Los 10 plagios más cutres de 'Alien'

En el espacio, nadie puede oír tus 'fusilamientos' de serie B: ahora que el tráiler de 'Prometheus' nos ha puesto las pilas, recordamos esas películas algo más que inspiradas en las criaturas xenomorfas que inundaron los videoclubs de los 80. Por YAGO GARCÍA
Los 10 plagios más cutres de 'Alien'
Los 10 plagios más cutres de 'Alien'
Los 10 plagios más cutres de 'Alien'

Mira este Ridley Scott, qué listo que es: tras un par de años afirmando que Prometheus no iba a ser exactamente una precuela de Alien, el octavo pasajero, que su conexión con la saga de la teniente Ripley era, cuanto menos, difusa, y que el guionista Damon Lindelof había hecho lo posible para evitar que la historia se repitiera... Resulta que, cuando por fin podemos ver el tráiler (y tras los tráilers del tráiler), la película respeta incluso el diseño de créditos del original, con esas letras que van formándose poco a poco, y que a la astronave en cuyo interior pululan Michael Fassbender, Rooney Mara y Charlize Theron sólo le falta un rótulo que ponga "Nostromo".

Pese a tanto jugar al despiste, hemos de decir que no culpamos a Scott: el cineasta británico sabe lo que hace, porque además de una obra rompedora que cambió el cine de ciencia-ficción, Alien es una de las películas más plagiadas de la historia. Tras su estreno en 1979, y durante la práctica totalidad de los 80 (y casi que también de los 90) los más selectos videoclubs de barrio y cines de sesión contínua se vieron invadidos por una oleada de filmes llenos de astronautas en peligro, criaturas xenomorfas de saldo y chicas duras con el pelazo de Sigourney Weaver. ¿No te lo crees? Pues échale un vistazo a este repaso... Y ten en cuenta que nos hemos quedado cortos.

Alien-2 (1980)

Tan solo un año después de que Ridley Scott precipitase a la tripulación de la Nostromo al terror xenomorfo, la (entonces) muy prolífica industria de la serie B italiana demostraba su infinita capacidad para el plagio. El parecido de esta supuesta secuela, emparentable con Terminator-2 (pero no la de James Cameron, sino la de Bruno Mattei), es pura coincidencia: está ambientada en el presente, cambia a los astronautas por mineros y añade una ración de telepatía para alegrar el cóctel. Eso sí: ateniéndose al principio de "a mal Cristo, mucha sangre", el director Sam Cromwell (es decir, Ciro Ippolito) incluye copiosas cantidades de gore.

Inseminoid (1980)

Desde Gran Bretaña, la patria de Ridley Scott, nos llega este ejemplo de cara dura y plagio sin contemplaciones. Porque, mientras Alien 2 buscaba atraer a los fans de Ripley y compañía mediante un título poco escrupuloso, este filme tiene tantos puntos en común con el Alien original que uno se pregunta si su director (Norman J. Warren, artesano del horror Made in UK) había tenido acceso al guión. Y es que aquí está todo: los astronautas muertos de asco, las antiguas ruinas galácticas, las formas poco ortodoxas de reproducción, y la chica dura y con recursos... Que acabará violada por el monstruo y dando a luz a su progenie. Eso es un cambio, admitámoslo.

Contamination (1980)

Dada la fecha de su aparición, y la cercanía de su estreno con Alien-2 e Inseminoid, uno puede deducir una conclusión de esta película (también denominada, para más INRI, Alien Contamination): muy bien tenía que estar Alien para generar tantos plagios en tan poco tiempo. Sólo que aquí la acción permanece en nuestro planeta y del ciclo vital de los xenomorfos sólo se mantienen los huevos, que son expulsados (vía rectal, se supone) por un astronauta recién llegado de Marte. El director Luigi Cozzi ya sabía del tema, porque entre sus títulos anteriores hallamos Star Crash, choque de galaxias, un despiadado rip-off de Star Wars con sables de luz, Christopher Plummer y David Hasselhoff.

La galaxia del terror (1981)

Algo rezagado, si tenemos en cuenta la celeridad de sus homólogos italianos y británicos, el ínclito Roger Corman también metió cucharada en la fiebre xenomorfa a través de su productora American International. Como Corman siempre ha sido un grande de lo suyo, eso sí, introdujo un toque de clase en referencia al clásico Planeta prohibido: en esta ocasión, los monstruos que devoran a los cosmonautas de turno (entre ellos, Robert Englund) no salen del tórax de nadie, sino que emanan de los miedos de sus víctimas. Por otra parte, el diseñador de producción del filme fue un tal James Cameron, que de xenomorfos sabe mucho... Y de plagios, dicen, también.

Parasite (1982)

Futuro currante del mercado 'directo a vídeo', el director Charles Band fusiló las premisas de Alien de forma bastante peculiar con este producto. Porque, además de cambiar ligeramente el arranque de la trama (en esta ocasión, el bicho es el producto de un experimento genético) y de hacer que su criatura emerja de la cara de sus víctimas, en lugar de partirles el costillar, Band rodó su filme en clamoroso 3D y contó como protagonista con una muy novata Demi Moore. De ahí al Oscar, está claro, no había más que un paso para la actriz.

Los nuevos extraterrestres (1983)nuevos_extraterrestres

En un informe como este, hay dos cosas que no podían faltar: uno es un filme español, y el otro un título firmado por el inefable Juan Piquer Simón, el hombre que nos dio Supersonic Man y Mil gritos tiene la noche. Pero a cada uno lo suyo: Piquer Simón amaba el género y lo cultivaba con pasión, así que se le cayó la cara al suelo cuando sus productores le exigieron que el filme tuviese referencias a E. T. el extraterrestre. De este modo, hay un bicho bueno (con el sonrojante apodo de 'Trompi') que se hace amigo del hijo de Concha Cuetos (Farmacia de guardia), mientras que uno de sus hermanitos es el que se dedica a masacrar y desmembrar.

Xtro (1983)

Ahora toca renunciar un poco a la mala leche y admitirlo: para ser otro ejemplo de serie B británica, Xtro no está nada mal, manteniendo considerables dosis de mal rollo e incorporando elementos originales a la trama. Ahora bien: la historia de un bicho de otro planeta que se reproduce introduciéndose en el cuerpo de sus víctimas (y emergiendo de ellas con la usual explosión de casquería) ya estaba pedida cuando se estrenó este filme, y sospechamos que su autor Harry B. Davenport era más que consciente de ello. Eso sí, a la secuela Xtro 2: el segundo encuentro (1991) no hay por donde cogerla, y no vale la pena recordarla ni en una exhibición de cutrez como esta.

Creature (1985)

¿Qué le pondrías delante a una criatura xenomorfa para que saliese pitando, loca de terror? Está claro: a Klaus Kinski. Además de actor fetiche de Werner Herzog, y uno de los intérpretes más dementes que jamás han pisado un plató, el insigne alemán era habitual de las producciones de serie B, más que nada para pagar los gastos de su desaforado tren de vida. Los astronautas que protagonizan este filme de William Malone (futuro autor de Miedo punto com) parecen tenerle más miedo a Kinski que al bicho de turno, algo que sinceramente entendemos viendo cómo le queda el traje espacial. Si quieres ver un filme similar, pero sin señores prusianos poniendo caras raras, te recomendamos Star Crystal (1986).

Lifeforce - Fuerza vital (1985)

De manos de Cannon Group, la productora habitual de Chuck Norris, y del autor de La matanza de Texas, Tobe Hooper, encontramos este plagio xenomorfo, que destaca sobre sus congéneres al introducir una pequeña innovación. Porque aquí se mantienen algunas de las premisas básicas del alienerío, como el hallazgo de una bestia asesina en el espacio profundo, pero en lugar de una criatura babeante los héroes de turno encuentran... ¡Vampiros! O, para ser más exactos, a una sensual vampiresa galáctica con las curvas de Mathilda May. Puestos a copiar ideas ajenas, al menos copiémoslas de una forma sexy, debieron pensar.

Lilly C.A.T (1987)

Sus fans españoles nos odiarán por decir esto, pero cuando de fusilar filmes de éxito se trata, los profesionales del anime nipón no tienen nada que envidiarle a los productores occidentales. Sólo que dichos plagios se llevan a cabo con su habitual desmesura: además de la habitual premisa xenomorfa (bicho interestelar que devora a los tripulantesde una nave), aquí encontramos referencias a La Cosa de John Carpenter, y también a La línea de sombra, el relato marinero de Joseph Conrad que inspiró el guión de Alien: en esta ocasión, el origen de los monstruos es un virus mortal que convierte a sus víctimas en aberraciones cósmicas.

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