones que usaron fueron Cañuelo de Soria, Candilichera, Ólvega de Moncayo, Villar del Campo y el Pantano de la Cuerda del Pozo .

Jason Bourne se va a Grecia pero no sale de Tenerife

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Uno de los casos más recientes y con el que hay que descubrirse ante la política de ayudas al cine del gobierno canario. Cuando hace un par de años todo el mundo alucinaba con una de las primeras secuencias de Jason Bourne, la quinta entrega de la franquicia, aquella en la que el superagente se veía metido en una persecución por una Atenas que cual Neo Tokio estaba a punto de E·X·P·L·O·T·A·R, lo que de verdad estaban contemplando eran calles de Tenerife que el equipo de Paul Greengrass había maquillado para la ocasión.

Eso sí, si uno está atento a los vertiginosos planos de Greengrass, reconocerá un luminoso de Tabacalera al fondo de una calle, recordándonos que aquello estaba más cerca de lo que pensábamos. Y como bola extra recordaremos que esta no era la primera vez que el agente pasaba por aquí, camuflando paisajes españoles, ya que en El ultimátum de Bourne, Matt Damon se dejaba caer por la calle Virgen de los Peligros de Madrid para rodar la pequeña escena que transcurría en la ciudad, pero aprovechando para rodar por la capital otras partes de la película que luego serían otras ciudades en la ficción.

Guadix se convierte en el Iskenderum de Indiana Jones

Si hay un lugar de toda la geografía española que tiene que ver con el cine ese es Almería, desde todo tipo de westerns de coproducción (eso incluye obras maestras como La muerte tenía un precioa la reciente Assassin's Creed, pasando por títulos como Lawrence de Arabia o Simbad y el ojo del tigre, el único desierto en suelo europeo se ha convertido en uno de los escenarios favoritos de Hollywood.

Así, a finales de los años ochenta, el mismísimo Steven Spielberg pasó por la provincia andaluza para que Indiana Jones y la última cruzada se rodara en lugares como el claustro de la Escuela de Artes y Oficios,  la Alcazaba y la calle Almanzor de Almería, pero también para que la Playa de Monsul en Cabo de Gata quedara inmortalizada como uno de los lugares más famosos de toda la saga.

También por Andalucía, el equipo usó la estación de trenes de Guadix, en Granada, para recrear la Iskenderum de la que se habla en la película. Cuenta la leyenda -que seguro no tiene nada de cierta- que en el plano que podemos ver a continuación se coló un hombre del pueblo que, eso sí que es verdad, no tiene mucha pinta de árabe.

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No diga Cimmeria, diga España

Y hablando de leyendas y anécdotas raras, el siguiente rodaje contiene la que se llevará el premio gordo. Contar a estas alturas que Conan, el bárbaro se rodó en España es tan poco novedoso como explicar que el niño que hace la versión infantil de Schwarzenegger no es otro que nuestro querido Jorge Sanz, ¿Verdad?

En los primeros años 80, John Milius y Schwarzenegger llegaban a España para convertir media piel de toro en la Cimmeria imaginada por Robert E. Howard. La Ciudad Encantada de Cuenca; Montos de Valsaín, en Segovia; la Sierra de Madrid o Las Dunas de Cabo de Gata, la Cueva de Roque o el Peñón de Bernal, todo ello en Almería, sirvieron, entre otros lugares, para tejer la fábula de Milius. De hecho, en una de las escenas en que Conan aparece con la cara pintada, puede verse el famoso Índalo que representa a Almería, el cuál "coló" el famoso maquillador José Antonio Sánchez como tributo a la región.

Los rodajes más locos en los que Hollywood transformó España

Cuenta la leyenda (negrísima y nunca confirmada) que mientras el equipo rodaba en España, tuvo lugar el Golpe de Espado del 23 de febrero de 1981. Cuando el equipo de producción, asustados por los efectos que eso pudiera tener en el rodaje de toda una superproducción, le contó a John Milius que los militares estaban tomando el control del país, el cineasta, que siempre se había proclamado conservador y militarista, lejos de entrar en pánico, decidió que había que celebrarlo poniendo champán en el catering.

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