Los autocines de EE UU, al borde de la extinción

Hace algo más de 80 años, el 6 de junio de 1933, un grupo de ciudadanos de Camden (Nueva Jersey) pagó la módica cantidad de 4 euros, ajustados a la inflación, para poder ver la película inglesa Two White Arms sin necesidad de bajarse de sus coches. Como te estarás imaginando si has visto Grease o Rebeldes, la cosa prosperó, y los autocines (o drive-in) pasaron a convertirse en una institución para la vida cinéfila de EE UU.

Sin embargo, este formato tan entrañable y tan exótico para los europeos corre un serio peligro en su octogésimo aniversario: de los más de 4.000 locales de este tipo que operaban durante los 50 y los 60, ahora sólo quedan 368, y la crisis económica y el auge de la proyección digital amenazan con hacerlos desaparecer. Actualizar la infraestructura de estos locales sale caro, y se estima que ese dispendio (cerca de 60.000 euros) llevará a la quiebra a la mayoría en los próximos tres meses.

Por eso, una iniciativa como Project Drive-In resulta muy alentadora. No estamos hablando de una suscripción popular, eso sí, sino de una campaña de donativos patrocinada por la multinacional japonesa Honda. Esta empresa automovilísitca se compromete a donar cinco proyectores digitales a otros tantos autocines, que serán elegidos por votación en la web www.projectdrivein.com. Además de salvarse del cierre, los locales agraciados llevarán a cabo otros tantos preestrenos exclusivos de Lluvia de albóndigas 2. Y, para terminar, el dinero recaudado se repartirá entre el resto de drive-in que todavía quedan abiertos.

A continuación, os ofrecemos un anuncio (en inglés) que puede resultar algo sentimental, pero que también da buenas razones al público estadounidense para evitar que los autocines desaparezcan. Recordemos, para terminar, que algunas salas españolas han respondido a los costes de la digitalización con campañas tan provechosas para ellas como para su clientela.

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