'Los miserables': violencia policial a las afueras de París

Cosette, la protagonista de la novela Los miserables, de Victor Hugo, fue abandonada en la barriada de Montfermeil, maltratada por los Thénardier, en la miseria, hasta que fue rescatada por Jean Valjean y conoció el París rico. Los personajes de la película del director Ladj Ly, titulada Los miserables precisamente “como un guiño a Cosette” (“Es una historia que nos cuentan siempre de niños”, dice), en cambio, no corren la misma suerte. Naces en Montfermeil, creces allí y es muy difícil abandonar ese lugar, aún hoy, barrio pobre de la capital francesa. “Un siglo y medio después de la novela de Victor Hugo todo sigue igual”, subraya Ly.

Él lo sabe bien. “No he salido de ahí. Sigo ahí, crecí ahí y vivo ahí”, dice. No es muy habitual que tu primer largometraje debute en la competición por la Palma de Oro; mucho menos ganar el Premio del Jurado en el festival y ser la candidata francesa a los Oscar. Aunque la condición de ópera prima de Los miserables debe matizarse con el corto homónimo que aquí expande, la codirección de un documental muy visto en Francia como A viva voz (2016) y años de trabajo dentro del colectivo audiovisual Kourtrajmé en compañía de Romain Gavras y Kim Chapiron, donde se dedican a promocionar el cine y la creación cinematográfica como herramienta identitaria en los barrios marginales de inmigrantes.

Los miserables es un proyecto completamente enraizado en la experiencia Kourtrajmé y la vida en los suburbios o banlieues parisinas. En los documentales 365 jours à Clichy-Montfermeil (2005) y Go Fast Connection (2008) Ly trató el asunto de los disturbios de 2005 y su plasmación en el lenguaje mediático, mientras que aquí se acerca a Montfermeil –donde Victor Hugo escribió su novela sobre el contrato social hace siglo y medio– para ambientar un thriller pegado al cogote de una patrulla policial que repasa todos los tópicos del género apuntándose a la estética documental y el tono de confrontación agresiva propios de los videoclips de Gavras.

Está inspirada “en la calle, en la realidad”. “Eso es lo que vivo, lo que mis amigos viven o lo que la gente de mi barrio vive”, insiste Ly. Aunque le intenten buscar referencias en el ritmo de las películas americanas, Ladj Ly admite no ser un cinéfilo: “Como mucho habré visto Training Day, o las pelis de Spike Lee”. E, insiste, su única inspiración ha sido la realidad hasta el punto de que uno de los protagonistas, Buzz, detonante del conflicto porque graba una pelea con su dron, es, precisamente, su hijo, Al-Hassan Ly. “Y es un personaje un poco basado en mí”, dice, para después admitir que si alguna película le ha marcado y le ha llevado hasta aquí es El odio, de Matthieu Kassovitz. “Se estrenó hace 25 años y hablaba de la violencia policial; Los miserables habla de nuevo de lo mismo”, se detiene. “Así que no creo que haya habido muchos cambios’’.